MINISTROS SOCIALISTAS DE ECONOMÍA

FELIPE GONZALEZ I 1/12/1982-4/7/1985 MIGUEL BOYER SALVADO (2,5 años)

FELIPE GONZALEZ II y III 6/7/1985-11/7/1993 CARLOS SOLCHAGA CATALÁN (8 años)

FELIPE GONZALEZ IV 13/7/1993-3/5/1996 PEDRO SOLBES MIRA (3 años)

L. R. ZAPATERO I 18/4/2004-7/4/2009 PEDRO SOLBES MIRA (5 años)

L. R. ZAPATERO II 7/4/2009-22/12/2011 ELENA SALGADO MÉNDEZ (2,5 años)

PEDRO SANCHEZ I y II: 7/6/2018 NADIA CALVIÑO SANTAMARÍA (4 años)

 

La lista de los socialistas que han ocupado la cartera de Economía comienza con Miguel Boyer, un destacado economista que desalentó las veleidades izquierdistas y retomó el impulso reformista que enlazaba con la herencia de Fuentes Quintana, colocando así a la economía española en la senda de su integración en las Comunidades Europeas. Fue un gran impulsor de la liberalización de la economía, que estaba intervenida en casi todos los campos desde el franquismo. Le faltó agilidad y rapidez, y no impuso medidas adecuadas en el campo energético. Entre sus actuaciones más trascendentes se encuentran la expropiación de Rumasa y el conocido como Real-Decreto Boyer, mediante el que se liberalizaron los horarios comerciales y se derogó la legislación sobre arrendamientos urbanos, indexando los alquileres a la inflación (muy elevada entonces) y expulsando de la regulación la prórroga automática de los contratos. Dimitió de su cargo el 6 de julio de 1985, por sus discrepancias con el vicepresidente Alfonso Guerra.

 

Le sucedió Carlos Solchaga, quien bregó bastante bien con el problema de la reconversión industrial, pero cometió el error de propiciar la sobrevaloración de la peseta cuando ésta entró a formar parte del Sistema Monetario Europeo. Ese fallo condujo a una importante pérdida de competitividad de las exportaciones que sólo pudo ser subsanada con las de valuaciones que se sucedieron entre septiembre de 1992 y mayo de 1993. Ello dejó tocado el crecimiento y la recuperación del millón de empleos que se perdieron en aquella coyuntura. Solchaga se reveló bien pronto como prepotente, sin reparar a veces en el insulto, o al menos bordeándolo a la hora de las réplicas en el Parlamento. Por lo demás tuvo amistades más o menos peligrosas; sus relaciones con el poder económico privado, presentan sombras aún no esclarecidas

 

Fue entonces cuando tomó las riendas Pedro Solbes, a quien si algo le caracterizó fue no hacer nada para afrontar el reto del cumplimiento de los criterios de estabilidad para integrarse en la Unión Monetaria Europea. Durante sus tres años al frente del Ministerio de Economía y Hacienda en la década de los noventa, Pedro Solbes aplicó con rigor un plan de saneamiento de las cuentas públicas y de reducción del déficit, lo que le valió las críticas en algunos sectores socialistas, que lo vituperaban como abanderado del liberalismo. Pese al éxito de su política de austeridad, con la mirada puesta en la convergencia con Europa, la crisis terminal de la legislatura se planteó paradójicamente durante el debate de los presupuestos y el gobierno se vio forzado a prorrogar los de 1995, iniciando así el proceso que condujo a la disolución anticipada de las Cortes y a la derrota del PSOE en las elecciones generales del 6 de marzo de 1996.

Pero hete aquí que 8 años más tarde, en el relevo socialista que propició el 11-M, volvió a ocupar la cartera de marras para aprovecharse de las mieles que había dejado el partido rival. En sus declaraciones tras la toma de posesión, reconoció que el gobierno recibía una buena situación económica y presupuestaria, pero también algunos problemas graves: alta tasa de desempleo y precariedad laboral. Hasta que llegó la crisis financiera de 2008, que no supo afrontar.

 

Al año siguiente le relevó la inoperante Elena Salgado, que veía brotes verdes por todas partes, tal vez porque se le aparecían en sueños, aunque la economía se deterioró a pasos agigantados durante todo su mandato.

 

Tras el nuevo paréntesis popular, con Sánchez apareció Nadia Calviño, quien primero imitó a Solbes y después reavivó el espíritu de Salgado, sin que en ningún caso los resultados le hayan acompañado. España será junto con Rusia uno de los dos únicos grandes países que no recuperará en 2022 su PIB precovid. situación agravada con un déficit anual del Estado del 6% y una deuda del 115% del PIB. Los españoles somos el cuarto país de la UE en esfuerzo fiscal (presión fiscal dividida entre PIB per cápita). Pagamos un 6,6 % de impuestos más que la media de la UE. El IPC español aumentó un 9,8 % en marzo, Alemania se quedó en el 7,6 %, Italia en el 7 %, Portugal en el 5,3 % y Francia en el 5,1 %. Mientras tanto, el propio Ejecutivo recauda más gracias a la subida de la inflación (2.000 millones más por cada punto adicional de IPC).

 

En realidad la competición para determinar cual ha sido el peor ministro socialista de Economía es muy cerrada: el endiosado Boyer, el prepotente Solchaga y sus amistades peligrosas, el excesivamente cauto y pasivo Solbes, la durmiente Salgado o la ya cuestionada internacionalmente Calviño.

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