¿Estamos anestesiados? ¿No queremos ver la realidad? ¿O sencillamente nos da igual?
Según el barómetro del CIS de mayo (el último) la economía es actualmente la mayor preocupación de los españoles.
CARPE DIEM, QUAM MINIMUM CREDULA POSTERO
(disfruta del momento, confía mínimamente en el futuro)
‘Carpe Diem’. Solo se vive una vez. Esa parece ser la mentalidad imperante en la sociedad española este verano 2022 en el que por fin estamos libres de protocolos y normativas anti Covid y podemos campar a nuestras anchas por donde queramos.
Es un sentir generalizado que ha hecho que nos evadamos de la realidad que tenemos encima: una inflación superior al 10% en pleno verano y una recesión acechando a la vuelta de la esquina que amenaza con amargarnos el otoño-invierno.
A pesar de que los precios de todo han subido, de lo que cuesta el litro de gasolina, o llenar la nevera, los españoles nos hemos lanzado a vivir este verano como si fuera el último, a pesar de que algunos han admitido tener que recortar sus días de asueto o directamente, cancelarlos.
Los hoteleros de la Costa del Sol prevén que julio cierre con una ocupación superior al 85%, más que antes de la pandemia, mientras que en Cantabria es del 90%, o en la Comunidad Valenciana ya está en niveles de 2019. Y todo apunta a un verano de récord en cuanto a gasto vacacional: primero, por las ganas de la gente y segundo, porque los precios están por las nubes.
Es cierto que nuestra cultura es muy de vivir el presente, sobre todo tras la pandemia, pues ahora ya nada asegura que las cosas sean así dentro de un año. Pero hay otro punto importante: hay más ahorro acumulado que nunca. La pandemia sirvió para ello, llegando el ahorro de las familias a su máximo histórico en 2020, casi el 15% de la renta disponible.
El problema es que el futuro inmediato es muy incierto, y no se sabe qué pasará después de las vacaciones, porque puede que las cosas vayan a peor. Sobre todo en lo que respecta a destrucción de empleo. La inflación está aumentando los costes de todas las empresas y aunque ahora todo son burbujas de alegría, es posible que se pinchen en un par de meses.
No nos vamos a escapar de crecer menos que en 2021, queramos o no, porque la inflación y demás vicisitudes del 2022 han complicado todo mucho. Pero parece que vivimos de espaldas a ello.
