El cuidado de los hijos es uno de los principales obstáculos a los que las mujeres tienen que hacer frente en su carrera laboral. Por esta razón, en los últimos años los Gobiernos están apostando por potenciar el permiso paternal como una forma de combatir la brecha de género en el trabajo y en el hogar. Sin embargo, la mayoría de las veces son las madres las que continúan asumiendo la responsabilidad de cuidar a los hijos y, por tanto, las que hacen un uso mayor de los diferentes tipos de bajas que siguen al nacimiento de un niño: de todo el tiempo remunerado de permiso a compartir entre ambos progenitores disponible en la UE, las madres utilizan de media el 40% y los padres el 2%.
En concreto, son tres los tipos de baja para hacer frente al nacimiento de un niño: el permiso por maternidad, que puede comenzar a disfrutarse unos días antes del parto y normalmente cubre casi la totalidad del sueldo de la madre; el permiso por paternidad, que se puede disfrutar a partir del nacimiento del niño y simultanearse con el de la madre; y el permiso parental o por cuidado infantil, que se suele disfrutar a continuación del de maternidad o paternidad y generalmente se puede transferir entre los dos progenitores.
Según los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) de 2018, Estados Unidos es el único país de los 41 analizados que no contempla la posibilidad de que los padres de un recién nacido falten al trabajo a la vez que conservan su sueldo, aunque algunos estados como California o Washington, sí. Estonia, Eslovaquia y Finlandia sobresalen por la gran cantidad de semanas disponibles para la madre, que puede acumular hasta tres años de baja. Sin embargo, el padre apenas puede disfrutar de algunos días de permiso, algo que ocurre en la mayoría de países analizados y que evidencia la necesidad de avanzar en las legislaciones nacionales relativas al permiso parental.
Fuente: EOM
