El problema es que España se ha convertido de la noche a la mañana en el país del mundo que más teletrabaja y el resultado, como demuestra el estado mental de muchos padres y madres, es catastrófico. Las jornadas laborales comienzan en muchos casos con la salida del sol, antes de que los niños se levanten, y terminan a medianoche con los niños ya en la cama. La IV Encuesta Funcas sobre el coronavirus es demoledora: solo un 34% de los trabajadores querría seguir teletrabajando una vez termine esta crisis. Padres y madres llevan dos meses teletrabajando mientras hacen de profesores y cuidan del hogar, todo a la vez. Avisan: solo aguantan así hasta septiembre.Hay que trabajar, hacer de profesor a los hijos, luego entretenerles y mientras tanto cocinar y hacer las tareas del hogar. Para muchos, un ejercicio de paciencia infinita guiar a los niños con los deberes y no estallar cuando interrumpen 10 veces la jornada laboral. Por no hablar de quienes están obligados a salir de casa para trabajar.
Aunque se pueda considerar erróneamente que los pueden teletrabajar son los afortunados, otros muchas madres y padres están obligados a salir a trabajar cada día, y en las próximas semanas las empresas empezarán a exigir a sus empleados que ahora están en casa ir regresando a sus puestos. La única alternativa es dejar a los niños solos y hay madres que tendrán que pedir reducción de jornada o directamente abandonar el mercado laboral.
Entre las empresas más responsables se ha implantado una escala de tres categorías para ir regresando al trabajo. El grupo 1, formado por trabajadores sin cargas familiares ni factores de riesgo, que pueden regresar en cuanto sea necesario, y luego los grupos 2 y 3 donde se incluye a la población de riesgo por edad o por enfermedades crónicas, y por supuesto a los padres y madres con hijos en edad escolar, que no regresarían a su puesto de trabajo hasta septiembre.
Septiembre es la luz al final del túnel, la fecha en que podrían reabrir las escuelas. Si algo tienen claro familias y empresas, es que septiembre es la fecha límite para volver a la normalidad familiar y laboral: los padres, porque caerían por el precipicio del ataque de ansiedad o porque directamente tendrían que abandonar su empleo, y las empresas, porque no quieren seguir por más tiempo con un caos absoluto en sus plantillas debido a que los centros educativos están cerrados.
Fuentes del Gobierno aseguran que ya ha empezado apensar en la fórmula para afrontar esta cuestión social, aunque apuntan que todavíatardará “semanas” en perfilarse. Entre las posibilidades, está: crear una prestación para que los progenitores sigan en casa o dar un cheque para pagar un cuidador o para financiar actividades infantiles que, no siendo el colegio, los mantuviera fuera de casa ocupados y cuidados en horario laboral..
La primera consistiría en recuperar una prestación que estuvo a punto de ser aprobada antes de decretarse el estado de alarma pero que fue arrollada por la pandemia. El ministro Escrivá, se quedó a punto de llevar al Consejo de Ministros la creación de una prestación para cubrir el salario de padres o madres que se quedaran en casa a cuidar de sus hijos, a los que entonces les acababan de cerrar los colegios. Sería asimilar a una baja de maternidad/paternidad aunque nunca llegó a precisarse que cobertura tendría, si del 100% del sueldo o menos. Fuentes del ministerio afirman que de momento no está decidido que vaya a ser esta la solución pero no tienen inconveniente en reactivar la propuesta en cuanto se solicite.
La otra opción sería una especie de “subsidio” que se parece a los cheque que desde el principio de la pandemia entregó Italia a las familias para que pudieran contratar cuidadores, En ese caso, buena parte de la competencia sería de Hacienda, perofuentes de este Ministerio han indicado este jueves que no es algo que se esté estudiando en este momento y Hacienda no prevé este gasto.
También se apunta otra alternativa, aún más difusa todavía: que sean las comunidades autónomaslas que financien modos de conciliación con elfondo especial de 16.000 millones que va a habilitar el Ejecutivo central y que se van a empezar a repartir a partir de julio. En principio, es para financiar gasto sanitario y social, así como para compensar a los gobiernos autonómicos por la caída de ingresos fiscales por el parón de la actividad económica.
En cualquier caso el Gobierno (o los gobiernos autonómicos) ha de buscar una solución para que vayan los niños al colegio, sea separándolos, desinfectando, lo que sea, pues mantener a los empleados cuesta dinero y las empresas dicen que no pueden cargar sobre su rendimiento empresarial ese problema.