El Banco de España ha analizado la rentabilidad de las pensiones públicas y concluye que la relación entre los fondos aportados durante la vida laboral y las prestaciones que se reciben al jubilarse es más favorable cuando el trabajador se retira a los 65 años, que si posterga su decisión. Así, según el informe que el supervisor ha publicado este martes, el rendimiento medio anual alcanza el 4,1% para las jubilaciones a la edad ordinaria, frente al 3,9% de jubilación parcial y el 3,7% de quienes que retrasan el retiro voluntariamente. La rentabilidad más baja corresponde las jubilaciones anticipadas, al quedarse en un 2,8%. De media, el rendimiento de las pensiones por jubilación se sitúa en el 3,5%.
En todo caso, el informe destaca que las aportaciones a la Seguridad Social tienen un rendimiento esperado sin comparación con la inmensa mayoría de productos financieros de ahorro. De media, por cada euro cotizado, el sistema provee 1,74 euros cuando el trabajador se jubila. Aunque reconoce que existe “una amplia heterogeneidad tanto a lo largo de la distribución como por clase de pensión”.
El análisis, basado en una muestra con datos reales de afiliados a la Seguidad Social que se jubilaron en el 2017, señala que, con el sistema actual, “el incentivo a posponer la edad de jubilación sería muy limitado” para un trabajador con una carrera de cotización larga y reconoce que “la rentabilidad máxima se obtendría al jubilarse a la edad legal de 65 años”. Y explica por qué: “Si el trabajador pospusiese uno o dos años su edad de jubilación, si bien obtendría una pensión de mayor cuantía (por la bonificación asociada a posponer la jubilación), la recibiría durante un período de tiempo esperado más corto, por lo que la rentabilidad no aumentaría con respecto a la jubilación a la edad”.
Los analistas del Banco de España ponen un ejemplo de estos cálculos, basado en un trabajador tipo que acumule un periodo de cotización de 38 años y haya contribuido al sistema con un 45% de la base máxima de cotización. En este caso, la cuantía mensual de la pensión para el nuevo jubilado variaría entre los 1.124 euros, si el trabajador se jubilase a los 63 años, y los 1.445 euros si lo hiciese a los 67 años. Mientras que a los 65 años, sería de 1.338 euros.
El Gobierno defiende que, para garantizar la sostenibilidad del sistema público de pensiones, es necesario reducir la diferencia entre la edad real de jubilación y la establecida por ley. Por ello, ha fijado entre sus objetivos penalizar más el retiro anticipado y promover las jubilaciones más allá de la edad legal.
El organismo que dirige Pablo Hernández de Cos constata además que los incentivos a alargar la vida laboral son menores para aquellos que tienen las cotizaciones más altas (y, por tanto, los sueldos más elevados), puesto que tienen la prestación topada. Según sus cálculos, obtendrían la mayor rentabilidad en el caso de jubilarse de forma anticipada, a los 63,5 años.
Fuente: La Vanguardia