Las comparaciones suelen ser siempre odiosas. Alemania: el éxito de la canciller científica que encandila al mundo

Extracto:

Medio mundo mira a Berlín preguntándose qué ha hecho bien Alemania en esta crisis. El número de infecciones por coronavirus sigue creciendo —152.438— pero la maldita curva se ha aplanado y el sistema sanitario aguanta e incluso acoge a pacientes de otros países europeos. La cifra de muertos, 5.500, sigue siendo muy inferior a la de otros grandes países sin que la población haya estado confinada totalmente en ningún momento.

“El Gobierno lo ha hecho muy bien. DESDE EL PRINCIIO DIJERON LA VERDAD. [Angela] Merkel explicó que esto afectaría al 60% ó 70% de la población y entendimos que esto iba en serio y que había que mantener la distancia de seguridad”.

El Gobierno de Berlín rehúye posibles triunfalismos porque, según advirtió la canciller esta semana en el Bundestag: “No estamos en la fase final de esta crisis, estamos todavía al principio”.

Merkel, doctorada en Química Cuántica, recibe estos días alabanzas dentro y fuera de Alemania por su gestión. Fiel a su estilo, tardó en reaccionar. Cuando ya era evidente que el coronavirus era mucho más que una gripe cualquiera, en Berlín se seguían programando partidos de fútbol. Pero cuando por fin se dirigió a los ciudadanos, se ganó su confianza con un mensaje DIRECTO, SIN ADORNOS NI EXCESIVOS MIRAMIENTOS y apoyado en todo momento en la ciencia. Ella misma se sometió a una CUARENTENA VOLUNTARIA en casa tras haber estado en contacto con un médico que había dado positivo, predicando con el ejemplo. A mediados de marzo, se dirigió por televisión a la nación por primera vez en 14 años (aparte del tradicional mensaje navideño) para explicar que la covid-19 era el mayor reto para el país desde la Segunda Guerra Mundial.

LIMITAR LO MÁS POSIBLE LA RESTRICCIÓN DE LIBERTADES ha sido una de las premisas de Merkel

El Gobierno no se cansa de repetir que laPRECISIÓN es un elemento clave en esta crisis. La minuciosidad resulta especialmente importante para romper la cadena de contagios.

En el económico, la mayor economía europea cuenta con la gran ventaja de haber llegado a esta crisis tras casi una década de crecimiento ininterrumpido, a pesar del enfriamiento en los últimos meses. Haciendo caso omiso de la presión exterior, durante años, Berlín repetía que tras el endeudamiento masivo llegaría el día en el que hubiera una gran crisis.

Ese día ha llegado. La holgura fiscal les permite ahora disponer de una lluvia de millones —un paquete de 750.000 millones de euros, el bazuca, en palabras del ministro de Finanzas, Olaf Scholz— que empresarios, trabajadores y autónomos reciben como el maná capaz de apaciguar sus angustias existenciales en tiempos de incertidumbre global.

Los pequeños comercios, los autónomos, los jóvenes de las start-ups o los artistas disfrutan de entrada de una ayuda INMEDIATA de su región y del Gobierno.

En la UE piden a Alemania que aparque las reticencias nacionales y asuma un papel más decidido en este momento histórico, pero la potencia reticente no acaba de dar el paso. Para Francia puede que esta crisis sea una oportunidad para cambiar Europa, pero los alemanes tienen menos ambición estratégica y no se sienten cómodos en su papel de líderes

Berlín, fiel a su histórica aversión al endeudamiento, sigue oponiéndose a los eurobonos; es decir a una mutualización de la deuda, como instrumento para responder por los compromisos de otros socios comunitarios.

“Sigue habiendo desconfianza. Los alemanes no se acaban de fiar de qué van a hacer los otros países con nuestro dinero”, explican fuentes parlamentarias. “Pero sobre todo, es una cuestión de identidad histórica. Los alemanes están orgullosos de la cultura del no endeudamiento y temen que se diluya en manos de otros países que consideran que no se lo toman tan en serio”, piensa Techau. Además, si en los países del sur temen que la falta de financiación para la reconstrucción económica alimente a los populistas, en Alemania, el efecto es el contrario. Los políticos conservadores temen que en tiempos de crisis, abrir nuevas vías de financiación con los países del sur dé alas a la ultraderecha alemana.

Fuente: El Pais

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