Último Consejo de Ministros antes de las vacaciones, “pólvora del Rey”: gasto público y funcionarios.

El Gobierno da el pistoletazo de salida a los Presupuestos más caros de la historia, con un techo de gasto de 196.142 millones de euros.

 

El techo de gasto es esa barrera máxima  del gasto no financiero del Estado. El año pasado, en plena crisis del coronavirus, la limitación alcanzó las friolera de 196.097 millones de euros, lo que supuso un 50% más que la cifra del año anterior y un nivel nunca visto… hasta ahora. Así, en 2022, este indicador alcanzará los 196.142 millones de euros, una cifra ligeramente superior a la de un año antes. Como el Gobierno presume de “recuperación” económica, lo responsable hubiera sido empezar a reducir el gasto del Estado. El techo de gasto incluye los fondos europeos. Además, estas cuantías también incorporan las transferencias de los llamados gastos impropios de la Seguridad Social, una triquiñuela contable que finge reducir el déficit del sistema de pensiones, pero que consiste en cambiar unas partidas de una categoría a otra sin realizar ningún ajuste. En este caso el ingreso será de 18.396 millones de euros.

El plan será “llevar” el dinero público de las partidas sanitarias de 2020 a otros destinos sin concretar, pero que nada tienen que ver con la pandemia. Montero ha compartido rueda de prensa con la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, que ha abierto la puerta a sube el SMI antes de que acabe el año. Subir o no el SMI por encima de los 950 euros actuales venía enfrentando a Nadia Calviño y Yolanda Díaz en los últimos meses.

Otra de las partidas de gasto récord es el aumento de empleo público, al que el Gobierno va a sumar más de nuevas 30.000 plazas. Esta convocatoria, que supone elevar un 8,5% las 28.055 plazas convocadas el año pasado, será especialmente intensiva en áreas relacionadas con la ciencia, tecnología, ingenierías y matemáticas. La nueva oferta de empleo público, la subida del sueldo de los funcionarios, la de las pensiones y todo tipo de partidas electoralistas donde va a parar el dinero del contribuyente explican estas cifras nunca vistas hasta ahora.

El Ejecutivo también ha mantenido sus estimaciones sobre la tasa de paro, que se situará este año en el 15,2% a pesar de que todavía quedan unos 400.000 afectados por un ERTE que no se consideran parados en las estadísticas del SEPE y ayudan a maquillar las estadísticas.

Para 2022, las reglas fiscales siguen suspendidas, por lo que no habrá ni objetivos de deuda o déficit público, lo que supone obviar cualquier tipo de ortodoxia o responsabilidad en las cuentas del Estado. Aun así, la ministra de Hacienda se ha comprometido a mantener su previsión de déficit público, al augurar un agujero del 8,4% del PIB este año, y ha establecido una tasa de referencia de déficit del 5% en 2022. La ministra ha explicado que en dos años el déficit se habrá reducido más de un 50%.

Esta reducción del déficit sin reducir gasto solo puede llevarse a cabo por la vía de los impuestos. Así, Montero se encomienda a conseguir recaudación suficiente para cumplir sus cálculos y prevé que las arcas del Estado aumenten un 4,6% de recaudación, “la cantidad sobre la que se sustenta todo el andamiaje”, ha dicho.

España fue la economía más golpeada por la pandemia en 2020 y este año cerrará con el déficit más alto de toda Europa y, probablemente también, con la mayor tasa de paro. Además de para seguir ampliando el agujero del Estado, el aumento del empleo público podría maquillar las cifras de paro. Con la deuda pública superando la barrera del 125% del PIB, urge controlar los desequilibrios presupuestarios.

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