Aunque quizás cada habitante del planeta es feliz a su manera, lo que hace difíciles las comparaciones, la riqueza y la pobreza, la felicidad y el desarrollo pueden medirse a través de algunos índices estadísticos.. Los valores de estos índices varían de año en año pero, su cambio no es tan alto como para que no pueda asignárseles una cierta estabilidad. Veamos los más utilizados.
EL ÍNDICE GINI presenta dos variantes: en la primera considera la acumulación de la propiedad, quienes tienen mayor número de patrimonio y en la segunda, quien recibe mayores ingresos, salarios y todo tipo de rentas. Ambos relacionan la proporción, en la población de un país, de propietarios o rentistas con la proporción de la propiedad o de las rentas totales de ese país que reciben. Las dos utilizan una escala entre 0 % y 100 %, de modo que el 0 % se corresponde con la igualdad absoluta y el 100 % con la desigualdad absoluta. Mientras más cerca del 0 % esté un país, más propietarios de bienes habrá en el mismo, según la primera variante, o más parecidos serán los ingresos disponibles por cada habitante, según la segunda variante. Cuanto más cerca de 100 % ocurrirá lo contrario. Resulta así que:
- Los países más desiguales tanto en renta como en propiedad suelen ser los países más pobres. Es el caso de Lesoto, Mozambique o Zambia.
- Los países ricos suelen presentar un resultado peculiar. La distribución de la renta es bastante igualitaria, sin embargo no lo es la distribución de la propiedad, que en muchos casos está muy concentrada. Este es el caso de la mayoría de los países europeos. Los Países Bajos, por ejemplo, presentan un índice de concentración de la propiedad del 90 % y Suecia del 87 %; mientras que los respectivos índices de distribución de la renta son el 27 % y el 28 %. En la Unión Europea, la concentración de la propiedad es el 82 %, mientras que la de la renta es el 31 %. Para España, la propiedad el 69 % y la renta 35 %. Japón presenta una concentración de la propiedad del 63 % y de la renta del 38 %; la mismas cifras para Estados Unidos son 85 % y 42 %
EL ÍNDICE DE DESARROLLO HUMANO (IDH), elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Su valor sintetiza la esperanza de vida, la educación y la renta per cápita. El índice varía entre 0 y 1, correspondiendo este último valor a la situación óptima. En la clasificación (2022), Suiza ocupa el primer puesto, con IDH (0,967) con Gini propiedad 70,5 %, y Gini renta 29,4 %; Suecia figura en el lugar 5, IDH (0,952); Holanda en el 10 (0,946); Japón en el 24 (0,920); Estados Unidos en el 20 (0,927); España en el 27 (0,911); China el lugar 75 con IDH (0,788). Los últimos lugares los ocupan Sudán del Sur (0,381) y Somalia (0,380), entre 193 países.
EL ÍNDICE GLOBAL DE FELICIDAD publicado por Naciones Unidas recoge los resultados de la encuesta realizada entre sus ciudadanos acerca de aspectos de su calidad de vida, tales como renta per cápita, apoyo social, esperanza de vida, libertad, percepción de la corrupción. Su valor oscila entre 1 y 10.
En la clasificación de 2023, Finlandia ocupa el primer lugar; Países Bajos el 5 ; Suecia el 6 ; Suiza el 8; Estados Unidos el 15 ; España el 32 ; Japón el 47 y China el 64. Los valores más bajos los ocupan Líbano 136 y Afganistán 137
POBREZA. El cuarto índice de interés es el que se refiere a la pobreza, a las personas que han de considerase pobres en un país. Dos modos de establecerlo son:
- -Definiendo la pobreza extrema, fijándola, por ejemplo, en personas que viven con menos de 6,85 € por día, lo que ocurre en más del 95 % de la población de Burundi o de Madagascar o en alrededor de un 3 % de la población española.
- -Definiendo un umbral de pobreza para cada país, que suele elegirse como el 60 % o el 50 % de la mediana de la renta. Puede así ocurrir que en Suiza se considere como pobre quien ingresa menos de 2100 € /mes, en España menos de 1300 €/mes y en Madagascar menos de 36 €/mes.
Posibles conclusiones
La clasificación de los países según estos índices muestra la gran diferencia entre los países del hemisferio norte y los del hemisferio sur, entre los países industrializados y los que no lo están, así como la imprecisión de algunas definiciones de pobreza. Al contrario de lo que se dice, la concentración de la riqueza en grandes empresarios parece compatible con la distribución igualitaria de la renta, mediante la creación de puestos de trabajo, y con la libertad. Quizás la administración de sus bienes por los propietarios de empresas en base a un sistema de valores de origen en las grandes culturas mediterráneas ha conducido a este resultado.