La reformulación laica y financiera de esta cita del Evangelio funciona en el terreno individual, en el colectivo y, por supuesto, en el territorial.
Los virus económicos actúan igual que los virus sanitarios: librados a su suerte, se van comiendo todo, primero a los más débiles y después a la gran mayoría. Debería ser diferente. Los débiles tendrían que contar con la ayuda de los más fuertes.
Los países más poderosos son también aquellos que van a salir reforzados de la crisis porque tienen mucho más músculo: las pymes danesas serán más sólidas que las españolas, las grandes empresas estadounidenses en dificultades recibirán lo que necesiten, los trabajadores del norte tendrán mejores condiciones que los del sur y así sucesivamente. Y también dentro de un mismo país los trabajadores, pymes y empresas más fuertes económica y financieramente soportarán mucho mejor la pandemia económica a coste, generalmente, del fallecimiento económico de los más débiles pero que son también fundamentales para cada colectivo social.
De fondo hay una cuestión moral, y no es casual que la gran mayoría de los países que han solicitado la puesta en marcha de los coronabonos sean de cultura católica, que tiene mucho más en cuenta lo colectivo, y los que se oponen, principalmente Alemania y Holanda, tengan raíces protestantes, a partir de las cuales ha crecido este capitalismo darwinista de la selección natural.
El darwinismo social es una teoría social que defiende que la teoría de la selección natural de Charles Darwin tiene aplicaciones sociales en comunidades humanas. Está basado en la idea de la supervivencia del más apto concebido como mecanismo de evolución social y la creencia de que el concepto darwiniano de la selección natural puede ser usado para el manejo de la sociedad humana, insistiendo en la competición (étnica, nacional, de clase, etc.) por recursos naturales o diversos puestos sociales.
“El crecimiento de un gran negocio es simplemente la supervivencia del más apto… Esto no es una tendencia malsana del mundo de los negocios. Sino solamente la expresión de una ley de la naturaleza y una ley de Dios[JIHG1] ” (John D. Rockefeller)
Titulares de la prensa (27/03): “La cumbre europea tropieza con el bloqueo del norte a los coronabonos. Italia y España amenazaron con bloquear las conclusiones”
Pero también hay algo que no es moral ni ético, que suele ignorarse y que el coronavirus ha puesto de manifiesto: es una cuestión enormemente pragmática: nuestra economía funciona como un virus que ha ido empobreciendo a distintas clases sociales y a distintos países, pero no parará ahí, porque para esto no hay fronteras. Es hora de que Occidente reaccione, y en especial Europa, que deje de actuar como Johnson en la pandemia y piense en el bien común. Es la única manera de solucionar esto.
Y además hay una cuestión moral de fondo: el mundo no puede estar gobernado por el integrismo económico heredero del calvinismo.
Basado en: El Confidencial