La abrumadora mayoría de quienes piden reducción de jornada, en un 95% de los casos, son mujeres. En España, solo 16.000 hombres están en esta categoría -el triple de los que había en 2005-, mientras que la cifra de mujeres oscila en torno a 300.000.
Que los hombres antepongan los niños o los padres al trabajo están mal visto socialmente, y eso tiene que cambiar. No dejamos de hablar del envejecimiento del país, de que no llegamos a pagar las pensiones, y luego resulta que el cuidado de los hijos es una labor exclusivamente femenina.
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