EL FUTURO DEL PRÓXIMO FONDO PÚBLICO DE LOS PLANES DE PENSIONES DE EMPLEO (PPE). LOS MAYORES FONDOS DE PENSIONES DE ESPAÑA Y DEL MUNDO

Un fondo de pensiones es un instrumento financiero, que nace con el objetivo de dar cumplimiento a los diversos flujos monetarios generados por los planes de pensiones. Un fondo de pensiones se puede entender como una parte más de un fondo de inversión que cumple a la vez la función de canalizar los derechos y obligaciones monetarias establecida por los planes que lo integran.

 

Los fondos de pensiones se alimentan del dinero que los clientes de los planes de pensiones aportan mes a mes, por lo tanto, ese dinero está en constante flujo de inversión. Para poder hacer esa inversión en distintos productos como acciones o bonos, por ejemplo, se utiliza el fondo de pensiones el cual se encarga de sacar el máximo provecho o rentabilidad a esas inversiones.

 

Los fondos de pensiones tienen una serie de características, algunas de las cuales son muy comunes a los tradicionales fondos de inversión.

  • Como ocurre con los fondos de inversión, no existe un ente jurídico que los respalde.
  • Son administrados y distribuidos por una entidad gestora.
  • Los títulos en los que se invierte son custodiados por una entidad depositaria.
  • Un fondo de inversión puede crearse con el objetivo de ser exclusivo a un plan de pensiones en concreto.
  • El fondo de pensiones también puede gestionar dinero de diversos planes de pensiones.

 

Aunque parezcan sinónimos, lo cierto es que un plan de pensiones y un fondo de inversión son conceptos totalmente diferentes. Las principales diferencias entre uno y otro son:

  • El plan de pensiones como tal es un producto financiero que un cliente contrata aportando de manera periódica un dinero, con el objetivo de cobrar en el futuro, una renta de jubilación extra.
  • El fondo de inversión, por su parte, cumple la función de ser un vehículo financiero que permite invertir el dinero ahorrado o las aportaciones periódicas de los clientes en otro tipo de productos, con el fin de generar una rentabilidad.

 

El Gobierno se ha comprometido a tener listo el Fondo Público de Pensiones de Empleo antes de que finalice 2021 y ya ha empezado a trabajar en los detalles. Este Fondo tendrá como objetivo principal canalizar el ahorro de los trabajadores de las pymes y de los autónomos. Las compañías de menor tamaño representan el 46% de las empresas españolas y dan empleo al 53% de la población. Nuestro tejido empresarial se basa en pymes y autónomos. La finalidad es propiciar la “adscripción automática” a un PPE cuando un empleado empieza a trabajar en una empresa, así como la vinculación por defecto de todos los PPE al Fondo Público de Pensiones de Empleo. La intención del Gobierno es “ponerlo fácil para que haya una oferta competitiva de gestión privada, accesible y barata”.

 

Todo apunta a que será un sistema basado en el automatic enrolment vigente en el Reino Unido desde 2012. Con él la empresa está obligada a cubrir a todos los empleados que cumplen unos requisitos mínimos, mientras que el trabajador puede renunciar libremente a formar parte de esta fórmula, algo que no ocurre mucho, ya que el 87% de los empleados británicos está cubierto por este modelo. El éxito de este sistema se refleja en cómo han ido evolucionando las contribuciones. Cuando se puso en marcha en 2012, la aportación suponía el 2% del salario total y, actualmente, ya representa el 8%. El coste se reparte de la siguiente manera: el 3% lo asume el empresario; el 4%, el empleado; y el 1%, el Estado en forma de deducciones fiscales. Ejemplos como el británico subrayan todavía más la necesidad de promocionar el segundo pilar de las pensiones en España, el del ahorro privado a través de las empresas, que tan importante es en muchos países de Europa para poder complementar la pensión pública.

 

En 2020, América del Norte continúa siendo la mayor región en términos del volumen de activos gestionados en fondos de pensiones y del número de esos fondos, con el 41,7% de todos los activos del estudio. Le siguen Europa (27,5%) y Asia-Pacífico (27,5%). La región de Asia-Pacífico experimentó la mayor tasa de crecimiento anualizada en los últimos cinco años, con un 9,9%. Europa y América del Norte registraron tasas de crecimiento anualizadas del 7,8% y el 7%, respectivamente, mientras que los activos de los fondos de América Latina y África aumentaron un 5,7% durante el mismo periodo.

 

En general, Estados Unidos sigue teniendo el mayor número de fondos en la clasificación de los 300 primeros (138), seguido del Reino Unido (23), Canadá (18), Australia (16) y Japón (14). Un total de 34 nuevos fondos entraron en el top 300 en los últimos cinco años, siendo Estados Unidos el país que aportó el mayor número neto de nuevos fondos (7), habiendo salido 15 fondos de la clasificación y entrado 22. Por el contrario, el Reino Unido registró la mayor pérdida neta de fondos (4) durante el mismo periodo, ya que los planes de prestación definida en el Reino Unido siguen madurando.

 

Entre los 300 principales fondos, los activos de los fondos de prestación definida siguen dominando, con un 63,4% del total de los activos. Sin embargo, la proporción de activos de fondos de prestación definida ha ido disminuyendo modestamente a lo largo de los años, ya que los fondos de aportación definida, los fondos de reserva y los activos de fondos híbridos están ganando terreno lentamente.

 

Los planes de prestación definida dominan en Norteamérica y Asia-Pacífico, donde representan el 73,7% y el 64,7% respectivamente. En menor medida, estos planes también representan la mayoría de los activos en Europa (52%), mientras que los planes de aportación definida dominan en otras regiones, con un 72,5% de los activos, especialmente en los países de América Latina.

 

Los fondos de pensiones soberanos y del sector público representan el 68% del total de los activos, con 141 fondos de este tipo entre los 300 primeros.

Los fondos de pensiones corporativos ocupan el segundo lugar, constituyendo el 17% del volumen de activos total (con 101 fondos); y, por último, los fondos privados independientes, que representan el 15% del volumen de activos total, se sitúan en 58.

 

El volumen de activos gestionados de los 20 principales fondos de pensiones -que constituyen el 41,8% del total- creció un 14,6% en 2020; la segunda tasa de crecimiento anual más alta desde 2004. Esto se traduce en una tasa de crecimiento anual compuesta durante los últimos cinco años del 8,9% para los 20 principales fondos y del 7,9% para los 300 principales.

 

Los activos de los 20 principales fondos se invierten predominantemente en renta variable (46,6%), seguidos de la opción de renta fija (36,3%) y las de inversiones alternativas (17,1%) sobre una base media ponderada. En conjunto, estos fondos han aumentado lentamente su asignación a productos alternativos durante los últimos años para cumplir sus objetivos de rentabilidad. Hubo un nuevo participante en los 20 principales fondos en 2020: el Russian National Wealth Fund, que ascendió del puesto 25 al 17 en la clasificación, sustituyendo al fondo de pensiones Texas Teachers, de Estados Unidos, que bajó a la posición 21 de la clasificación.

 

Los mayores fondos de pensiones más importantes del mundo aumentaron sus activos un 11,5% durante 2020 alcanzando 21,7 billones de dólares, unos 18,3 billones de euros al cambio actual.

 

De los 300 fondos de pensiones estudiados casi la mitad son soberanos o del sector público (141). Estos fondos acumulan en sus manos el 68% de los activos que cubre el estudio. En segundo lugar, se sitúan los corporativos: 101 fondos que acumulan el 17% del total de activos. Los fondos privados independientes (58) gestionan un 15% del volumen de activos.

 

A cierre de 2020, el mayor fondo de pensiones del mundo era el de Japón, con 1.719 billones de dólares (1.447 billones de euros) en activos, mientras que el de Noruega alcanzó los 1.305 billones (1.099 billones de euros) y el de Corea del Sur se situó unos 765.000 millones de dólares (644.530 millones de euros).

 

Asegurar la sostenibilidad de los sistemas de pensiones públicos lleva años en las agendas de los Gobiernos de medio mundo, que están aplicando fórmulas diversas que la actual crisis sanitaria, y sus repercusiones en la economía y las cuentas públicas, pueden trastocar. No hay fórmulas mágicas y la solución sigue siendo “incrementar el número de activos, vía un aumento de la inmigración o de la natalidad, y retrasar la edad de acceso a la jubilación

 

Los expertos identifican cuatro tipos de riesgos principales para los sistemas de pensiones. En Europa, las alarmas están relacionadas sobre todo con cuestiones demográficas. El envejecimiento poblacional, debido al aumento sostenido de la esperanza de vida, y la caída de la tasa de natalidad llevan décadas reduciendo la fuerza laboral al tiempo que aumenta la proporción de personas que alcanzan la edad de jubilación. En cuanto a los otros tres tipos de riesgos que mencionan los especialistas, los relacionados con el desempleo y la inflación son los que presentan más repercusiones actualmente, mientras que los de naturaleza financiera son quizás los que menos se han visto afectados por esta crisis por la buena evolución de los mercados.

 

Ahora el enemigo a batir es el IPC, cuyo efecto en el poder adquisitivo de los pensionistas puede ser importante. Lo cierto es que si se prolonga la inflación tendrá un efecto directo en el valor del ahorro acumulado y los futuros pensionistas se enfrentan a que la rentabilidad de los fondos que gestionan su dinero no sea suficiente para compensar la pérdida de poder adquisitivo de sus aportaciones.

 

Sin ir más lejos, en el Reino Unido, el Gobierno ha anunciado que deja en suspenso la fórmula por la que la pensión pública (que se complementa con cuentas de capitalización con aportaciones de la empresa y del trabajador) se revaloriza según la mayor subida o de la tasa de inflación o de los salarios medios, con un incremento mínimo del 2,5%. El Ejecutivo de Boris Johnson ha decidido que este año no se tendrá en cuenta el alza de los sueldos, por lo que los pensionistas se quedan sin esa protección reforzada contra la pérdida de poder adquisitivo.

En cuanto al efecto de la crisis en el ahorro gestionado por los grandes fondos de pensiones públicos utilizados en los sistemas de capitalización individual, no hay duda de que inflación está causando ya una erosión en el poder adquisitivo de los pensionistas. No obstante, los grandes fondos de pensiones han venido tomando decisiones para que las carteras se resientan lo menos posible rotando las carteras hacia activos que sus valoraciones dependan de la propia evolución de los precios, como la renta fija pública ligada a la inflación, y activos ilíquidos como los inmobiliarios o la inversión en infraestructuras

Esos grandes fondos de pensiones encargados de gestionar el ahorro de los trabajadores, han salido, por lo general, airosos de lo peor de la pandemia, ya que el volumen de activos gestionados de los 20 principales creció un 14,6% en 2020. Algunos de los más importantes han tenido crecimientos sorprendentes, como el 25,86% del fondo de empleados públicos holandés; el 24,12% registrado por el National Social Security Fund, fondo que sirve como reserva estratégica de la seguridad social china, o el fondo canadiense, que aumentó sus activos el año pasado un 23,83%.

Los bajos tipos de interés están provocando que los ahorradores asuman más riesgo del acostumbrado para intentar lograr mejor rendimiento, algo muy peligroso si las caídas de los mercados se producen cuando uno está a punto de jubilarse. No obstante, mantenerse en inversiones de bajo riesgo significa actualmente que la inflación podría erosionar el poco rendimiento que consigamos. Este colectivo es especialmente vulnerable a los bajos tipos de interés y al aumento de la inflación, que afectan a la capacidad de generar ingresos. Para muchos, las inversiones en renta fija son el eje de su estrategia de ingresos para la jubilación, ya que las inversiones, como los bonos, suelen proporcionar un crecimiento modesto, estabilidad y flujo de caja”.

 

Más de un tercio del dinero de los fondos de pensiones españoles se invierte en el extranjero

La cartera exterior de los fondos de pensiones absorbió el año pasado un 34,17% de su patrimonio, lo que significa que más de un tercio del dinero metido en ese instrumento de ahorro para la jubilación se empleó en la compra activos extranjeros de renta fija o variable

 

Los 811 fondos de pensiones que a 31 de diciembre habían comunicado la distribución de sus inversiones contaban con un patrimonio total de 95.004 millones de euros, de los que 42.910 estaban colocados en el interior y 32.467 en el exterior, mientras que el resto correspondía a tesorería (6.416 millones de euros), provisiones (7.314 millones) y otras inversiones (5.895 millones).

Entre los grandes fondos de pensiones que se comercializan en España, el que destina a activos internacionales una mayor proporción de su patrimonio (el 95,80%) es ING Direct 1, promovido por el banco holandés del mismo nombre y que ocupa el puesto 26 del ranking por patrimonio, con 631 millones de euros al cierre del pasado ejercicio.

El fondo de pensiones más grande del país, Pensions Caixa 30, perteneciente a CaixaBank, invierte en el extranjero un 51,10% de su patrimonio, que a 31 de diciembre sumaba 6.197 millones de euros. Sin embargo, el número dos del ranking, Pensions Caixa Renta Fija Mixta, de la misma entidad financiera, sólo destina al exterior el 4,35% del ahorro que capta de sus partícipes

Al término de 2020 había en España 2.399 planes de pensiones registrados. De ellos, 976 pertenecían al sistema individual (los que comercializan los bancos para sus clientes), 1.282 al sistema de empleo (los que crean las empresas para sus trabajadores) y 141 al sistema asociado (los que ponen en marcha sindicatos, colegios profesionales y organizaciones similares para sus afiliados).

 

La mayor parte del patrimonio total de los fondos de pensiones (118.523 millones de euros) estaba concentrado en los individuales (82.014 millones); seguidos por los de empleo (35.681) y por los asociados (827). Más de la mitad del dinero acumulado en el sistema individual lo controlaban sólo tres entidades: CaixaBank (21.084 millones de euros), BBVA (14.389 millones) y Santander (10.697).

El año pasado, los fondos de pensiones abonaron 4.386 millones de euros en concepto de prestaciones a sus beneficiarios y recibieron aportaciones por importe de 5.562 millones, cifras ambas muy parecidas a las que se contabilizaron en 2019, pese a tratarse de un ejercicio atípico como consecuencia del impacto económico y social de la pandemia desatada por el coronavirus.

 

Lo que sí sufrió un fuerte batacazo fue la rentabilidad de los planes de pensiones, que en 2020 se situó en el 0,67% a un año, frente al 8,8% de 2019. A plazos más largos, también hubo retrocesos generalizados, aunque sin alcanzar unas proporciones tan grandes. El número de partícipes bajó de 9.555.911 a 9.541.898, con un descenso de 14.014 (el 0,15%).

 

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