Ni el optimismo habitual del Gobierno en materia de empleo ha podido enmascarar el batacazo del segundo mes del año. En concreto, y únicamente teniendo en cuenta los datos oficiales, estamos hablando de 4.008.789 personas registradas en el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), cifra no superada desde abril de 2016. Respecto a enero, el paro subió en 44.436 desempleados (+1,1%), su mayor alza en este mes desde el año 2013, cuando se incrementó en 59.444 personas. En términos interanuales, el resultado es todavía peor porque nuestro país sumó 762.742 parados más en el último año, lo que supone un crecimiento del 23,5%.
“El aumento del desempleo es una consecuencia del impacto en el ámbito laboral de las severas restricciones impuestas por la tercera ola de la pandemia” justificaba el Ministerio de Trabajo en su nota de prensa. En la rueda de prensa habitual el número dos de Yolanda Díaz, el inefable Joaquín Pérez Rey, lo achacaba también al interés de los ciudadanos en inscribirse al SEPE para cobrar ayudas estatales. “Hay más gente registrada en el registro porque es imprescindible para cobrar el IMV u otros subsidios de empleo“, aseguraba con absoluta desvergüenza. A propósito, cabe destacar que apenas se han concedido el 20% del más de un millón de solicitudes del IMV que se tramitaron desde el mes de junio pasado .
LA COCINA DEL SEPE
Desde finales de 2020 los ERTEs han roto su racha bajista debido a los cierres de hostelería y servicios que han llevado a cabo muchas CCAA y el número de personas que está en su casa sin trabajar y cobrando una prestación pública está subiendo. Ayer, 2 de febrero, también conocimos que esta cifra superó en febrero las 900.000 personas, aunque es posible que el Gobierno diga el mes que viene que al final eran más afectados porque, en los últimos tiempos, viene actualizando al alza estas cifras mes a mes. El Gobierno ha venido insistiendo mucho en que los ERTE “no son parados”, pero lo cierto es que el riesgo de su zombificación aumenta y quizás no puedan recuperar nunca sus puestos de trabajo.
Además, desde hace más de una década, el Gobierno decidió sacar de las listas del paro a todas las personas que estaban realizando algún cursillo del paro, que son los denominados “Demandantes de Empleo No Ocupados” (DENOs) y que en febrero eran 297.346. Tampoco cuentan como parados los demandantes de empleo con “disponibilidad limitada” o con “demanda de empleo específica”que son aquellos parados que indican en su solicitud de empleo condiciones especiales de trabajo como, por ejemplo, sólo trabajar con teletrabajo, trabajo con jornada inferior a 20 horas semanales o un empleo para un período inferior a 3 meses,…. En febrero, esta categoría ascendió a 408.853 personas.
Pero ahí no acaba todo. Si tenemos en cuenta que en febrero había más de 500.000 autónomos con el negocio cerrado y cobrando la prestación por cese de actividad, ya estamos hablando de 2 millones más que los 4 millones de parados contabilizado por el Gobierno.
