La actividad económica se incrementó en España un 0,3% frente al cuarto trimestre por el impacto de la guerra en Ucrania y la huelga de transportes
Las cifras de actividad llegan poco antes de que el Gobierno actualice mañana sus previsiones macro, que apuntaban hasta el momento a un crecimiento del 7% pero que serán recortadas a la luz del impacto de la inflación. Llegan, también, después de que la EPA arrojara la destrucción de 100.000 empleos en el trimestre.
El PIB siguió creciendo en el primer trimestre, pero solo un 0,3% respecto al último de 2021, según los datos de la contabilidad nacional adelantados este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El dato está por debajo del esperado, que era un 0,5%, y muy por debajo de la previsión del Banco de España, que ascendía al 0,9%. Pese a todo, la comparación con el primer trimestre de 2021, en plena tercera ola del coronavirus, beneficia el dato interanual: el crecimiento se sitúa en el 6,4%, frente al 5,5% del trimestre precedente.
La recuperación económica de España sufrió en el primer trimestre una fuerte desaceleración. El impacto de la variante ómicron, la guerra en Ucrania y la crisis inflacionista impactaron en el consumo de los hogares, que baja por primera vez desde la tercera ola y se convierte en el gran lastre para el crecimiento. El ritmo que se acumulaba desde el fin del estado de alarma se ralentiza y ya se empiezan a escuchar los tambores de recesión que suenan en Estados Unidos.
Como ya pasó en el cuarto trimestre de 2021, la demanda nacional sigue lastrando el crecimiento. El ahorro embalsado no se pone en marcha para mover la economía, lo que constrasta con la pujanza del sector exterior, en plena recuperación del turismo. El consumo de los hogares se contrajo un 3,7%, en su primera caída desde hace un año. Así, la contribución de la demanda nacional al crecimiento interanual del PIB fue de 3,3 puntos, cinco décimas menos que en el cuarto trimestre, mientras que la demanda externa ya aporta 3,1 puntos, 1,3 puntos más que en el trimestre pasado. En otras palabras: España ya crece casi tanto gracias a la demanda externa que a la interna.
El golpe del covid, que fue mayor en nuestro país que en otros de su entorno, sigue pesando, y la recuperación de los niveles previos a la pandemia todavía queda muy lejos. De hecho, el PIB español en el primer trimestre de 2022 está 3,5 puntos por debajo que el del cuarto trimestre de 2019. El mal dato conocido este viernes mete presión al Ejecutivo de cara al plan de estabilidad que anunciará este viernes y debe presentar antes de este sábado a Bruselas. Como ya han hecho todos los organismos nacionales e internacionales, el Gobierno revisará a la baja sus previsiones macroeconómicas ante el impacto de la guerra en Ucrania y la crisis energética.
Llama la atención que la nota que ofrece el INE la primera página está dedicada a explicar el comportamiento del indicador que refleja un frenazo en seco de nuestra economía. Alude la nota a que «a los efectos» del covid 19 se le unen los efectos de la guerra de Rusia sobre Ucrania. Sin embargo, al mismo tiempo, señala que la mayoría de los indicadores empleados para calcular el crecimiento del PIB sólo ofrecen datos hasta febrero. El conflicto bélico comenzó a finales de febrero, con lo que los efectos de la guerra todavía no se reflejan en esos indicadores.
Para solucionar esta contradicción el INE habla de que «en esta ocasión» ha podido «añadir» información «habitualmente empleada» con resultados «adelantados de algunas de ellas referidos al mes de marzo, estimaciones de indicadores basados en datos administrativos y otras fuentes adicionales que complementan a las usuales, todo ello en línea con las recomendaciones de Eurostat y otros organismos estadísticos internacionales».
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