La población nacida en España y que tiene una edad de entre 20 y 39 años ha caído en 4,57 millones en tan sólo dos décadas. Si en 2003 había 12.408.592 personas en esa franja de edad vital para la sostenibilidad de un país, en 2024 hay 7.837.194, lo que supone una reducción del 36,8%. Así se desprende del último estudio realizado por el demógrafo Alejandro Macarrón, que ha cruzado los datos del Padrón Municipal con los del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Este mismo estudio evidencia una «espeluznante reducción», sobre todo en Asturias y Vizcaya, donde esta ha sido del 52% y 50%, respectivamente. Es decir, la población joven autóctona se ha reducido a la mitad. Esto se debe a la «caída de la natalidad», pero también a la «inmigración y emigración neta», según el demógrafo, que llama la atención sobre lo sucedido en País Vasco. No en vano sus tres provincias están entre las diez más afectadas de España.
Esto es así por el llamado «éxodo vasco»: «Unos 180.000 españoles nativos abandonaron estas tierras entre comienzos de 1977 y de 2022 por razones políticas». Además, en el País Vasco «se dio la mayor caída de la fecundidad de España en los 25 años siguientes a la muerte de Franco», explica Macarrón.
Por otro lado, Guadalajara y Toledo «ven suavizada su caída por el efecto Madrid», siendo las provincias menos afectadas: «Son ciudades dormitorio de Madrid». Baleares también ha variado poco demográficamente porque «ha tenido mucha inmigración nacional». En cuanto a las provincias catalanas, Madrid o Murcia, «ya se empieza a notar el efecto de los hijos de inmigrantes nacidos entre mediados de los 90 y 2003, que a nivel nacional restan 2% o así a la merma de población de esas edades nacidas en España y de padres españoles».
El invierno demográfico
En cuanto a las provincias de la llamada España vacía, el demógrafo considera que la caída se debe más a la baja natalidad que a la emigración, y pone como ejemplo paradigmático a Jaén: «Es una de las provincias españolas con más emigración (a otras partes de España, además de al extranjero), pero como ha tenido una fecundidad mucho mayor que la media, ha perdido menos población española, y la que hay, está menos envejecida. En cambio, Zamora o Soria, con natalidad especialmente baja y bastante emigración, están ya por los suelos».
Si se toman los números totales del INE, la población entre 20 y 39 años, vital para la sosteniblidad económica y demográfica de un país, ha disminuido de 13.732.565 en 2003 a 11.133.588 en 2024. 2,6 millones menos en dos décadas, lo que vendría a demostrar que la inmigración no ha ayudado a paliar el invierno demográfico.
Menos españoles
La pérdida de nativos españoles es una realidad. Los datos no engañan. Desde que Pedro Sánchez es presidente del Gobierno, hay 621.466 españoles menos y 2.703.938 extranjeros más. Pero si se contaran como inmigrantes a los casi 600.000 hijos de mujeres extranjeras que nacieron entre el 1 de julio de 2018 y el 1 de julio de 2024, el balance sería de 1,2 millones de españoles autóctonos menos y 3,3 millones más de población inmigrante.
Actualmente, hay 39.761.459 habitantes que nacieron en España y 9.036.416, cifra récord, que nacieron fuera del país. De estos, la mayoría proceden de Marruecos, Colombia y Rumanía. Y se asientan fundamentalmente en Cataluña (1.965.171 de nacidos en el extranjero), Madrid (1.700.699) y Comunidad Valenciana (1.234.610). Esto supone que el 18,5% de los residentes ha nacido en el extranjero, lo que sitúa a España como uno de los países europeos con un porcentaje mayor.
Según el demógrafo Alejandro Macarrón, la caída de población nacional se debe, sobre todo, a que murieron 511.000 más personas de las que nacieron. Solo 110.000 emigraron. Esto es, 18.000 españoles al año, una cifra que Macarrón tilda de «muy baja» teniendo en cuenta «el paro juvenil, los bajos salarios y la carestía de la vivienda». «Muchos se habrían ido por tener pareja extranjera», abunda.
Macarrón alerta de que el saldo migratorio no compensará el «catastrófico déficit de natalidad de los españoles»: «No paran el envejecimiento social, solo ralentizan algo su avance. No muchos cubren empleos cualificados. No solucionan la soledad y desierto afectivo por falta de niños y la desestructuración familiar. Y hay riesgos de integración por exceso de inmigración y/o choques culturales».
Fuente: La población nativa joven ha caído 4,5 millones en dos décadas