Uno de los grandes problemas de los sistemas sanitarios, como se ha visto con la crisis del coronavirus, es la saturación. Esto no depende únicamente del número de camas por habitante —o por cada 100.000 habitantes, tal y como suele medirse—, sino también del número de profesionales médicos por habitante o la duración de las estancias hospitalarias, las cuales reducen en número real de camas disponibles, algo que es importante tener en cuenta en situaciones de emergencia sanitaria como pandemias y epidemias. Exceptuando el Sida (VIH) y la tuberculosis, todas las grandes epidemias y pandemias de la historia reciente han sido enfermedades del sistema respiratorio. Y por ello, es la ocupación de las camas hospitalarias por este tipo de enfermedades la que mayor riesgo tienen de colapsar los sistemas sanitarios en caso de un evento de contagios masivos.
Fuente: EON