La Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre nace caducada. Los datos que dio a conocer ayer el Instituto Nacional de Estadística (INE) no recogen el impacto real de la crisis del coronavirus en el mercado laboral, porque además de que el periodo de confinamiento de la segunda quincena de marzo queda diluido en la media trimestral, la cifra de parados no incluye ni a los afectados por expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) ni a los autónomos que han tenido que cesar su actividad y acogerse a la prestación extraordinaria.
Es la conclusión de varios informes que elevan la tasa de paro real hasta el entorno del 40%, frente al 14,4% que calcula el organismo estadístico estatal. Este desfase se produce tras incluir en sus previsiones a todos esos millones de trabajadores que oficialmente siguen contando como ocupados en las estadísticas, tanto en la EPA como en la afiliación a la Seguridad Social, porque su empleo está en suspenso temporalmente, pero están cobrando prestaciones de los servicios públicos de empleo estatal mientras dure esta situación eventual.
“Si sumamos a los actuales 3,7 millones de parados oficiales a finales de abril (los que están inscritos en las oficinas públicas de empleo), los 1,2 millones de autónomos que han solicitado la prestación por cese de actividad, y los 4 millones de trabajadores de empresas privadas que están cobrando prestaciones por desempleo por están incursos en ERTE, hablamos del entorno de 9 millones de parados”. Son los cálculos del director del Adecco Group Institute, Javier Blasco, que deja una reflexión impactante: el Estado sostiene ya los ‘sueldos’ de casi tantos trabajadores como pensionistas hay en España (8,9 millones).
“Las cifras reales hablan de una economía en clara recesión y de una enorme pérdida de empleo que se va a prolongar varios años”, advierte Blasco, quien estima que la tasa real de desempleo, entendida como el porcentaje de las personas que forman parte de la población activa pero están en estos momentos sin trabajar, incluyendo a los afectados por ERTE y a los autónomos en cese de actividad, se sitúa entre el 35% y el 40%, cifras nunca vistas en este país. Si se echa la vista atrás se observa que durante la Gran Recesión que devastó el mercado laboral entre 2008 y 2013, la tasa de desempleo no llegó a superar el 27%.
Coinciden con estas estimaciones los analistas del ‘think tank’ Funcas, que han calculado la tasa de paro incorporando a los trabajadores en ERTE y en uno de sus últimos informes han concluido que el porcentaje real de desempleados sobre la población activa alcanzaría en el primer trimestre de este año el 17,2%, por encima del 14,4% que arroja el INE y que ellos mismos situaban algo más arriba antes de conocer la encuesta publicada este martes, en concreto en el 14,7%.
Lo peor está por llegar
Pero lo peor está por llegar, porque como se ha explicado, la EPA del primer trimestre no recoge todo el golpe de la crisis del Covid-19, al incluirse encuestas de apenas dos semanas de confinamiento sobre un total de 13 semanas. Por eso Funcas proyecta que será en la EPA del segundo trimestre de 2020 en la que se verán los efectos devastadores para empleo y se alcanzará una tasa de paro del 34% (o del 19,9% si no se tiene en cuenta a los trabajadores en situación de ERTE).
“Esto puede lastrar mucho nuestra recuperación”, insiste Blasco, quien explica que estas cifras echan por tierra las expectativas sobre una eventual salida rápida de esta crisis “no solo porque los empleadores no tienen actividad y no pueden seguir manteniendo y creando empleo, sino porque las personas y familias consumen menos, y ocurre igual en el entorno internacional, lo que retroalimenta la salida de la crisis en sentido negativo”, aventura este experto en análisis del mercado laboral.
En esta línea, desde la patronal CEOE advierten que los resultados de la EPA “suponen un punto de inflexión y evidencian el deterioro del mercado laboral, que casi con toda probabilidad se agudizará en el segundo trimestre”. Por ello, insisten en que “resulta fundamental intensificar las medidas de apoyo en el ámbito laboral que aporten adaptabilidad y seguridad jurídica y fiabilidad a las empresas y a los inversores, instrumentadas a través del diálogo social, en una situación tan excepcional como la que estamos viviendo en estos momentos”
La recuperación no será en V
En efecto, cada vez son más las previsiones de los expertos que dibujan un escenario de recuperación lenta. El FMI o el Banco de España ya se han pronunciado en este sentido y el panorama que plantean es desolador. Incluso, el supervisor bancario se ha planteado el supuesto de que el confinamiento se prolongue hasta el próximo año, con efectos muy negativos para la producción y el consumo, y una economía española aún convaleciente se tope con un nuevo brote del virus en 2021.
Mientras, el Gobierno sigue confiando en que la recuperación será rápida y poniendo el foco en que lo importante durante este periodo de alerta sanitaria es conservar la mayor parte del tejido productivo y del empleo posible para guardar músculo de cara a los próximos meses. Ayer mismo la secretaria de Estado de Economía y Apoyo a la Empresa, Ana de la Cueva, afirmaba que el impacto del virus en el empleo será “temporal” y perdurará en abril, pero se podrá “amortiguar” el resto de meses porque se verán “compensados” por la finalización de ERTE y la reanudación progresiva de la actividad, algo que se prevé para este mismo año.
De la Cueva avanzaba además que el Gobierno está trabajando en un nuevo mecanismo de flexibilidad laboral para la desescalada, después de que se hayan acogido unas 520.000 empresas a los ERTE. Para esa nueva etapa, según han revelado fuentes gubernamentales a La Información, el Ejecutivo va a crear una nueva comisión interministerial que quedará bajo la órbita de la número tres del Gobierno y máxima responsable del área económica, Nadia Calviño, relegando a un segundo plano a la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que ha hecho de los ERTE su medida estrella en la gestión de esta crisis.
Fuente: La Información