El Cuadro Macroeconómico 2022-2025 remitido por el ministerio de Asuntos Económicos a la Comisión Europea ha venido a darle la puntilla definitiva al discurso de la también vicepresidenta del gobierno de Pedro Sánchez, certificando un nuevo fracaso en materia de previsión y prospectiva. Dicho Cuadro Macroeconómico, tachado de ciencia dicción por algunos expertos, estima un crecimiento del 4,3% del PIB para el 2022, un déficit público del 5% un desempleo del 14,8% y un deflactor del consumo (una medida similar al IPC) del 6,1%
ALGO DE HISTORIA DE SU RECORRIDO COMO MINISTRA DE ECONOMÍA DE PEDRO SÁNCHEZ
- Aunque el nombramiento de Calviño fue acogido por algunos medios como una supuesta garantía de la solvenciaque Sánchez pretendía transferir al manejo económico de su gobierno, lo cierto es que la burócrata gallega no tardó en decepcionar. Ya en 2018, se aseguró de disparar el objetivo de déficit previsto para dicho ejercicio, situándolo cinco décimas por encima de lo que había dejado planteado el gobierno de Mariano Rajoy y rompiendo de esta forma el compromiso adquirido por España con Bruselas. Así, aunque se esperaba un desfase entre ingresos y gastos del 2,2% del PIB, Calviño cerró 2018 con “números rojos” por valor del 2,6% del PIB.
- La dirigente socialista insistió una y otra vez en vender la “prudencia fiscal” del gobierno, ignorando que el desempeño presupuestario fue tan malo que, por primera vez en seis años, el déficit público frenó su ritmo de descenso y volvió a aumentar. El saldo negativo rozó el 2,7% del PIB, puesto que los gastos aumentaron de forma descontrolada, a una tasa superior al 4% que duplicó el ritmo de crecimiento de la economía.
- En marzo de 2020, la titular del ministerio de Asuntos Económicos afirmó sin titubear que el impacto de la pandemia del coronavirus sobre la economía española sería “poco significativo”.Así, la socialista gallega insistió en que el efecto del covid-19 sería “transitorio” y la recuperación económica sería una realidad “en los trimestres siguientes”, habida cuenta de la “eficacia y rapidez” que atribuyó al gobierno del que forma parte. ¿Resultado del ejercicio? España sufrió la mayor caída del PIB desde que hay registros, hundiéndose un 10,8%.
- Anunció que el PIB español se recuperaría con fuerza, creciendo un 9,8% a lo largo del ejercicio. Al final del ejercicio pasado, se pudo constatar que su proyección para 2021 fue tan equivocada que la actividad mejoró un 50% menos de lo anunciado.
- Este 2022, las cosas no van mucho mejor. A la hora de elaborar los Presupuestos Generales del Estado, la socialista gallega insistió en que la economía crecería un 7%, ignorando los informes de la gran mayoría de servicios de estudios, que rebajaban esta cifra por debajo del 5%. Tras cuatro meses sosteniendo esta ficción, la número dos del Ejecutivo de coalición ha revisado a la baja sus previsiones, admitiendo que el rebote del PIB solo llegará al 4,3%. Por lo tanto, Calviño está reconociendo al fin que sus cifras estaban infladas y que el crecimiento de 2022 será un 40% menor de lo comunicado inicialmente.
Ahora el Gobierno acelera los trámites para lanzarse ya a la segunda fase en la que España va a endeudarse con préstamos para financiar el Plan de Recuperación. Hasta ahora, el gobierno español solo había pedido las transferencias no reembolsables, y Nadia Calviño, tenía inicialmente, previsto dar este paso más tarde pero la crisis provocada por la guerra en Ucrania ha precipitado sus planes y por eso ha pedido al resto de departamentos ministeriales que propongan nuevas reformas e inversiones para incorporar en una adenda que se remitirá a Bruselas junto con la solicitud de la parte los fondos correspondiente a créditos.
A Nadia Calviño nadie le exige que en tiempos tan revueltos acierte con sus previsiones de crecimiento pues no es una pitonisa. Lo que sí se le exige es un cuadro macro que sea capaz de soportar unas decisiones de política económica adecuadas. Y no está ocurriendo ni una cosa, ni la otra.
LAS ÚLTIMAS “TROLAS”.
El Programa de Estabilidad
Calviño ha rendido cuentas ante la Comisión Europea (CE) sobre la ejecución del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (al que están asociados los fondos UE) en la actualización del Programa de Estabilidad. En concreto, Calviño asegura que “a finales de marzo la Administración ha resuelto más de 520 convocatorias, con un importe de más de 8.500 millones de euros”. Una cifra de convocatorias resultas que fuentes de CEOE cuestionan: “No sabemos exactamente de dónde sale, pues la web del Plan de Recuperación sólo incluye 330 convocatorias de subvenciones ya cerradas (siendo esto último necesario para que estén resueltas” en el cómputo total de la AGE, CC.AA. y entes locales”, comentan.
En el Programa de Estabilidad, el Calviño que “actualmente hay en torno a 11.500 proyectos beneficiarios de los fondos del Plan, en los que participan más de 6.000 empresas, más de 1.000 entidades locales y más de 2.400 universidades y centros tecnológicos”. Sin embargo, fuentes de la patronal comentan que no concreta en qué proporción se han destinado a empresas privadas o al sector público ni tampoco se especifica el tipo de instrumento utilizado (si son sólo subvenciones o también licitaciones).
Además, recalcan que “siguen sin darse datos sobre ejecución real, es decir, qué parte del presupuesto ha llegado a las empresas”. También “continúa sin publicarse información de datos agregados, siendo esencial saber cuál es el nivel de ejecución de las CC.AA.”, añaden. En definitiva, CEOE percibe falta de información por parte del Gobierno, un asunto del que también han advertido otros organismos independientes como la AIReF.
Nadia Calviño, ha convocado a los agentes sociales el próximo lunes, 9 de mayo, para abordar el estado del Plan de Recuperación tras enviar este informe a Bruselas. Sólo con los datos aportados hasta ahora por el Gobierno se puede constatar que la ejecución de 2021 fue muy inferior a la comprometida pese a ser el primer país en desbloquear el dinero. Ahora Calviño promete que estos fondos cogerán “velocidad de crucero” este año.
En este contexto, el Calviño también omite el impacto que tendrán los fondos UE en la economía tras cuantificarlo en dos puntos el año pasado en ese mismo documento y en los Presupuestos de 2021. En el Programa de Estabilidad sólo comenta que “los primeros efectos del Plan de Recuperación ya se percibieron en 2021 y alcanzará en este ejercicio su velocidad de crucero“, dando lugar a un impacto “significativo” a partir del segundo trimestre de 2022.
Sin embargo, la lenta ejecución de los fondos y las trabas para acceder a ellos (con plazos cortos y necesidad de cofinanciar los proyectos) ha hecho que las empresas hayan perdido interés. Apenas un 17% de las empresas pretenden solicitarlos, según datos del Banco de España. En este sentido, los principales organismos económicos ya han advertido del limitado impacto que los fondos UE están teniendo en la economía hasta ahora.
Hace sólo unas semanas, en la actualización de sus previsiones, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) señaló que el impacto del Plan en 2021 ha sido “prácticamente nulo” y reclamó al Gobierno información completa sobre su ejecución. Para este año, revisó a la baja el impacto en el PIB al 1,8%; así como su efecto multiplicador, pasando del 1,2 al 0,9.
Asimismo, BBVA Research denunció en su último informe macroeconómico, publicado en marzo, que “las ayudas están tardando en llegar a hogares y empresas, trasladando su impacto hacia los últimos años de vigencia del Plan”, señala. En este sentido, para este año, el servicio de estudios de la entidad bancaria calculó un impacto en el Producto Interior Bruto (PIB) de entre medio punto y un punto, lejos de los dos puntos que prometía el Gobierno.
El Banco de España (BdE) también avanzó en diciembre que rebajaba el impacto en 2022 del 2,4% estimado en junio al 1,3%, es decir, 1,1 puntos menos. En su última actualización de las previsiones económicas, realizada en abril, apenas ha incrementado este porcentaje en una décima, hasta el 1,4%. En cuanto al impacto en el PIB de 2021, los NGEU apenas aportaron 0,3 puntos al crecimiento de la economía, según el BdE.
La deuda pública
La deuda española se ve perjudicada por las perspectivas de menor crecimiento económico en pleno endurecimiento de las políticas de los bancos centrales. Se espera que la Reserva Federal de Estados Unidos suba los tipos de interés en 50 puntos básicos, tras incrementar el precio del dinero en un cuarto de punto en marzo. El Banco de Inglaterra subirá sus tipos por cuarta ocasión consecutiva y que situará el interés de referencia para sus operaciones en el 1%.
Tras finalizar el programa especial de compras contra la pandemia (el conocido como PEPP), la entidad monetaria ha acelerado la reducción de las compra al amparo su programa tradicional (APP, por sus siglas en inglés). Tras reducirlas a 40.000 millones en abril, la entidad monetaria decidió recortar sus compras a 30.000 en mayo y 20.000 millones en junio. Dejará, por tanto, de comprar deuda española tras cerrar enero con 386.948 millones de euros en bonos y letras nacionales, el 33,6% del total en circulación.
La deuda española se ha situado ya en los 106 puntos básicos, muy por encima de los 70 puntos en los que comenzó el año. Por otro lado, la rentabilidad ofrecida por la deuda española con vencimiento a diez años superó el lunes el umbral del 2%, algo que no ocurría desde septiembre de 2015.
El Tesoro Público captó en la primera subasta del mes de mayo 5.011 millones de euros, dentro del rango medio previsto, pero tuvo que pagar por las letras a 12 meses por primera vez en dos años (rentabilidad marginal del 0,103%, frente al -0,277% previo).
En el caso español, desde el inicio de la pandemia, el BCE se ha convertido en el principal comprador de deuda nacional al adquirir bonos, tanto corporativos como del Tesoro, por valor de 267.824 millones. Con esta premisa, la retirada de estímulos anunciada por Christine Lagarde para el próximo verano supondrá la retirada de la respiración asistida y pedir dinero a los mercados resultará más caro y más difícil.
La deuda de las administraciones públicas españolas representa el 119% del PIB, según los datos de febrero del Banco de España. La Comisión Europea estima que la deuda se mantendrá en niveles próximos al 120% durante la próxima década, y en su escenario base, el déficit estructural se situará hasta 2032 entre un mínimo del 3,7% (2027) y un máximo del 4,6% (2023). Por su parte, el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé un déficit público del 5,3% para España en 2022 y vaticina que permanecerá estancado en el 3,9% anual hasta 2027.
Bruselas debe decidir este mes si prorroga un año más o no la congelación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento y la recuperación de países como Italia o la propia España depende en gran medida de ello.
El desempleo y los salarios
La fuerte creación de empleo (615.900 parados menos según la EPA del último cuatrimestre del año) permitió recuperar a lo largo del último año prácticamente todos los puestos de trabajo perdidos por el covid. Pero existe una pega en este avance: el aumento de la población activa. Por primera vez en ocho años, la población activa (ocupados y parados que buscan activamente empleo y no lo encuentran) no solo creció más que la inactiva sino que firmó su mayor incremento desde el año 2005 provocando que, pese al buen resultado del empleo, el número de parados no recuperara el nivel prepandemia
España sumó su año trece consecutivo como el país con mayor número de desempleados de la UE. Y es que, por ejemplo, con una población un 43% menor, España tiene prácticamente el doble de desempleados que Alemania.
El salario mínimo se situó en 2021 en 1.126 euros (965 en 14 pagas) tras subir un 53% desde 2016, aunque el ritmo de la revalorización del SMI se moderó entre 2019 y 2022 pese a alcanzar los 1.000 euros mensuales. El monto de 2021 es superior, por ejemplo, al de EEUU, pese a que el PIB per cápita del país norteamericano duplica al español.
La recuperación salarial también se ha trasladado al salario medio, que se situó el año pasado en 1.751 euros pero su poder adquisitivo dio un paso atrás con respecto a los avances de la última década. En concreto, la capacidad económica de un sueldo medio en 2021 fue similar a la de los años 2015-2016 pero un 4,9% más baja que la de 2010. Pero para conocer el salario real hay que corregir el salario nominal (el salario ordinario mensual) de las variaciones del IPC. Si en 2020 el salario real cayó un 2,7% (el descenso de un 3% del salario nominal fue compensado por una caída de un 0,3% del IPC), en 2021 ocurrió lo contrario: la mitad del aumento nominal del salario fue malogrado tras situarse la inflación media en 2021 en 3,1%.
¿Los nuevos Pactos de la Moncloa?
La gente de cierta edad sabe que los Pactos de la Moncloa son un recordatorio de lo que un Gobierno responsable fue capaz de poner en marcha en 1977, en uno de los muchos momentos difíciles por los que ha atravesado este país. Producto de un desarrollismo en gran medida descontrolado, la economía española atravesaba entonces graves desajustes que la crisis del petróleo de 1973 no hizo sino agravar hasta poner en riesgo el edificio de la convivencia que de forma tan esforzada se estaba levantando tras la muerte de Franco.
Nadie había sido capaz de tomar medidas correctoras a su hora: unos porque el dictador vivía sus últimos días y otros, después, porque empeñados en el diseño de una compleja transición no entendían otra música que la política, de modo que cuando el Gobierno de Adolfo Suárez llegó al poder se encontró con una economía que no crecía, una inflación desbocada, unas cifras de paro desconocidas y una balanza comercial en flagrantes números rojos.
Fue así como Enrique Fuentes Quintana, un economista de prestigio sin vocación de poder pero con un alto sentido de la responsabilidad, apareció en televisión (cuando TVE se veía en casi todos los hogares) el 8 de julio de 1977, para decirle a los españoles a la hora de la cena que pintaban bastos, que las cosas de la economía iban muy malamente y que había que apretarse el cinturón si el país no quería irse por el desagüe.
Hoy, en una coyuntura quizá más grave que aquella, nadie desde el Gobierno se atreve a decirle la verdad a los españoles. Porque hoy, mucho más que en 1977, habría que pensar en poner en marcha unos nuevos Pactos de la Moncloa en cuanto el personaje que hoy ocupa la presidencia del Gobierno desaparezca de nuestras vidas. Pero unos Pactos de la Moncloa que, a diferencia de los pergeñados por el profesor Fuentes Quintana, no deberían ser solo fundamentalmente económicos, sino también políticos.
El riesgo de una crisis de deuda más que evidente a consecuencia de un endeudamiento público que se acerca vertiginosamente al billón y medio de euros, obligará más pronto que tarde, en la coyuntura de subida de tipos y con el freno al programa de compra de deuda soberana por parte del BCE, a un gran acuerdo de consolidación fiscal, un saneamiento de las cuentas públicas, llámenle ajuste, que abra las puertas al crecimiento sostenido y la creación de empleo, única forma de resolver los problemas de fondo de nuestra economía.
Pero ese gran acuerdo, esos nuevos Pactos de la Moncloa, no podrán ahora ser solo económicos, sino que tendrán que ser esencialmente políticos en razón al deterioro galopante que sufre nuestra democracia y la pérdida acelerada de prestigio de nuestras instituciones: indultos a golpistas independentistas (“ho tornarem a fer”) acuerdos con para-terroristas que sigue con sus “ongi etorri”, golpes de timón en la “cuestión del Sáhara”, .el ministro de la presidencia pidiendo “perdón” por la labor constitucional del CNI, …, en definitiva un país y una democracia en manos de sus miserables y trileros enemigos.
Lo cierto es que en los despachos de Bruselas ya circulan los dos últimos documentos oficiales remitidos por el Gobierno español: el Programa de Estabilidad 2022-2025 y el Programa Nacional de Reformas. Son dos informes importantes para sostener la credibilidad del Ejecutivo de Pedro Sánchez. El primer programa “recoge las reformas e inversiones previstas en el Plan de Recuperación”, mientras que el segundo explica, entre otras cosas, “las medidas de política económica adoptadas para paliar el impacto de la guerra de Rusia en Ucrania”. Sólo unas horas antes, la vicepresidenta económica y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, había presentado las líneas maestras y el nuevo cuadro macroeconómico. Los dos documentos fueron aprobados previamente por la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos, lo que demuestra la importancia de su contenido y el nivel de su receptor.
La recuperación de la economía española dependerá, en buena parte, de que se cumplan los pronósticos de este plan. Y lo mismo ocurrirá con la legislatura, cuya duración estará determinada por la mayor o menor dureza con que Bruselas decida juzgar la acción de un Gobierno que es, en realidad una nueva “camarilla de los milagros” (Valle Inclán dixit): “Durante años, España y los españoles fueron soportando muy a duras penas un Gobierno, que se movía entre el esperpento monclovita de idas y venidas de aliados del Presidente, de intrigas de camarilla y de un sinfín de desafueros constitucionales, …hasta que se colmó el vaso y los desafueros del propio Presidente provocaron que se diera a sí mismo el tiro de gracia”