Los datos de la EPA del primer trimestre muestran un debilitamiento que puede ser ocasional o una advertencia que sería un error minusvalorar
La Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre refleja una desaceleración significativa en los datos de empleo y paro, lo que apunta a un desgaste que puede resultar ocasional o ser un primer signo de cambio de tendencia, aunque el diagnóstico resulta todavía prematuro.
Datos
- El número de ocupados desciende en el 1T 2024 en 139.700 personas y se sitúa en 21.250.000, si bien en términos desestacionalizados se produce un aumento intertrimestral del 0,54%.
- Los parados crecen en el trimestre en 117.000, hasta 2.977.900 personas.
- La tasa de paro sube al 12,29% desde el 11,80% del 4T 2023.
- La población activa registra un descenso en el trimestre de 22.700 personas.
Valoración
- Los ocupados descendieron en el 1T 2024 en 139.700 personas, caída superior al promedio de 2014-2019 en el mismo trimestre (–108.500). De hecho, exceptuando el año de la pandemia, es la mayor caída desde 2014. La tasa interanual de la ocupación se desacelera al 3,0% desde el 3,6% del 4T 2023. En los 12 últimos meses el empleo aumenta en 615.800 personas. No obstante, corrigiendo la estacionalidad, la ocupación mantiene su tasa de crecimiento intertrimestral en el 0,54%, frente al 0,52% registrado en el trimestre anterior.
- Por sectores, el descenso del empleo en el trimestre se concentró en los servicios (–56.100), si bien siguen anotando un fuerte crecimiento interanual del 3,3%. El resto de los sectores también empeoran su comportamiento con respecto al mismo trimestre del año anterior, donde destacan la industria con un descenso en el 1T 2024 de 38.500 ocupados y la construcción (–17.400 en el 1T 2024).
- En el trimestre se reducen tanto el empleo del sector público, con 25.600 ocupados menos, como, los del sector privado, que caen en 114.100. No obstante, en términos anuales, el avance de la ocupación se sigue concentrando en el sector privado, con 559.800 personas (de un aumento total de la ocupación de 615.800), mientras que la ocupación en el sector público crece en 56.000 trabajadores.
- La temporalidad, los asalariados con contrato indefinido aumentan en el trimestre en 103.700. En el último año el incremento asciende a 814.300, mientras que los temporales se reducen en 173.500 en el trimestre y en 220.100 en el último año. De esta forma, la tasa de temporalidad se reduce hasta el 15,7%, la más baja de la serie. La temporalidad en el sector privado se reduce hasta el 12,3%, mientras que en el sector público se reduce hasta el 29,5%.
- Por comunidades autónomas, cinco anotan aumentos trimestrales de la ocupación en el 1T 2024, destacando Cantabria y Asturias, con tasas del 2,5% y 1,7%, respectivamente; en el extremo opuesto, retrocede el empleo con cierta intensidad en País Vasco (–3,8%) y Baleares (–4,1%).
- Las horas trabajadas (sin desestacionalizar) crecen un 1,2% intertrimestral, por lo que la tasa interanual pasa del 3,3% al –0,3%. En cuanto a las horas medias trabajadas por los ocupados que trabajaron, crecen un 2,0% intertrimestral hasta 36,1 horas semanales desde 35,4 horas del trimestre anterior.
- El número de parados aumenta en el trimestre en 117.000 personas, situándose en 2,978 millones, lo que supone 208.500 menos que un año antes. La tasa de paro se sitúa en el 12,29%, medio punto más que en el trimestre anterior.
- El avance de los activos se modera, pasando de una tasa interanual del 2,2% al 1,7%. Los activos anotan una caída trimestral de 22.700 personas, que se corresponde con un descenso de 49.800 españoles y un aumento de 27.100 extranjeros. No obstante, en términos anuales, los activos siguen creciendo de forma notable (407.300, de los que 232.900 son extranjeros y 174.400 españoles).
Aunque desde el Gobierno parece que no se dan por aludidos y siguen con una euforia irracional el debilitamiento de la máquina del empleo puede explicarse por una conjunción heterogénea de variables.
Por una parte, por la propia evolución de una economía española que sigue liderando la zona euro, pero cuyo ritmo de crecimiento se ha desacelerado y afronta, como el resto de las europeas, un horizonte más incierto, lo que tiene su reflejo en el mercado de trabajo.
A ello hay que sumar aspectos que afectan a la calidad del empleo, fruto de desajustes de un mercado laboral cuyo funcionamiento ha mejorado tras la última reforma, pero que presenta algunas disfunciones nuevas, como recordaba hace unos días el Banco de España.
Por ejemplo, la mortalidad en los contratos fijos ha crecido respecto a marzo de 2022, probablemente porque los fijos discontinuos están utilizándose como temporales.
La baja productividad, endémica en España, y la necesidad de revisar unas políticas activas de empleo que no cumplen eficazmente con su función, constituyen, en cambio, viejos obstáculos que pueden contribuir a frenar también la carrera por seguir reduciendo el paro en España.