Con este informe, el Consejo Económico y Social (CES) pretende estimular la reflexión y la evaluación sobre la situación y perspectivas del SAAD (Sistema de promoción de la Autonomía Personal y Atención a la Dependencia) en un momento que parece especialmente oportuno, transcurridos ya más de catorce años desde su creación y una vez culminada la incorporación gradual de los distintos niveles de personas dependientes. Tal reflexión resulta más necesaria que nunca tras un acontecimiento histórico como la pandemia por COVID-19, cuyos devastadores efectos en las personas en situación de dependencia marcarán sin duda un punto de inflexión en el SAAD.
El SAAD nació con el propósito, tal y como se recoge en la exposición de motivos de la Ley (Ley 39/2006, de 14 de diciembre), de «garantizar a los ciudadanos, y a las propias comunidades autónomas, un marco estable de recursos y servicios para la atención a la dependencia». Sin embargo, esta pretensión no ha conseguido alcanzarse plenamente por diversas circunstancias
Los pasos iniciales del SAAD tuvieron lugar en medio de previsiones ciertamente optimistas sobre el futuro de este pilar de la protección social, si bien se vieron truncadas durante el periodo de crisis económica. En los últimos años, y en paralelo al avance de la recuperación económica, el sistema comenzaría a dar muestras de mejora a partir de 2015. En 2018 se produjo la entrada al SAAD del último colectivo de potenciales destinatarios que quedaba por incorporarse, el de las personas con grado I de dependencia (leve). En 2019, en vísperas de la gran disrupción que supuso el impacto de la pandemia por coronavirus, el sistema continuaba dando muestras de leve mejoría, aun con importantes debilidades que no ayudaron a afrontar un reto de tamaña magnitud
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