Vamos a vivir 100 años…pero «¿susto o muerte»?

España rara vez aparece en los primeros puestos en los ranking mundiales excepto en  dos  en los que España siempre hace podio.

Uno es el de la calidad de vida (dieta mediterránea, sol, siesta, sangría…) y otro es el del envejecimiento. Hoy España es tras Japón el segundo país del mundo con una mayor esperanza de vida y, será el primero en apenas 21 años al alcanzar una esperanza de vida media de 85,8 años. Y eso de media ya que el INE calcula que también aumentará significativamente el número de españoles que soplará las 100 velas: hoy esa cifra es de 11.248 personas y en solo 15 años se elevará hasta los 46.390, cuatro veces más.

Vivir más años es algo que en principio está bien, salvo que uno siga siendo de esa vieja escuela del “Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver”. Pero otra cosa es que esos años de más que muchos viviremos vayan acompañados de una buena calidad de vida que, lógicamente, debe contar con un buen soporte financiero. Y aquí empiezan las dudas de si compensa llegar a ser centenario o no.

La primera está clara: ¿tendremos pensiones públicas que nos permitan llegar a ser centenarios? Tranquilidad, la respuesta es sí. De momento, ni expertos financieros ni actores políticos o sociales dudan que no vaya a ser así, aunque cada vez son más los que apuntan a que en el futuro las pensiones públicas irán a la baja (Inverco calcula que pasarán de cubrir el 70% del último salario como pasa ahora al 40% en 2030, en línea con la media de la OCDE).

Al fin y al cabo, las pensiones de hoy se pagan con los impuestos y las cotizaciones laborales de hoy, una relación que se complica de cara al futuro teniendo en cuenta que la pirámide poblacional en España tiende a invertirse . La primera consecuencia es que el gasto de pensiones seguirá ascendiendo porque además se incorporan pensionistas con pensiones elevadas y superiores a la pensión media actual. Se calcula que la tasa de dependencia se duplicará en las próximas décadas hasta alcanzar el 60% en 2060. Es decir, en 2060 el 60 % de la población será dependiente (menores de 16 años y mayores de 65) del 40 %. Y, o mucho suben los salarios de ese 40%, o mucho caen las pensiones para hacer eso sostenible.

Y si la vía pública de ingresos mengua, ¿qué pasa con la privada? Pues poco, la verdad. De hecho, se calcula que lo que tienen hoy de media los españoles en seguros y planes de pensiones (los favoritos a la hora de hablar de ahorro jubilación) asciende a 14.901 €, lo que implica, según la edad, que podría llegar a obtener una renta privada adicional a su pensión pública de 99 €/mes como mucho teniendo en cuenta la esperanza de vida actual. Es decir, para pagar la factura de luz y gas,

Llegados a este punto muchos pensarán que esa caída de ingresos irá acompañada por un recorte de gastos. Están los abono trasportes para jubilados, las entradas de cine a 3 euros, los viajes del Imserso… pero hay otros gastos que no cambian como el alquiler de la vivienda (aunque el 92% de los mayores de 60 años tienen vivienda en propiedad), la cesta de la compra o la factura de la luz o el gas, que es igual para todos, por no sumar el gasto sanitario que tiende a dispararse en la vejez. De hecho, existe una brecha entre lo que los futuros jubilados creen que gastaráncuando salgan del mercado laboral (el 35%) y lo que realmente gastan (el 51%).

¿Cómo se consigue entonces llegar a los 100 años con una situación económica cómoda?

Hay que tener en cuenta que vivir 100 años y seguir jubilándose a los 67 supone incrementar en un 30% el periodo de jubilación y hay tres opciones para financiar eso: ahorrar mucho más, asumir más riesgo cuando se ahorra o retrasar la edad de jubilación

LO DICHO: “¿SUSTO O MUERTE?

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