El 2021, el esperado y publicitado como “el año de la recuperación” de la pandemia y anterior a los desastres de todo tipo achacados como excusa a la guerra de Ucrania, fue un año de crecimiento del 2 % con respecto de 2018, con sectores como el Comercio que decrecen un 2,3 %, o las Actividades Artísticas y recreativas, que disminuyen un 8,4 %, o las Actividades Financieras, que caen un 0,4 %.
El sector que más crece es la Administración Pública, que alcanza la cifra de 215.000 millones (un 18 % del PIB) y crece casi un 10 %, cinco veces más que la media. El siguiente sector en crecimiento es el de la Información y comunicaciones, que lo hace un 5,8 %. La Construcción sube un 5,2 %, y las Actividades Inmobiliarias, un 4,4 %. En definitiva, si quitamos el efecto de la inflación y no contamos con el efecto de la Administración Pública, estaríamos con un decrecimiento próximo al 1,5 %. Es decir, en el 2021 hemos retrocedido a 2017.
En el 2021, con respecto al 2019, tenemos un decrecimiento a precios de mercado del 3,4 %. Si deflactamos por la inflación, estaríamos muy cerca de decrecer un 6 %. Sólo crecen tres sectores: la Administración Pública, que lo hace un 5,2 %; las Actividades Financieras, que lo hacen un 2,3 %, y las Actividades Inmobiliarias, que lo hacen un 0,7 %. Si extraemos de la ecuación la Administración Pública, caemos un 5,1 %, que deflactado por la subida de precios, nos colocaría en una realidad en la que el decrecimiento real rondaría el 8 %. La verdad absoluta es que estamos en un PIB inferior a 2018.
La ministra Calviño ha perdido el sentido del ridículo y ya ni siquiera se ruboriza perdiendo el poco prestigio que le queda. No es que la vicepresidenta primera y ministra responsable de la política económica no acierte ni una, como podremos comprobar nuevamente antes del 30 de abril cuando tenga que revisar a la baja -por segundo año consecutivo- su previsión de crecimiento un 40 % desde el 7,0 % previsto en diciembre hasta poco más del 4,0 % como han señalado el Banco de España (4,5 %), la AIReF (4,3 %) o Funcas (4,2 %), situándonos a la cola de la recuperación económica.