El mes de marzo se cerró con más de 18,7 millones de afiliados a la Seguridad Social y se contabilizaron 2.065.000 extranjeros afiliados a la Seguridad Social (un 10,9% del total)
La comunidad que acumula más trabajadores es Rumanía 326.194 afiliaciones, cifra superior a la de todos los afiliados de Cantabria, Navarra, La Rioja, Ceuta o Melilla, juntos.
Le sigue la población de Marruecos, que cuenta con 269.000 afiliados y su presencia en el sistema agrario es muy significativo, ya que supone (con más de 96.000 trabajadores) el 13% del total de afiliados en esta rama en España.
La tercera comunidad con más afiliados es la de Italia, que tiene en España 123.000. Tras ella, China (98.000), Venezuela (84.000), Colombia (83.000), Ecuador, (67.000), Reino Unido (64.000), Bulgaria (59.000) y Portugal (54.000). Llama la atención el dato de los afiliados venezolanos, que han aumentado en un 32% respecto hace un año y un 72% desde 2019.
Los extranjeros procedentes de países de la Unión Europea son 750.000 (un 36,3% del total) por los 1.315.030 del resto de países, que suponen un 63,7% del conjunto.
En principio no parece que esta emigración, por muy digna y necesaria que sea, aporte un importante valor añadido a la sociedad española y que sus cotizaciones sean, en todo caso, de una cuantía tan importante como para ser uno de los flotadores de las cuentas de nuestra Seguridad Social.
Por otra parte la emigración de los españoles se cifra en 1.500.000 trabajadores (el 3 % de la población) con destino principalmente a Francia, donde van el 21%, seguido de lejos por Alemania, el 11%, Estados Unidos, el 8% y Reino Unido un 7%. Además, el perfil socioeconómico es muy alto pues muchos de “los nuevos emigrantes” son jóvenes profesionales universitarios con un gran valor añadido en su quehacer laboral.
