Las cuentas de muchos hogares se resienten por un mal muy bien ubicado: “La inflación”. Precios récord en varias décadas, que afectan “a todo” y en especial a consumos muy básicos, como la energía y la alimentación. Y, mientras, la otra cara de la moneda protagonista de 2022: que los salarios han subido mucho menos (si es que lo han hecho). Los especialistas consultados coinciden en que la inflación es la principal hipótesis que motiva este rápido auge de las personas que se sienten pobres o clase baja.
En un país como España, con una gran cantidad de precarios, este cóctel ha llevado al límite a familias. 2022 es el año de la inflación, pero para muchas personas es también el año en el que empezaron a sentirse “pobres” o “clase baja”. Así lo advertía hace unos meses Funcas, teniendo en cuenta las respuestas de los ciudadanos en el CIS. La gente que se considera “clase baja” o “pobre” escaló de repente. Venía manteniéndose en torno al 8% y, sobre todo a partir del verano, subió hasta situarse alrededor del 12,5% en cuestión de meses.
El dato del CIS da cuenta de la “clase social subjetiva”, es decir, no se refiere a la clase a la que pertenecen realmente los ciudadanos, sino en cuál se ubican. La definición objetiva de clase media no tiene una respuesta única, los economistas se suelen inclinar por variables de renta, cubriendo a la población con dinero un poco por debajo y por encima de la mediana, los sociólogos consideran otras muchas variables, como la formación, el tipo de trabajo y el entorno de la persona que completan un “estatus social” con cierto bienestar para vivir. El ingreso no define la clase sino que es un efecto de la clase y el mismo nivel de ingresos puede englobar a clases sociales distintas.
Muestra cómo ha aumentado la autopercepción de clase pobre o baja en el último año según el nivel de estudios. Aunque se incrementa en todos los casos, lo hace mucho más entre quienes no tienen formación o esta es básica
Porque los precios están disparados para todos, pero no hacen el mismo roto en todos los hogares. En algunos casos, impiden ahorrar tanto o pueden moderar algunos gastos más superfluos. En otros, condicionan qué alimentos entran en la cesa de la compra.
Se refleja también en la edad de quienes han empeorado más su autopercepción y el empeoramiento se ubica entre quienes son responsables de la economía familiar, los y las cabezas de familia. En cualquier caso, el porcentaje de población que se ubica en este estatus bajo o pobre es mayor entre los jubilados que en otros grupos de edad. Entre las posibles causas, no hay que olvidar que gran parte de las pensiones que se perciben en España a día de hoy son de cuantía muy reducida.
La pobreza en países ricos como España se mide de manera relativa, en relación al resto de la sociedad, y alcanza a personas con ingresos inferiores al 60% de la renta mediana. “Una persona en pobreza puede estar trabajando, de hecho, hay un 14% de trabajadores pobres en España. Puede ser una persona a la que no le da para pagar la vivienda, que tiene que elegir si pagan una factura o compran unas zapatillas a sus hijos. Decisiones cotidianas con necesidades básicas que generan situaciones de estrés y ansiedad tremendas y que las sufren muchas familias que no saben incluso que están en riesgo de pobreza.