La incertidumbre sobre el futuro de las pensiones, unida a la falta de ahorro y cultura financiera, alimentan las dudas de los pensionistas actuales y futuros.
Las pensiones ya se llevan más de 4 de cada 10 euros de los presupuestos generales del Estado y suponen un 11,5 % del PIB.
CRECE LA PREOCUPACIÓN POR UNA JUBILACIÓN INSUFICIENTE
El sistema público de pensiones de jubilación en España lleva más de una década en la cuerda floja. Las tensiones demográficas, con una pirámide poblacional cada vez más envejecida, y los periodos de paro elevado y baja afiliación a la Seguridad Social atravesados en los últimos años han puesto al descubierto las costuras del sistema. Esto, unido a la incertidumbre económica, ha provocado que muchos trabajadores (y, sobre todo, aquellos cercanos a la edad de jubilación) se muestren preocupados ante el futuro de sus pensiones y la posible reducción del poder adquisitivo una vez abandonado el mercado laboral, algo que también preocupa a quienes son ya pensionistas.
Sin embargo, aunque son muchos los españoles que creen que no van a disfrutar de una jubilación holgada, son pocos los que han tomado acciones concretas para solventar la situación. Esto refleja que el miedo a una pensión insuficiente no solo tiene raíces socioeconómicas, sino que también está relacionado con los bajos niveles de ahorro y de cultura financiera.
¿Está en riesgo la pensión pública de jubilación?
Más de un 80 % de los españoles dice estar preocupado o muy preocupado por su futura jubilación. Además, el 40 % cree que no va a poder disfrutar de una jubilación holgada, teniendo en cuenta tanto los ingresos de la pensión pública como los procedentes de su ahorro personal, según datos de la Encuesta BBVA sobre las Pensiones y los Hábitos de Ahorro en España. Además, de acuerdo con la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el 88 % de los españoles asume que la cuantía de su pensión será inferior a la percibida en el último salario.
¿Cuáles son las causas de esos temores?
Los desafíos que tiene el sistema público de pensiones en España son evidentes y han sido señalados insistentemente por expertos e instituciones financieras en los últimos años. Estos tienen que ver, en gran medida, con cómo está estructurado el sistema y el envejecimiento de la población. Las pensiones se pagan con las cotizaciones a la Seguridad Social de los trabajadores activos y el número de jubilados aumenta mucho más de lo que lo hace el número de trabajadores. Además, estos desafíos demográficos no desaparecerán a corto plazo.
España es ya uno de los países con una población más envejecida a nivel mundial y con una tasa de dependencia proyectada para 2050 muy alta. A mediados de siglo, se calcula que habrá 1,7 trabajadores en activo por cada trabajador jubilado. Con esto en mente, en los últimos años se han introducido una serie de reformas para buscar nuevas vías de financiación del sistema al tiempo que se intenta que los pensionistas no pierdan poder adquisitivo
Sin embargo, los problemas estructurales no son los únicos que alimentan el miedo a una jubilación insuficiente. Según la Encuesta Global de Inversores Particulares, elaborada por Natixis Investment Managers con trabajadores cercanos a la edad de jubilación, la mayoría de los encuestados afirma que el repunte de la inflación ha provocado un aumento del miedo a la pérdida de poder adquisitivo y ha perjudicado su capacidad de ahorro para la jubilación. Además, más de tres de cada cuatro dice temer que el aumento de la deuda pública perjudique la capacidad de las arcas del estado de sufragar las pensiones públicas a largo plazo
Por último, la ansiedad ante la incertidumbre económica también está relacionada con la escasa capacidad de ahorro y la falta de cultura financiera. El informe de la OCU señala que un 70 % de los menores de 65 años no está ahorrando para la jubilación a pesar de tener dudas sobre su futuro. No lo hace, sobre todo, porque tiene otros gastos de mayor prioridad o no tiene ingresos suficientes. Además, el nivel de conocimiento sobre los instrumentos de ahorro e inversión es, en general, bajo: la Encuesta Funcas 2023 señala que el 36 % de los españoles de entre 18 y 64 años admite que no sabe lo necesario para tomar decisiones financieras adecuadas.
Miedo a una jubilación insuficiente: las consecuencias
La situación actual del sistema público de pensiones, unida al desconocimiento de muchos de los instrumentos de previsión social disponibles y a la falta de ahorro privado, tiene una consecuencia clara: la pérdida de poder adquisitivo de los pensionistas con respecto al último salario. España sigue teniendo una tasa de reemplazo alta, ya que según los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la pensión pública cubre de media cerca del 80 % del último sueldo percibido. Esto supone, si no se tienen ingresos complementarios, una pérdida de poder adquisitivo del 20 %.
Además, aunque las pensiones se hayan vuelto a revalorizar de la mano del Índice de Precios de Consumo (IPC) en los últimos años, la subida imparable de los precios desde el inicio de la guerra en Ucrania en 2022 socava mes a mes la capacidad de gasto de pensionistas y trabajadores. Todo esto deriva, además, en un aumento del estrés, la ansiedad y la preocupación ante el futuro, tal como reflejan los estudios citados anteriormente, sobre todo, teniendo en cuenta que la pensión pública es la principal fuente de ingresos para todos los jubilados de España.
¿Cuáles son las soluciones?
Las soluciones para alcanzar la sostenibilidad del sistema público de pensiones pasan en gran medida por decisiones políticas como el incremento de la edad de jubilación o el fomento del ahorro colectivo e individual, los llamados segundo y tercer pilar de la previsión social. Sin embargo, rebajar el miedo a una jubilación insuficiente pasa también por otros factores relacionados con el aumento de la educación financiera y de la planificación del ahorro.
Según la Encuesta BBVA sobre las Pensiones y los Hábitos de Ahorro en España, el 81 % de los españoles cree necesario ahorrar para la jubilación, pero solo el 28 % ha empezado a hacerlo. De entre los que ahorran con ese objetivo específico, la mayoría (un 60 %) sigue confiando en los planes de pensiones. Los depósitos, los planes de empresa, los fondos de inversión y la inversión inmobiliaria también son bastante utilizados, pero existe bastante desconocimiento acerca de otros instrumentos de ahorro.
Las empresas también juegan un papel importante, y no solo como facilitadoras del ahorro a través de planes de pensiones de empleo de previsión social empresarial. De acuerdo con la encuesta Global Benefits Attitudes Survey de WTW, el ahorro para la jubilación y la planificación de la economía diaria son dos de los temas que más preocupan a los empleados. Estos demandan también cada vez más ayuda a sus organizaciones sobre asuntos relacionados con el ahorro y las finanzas.
En definitiva, la preocupación por el futuro de las pensiones tiene causas objetivas, derivadas de los desafíos que tiene el sistema público, pero también está motivada por la falta de previsión y la baja cultura financiera de una parte importante de la población. Aumentar el ahorro y la inversión, planificar la economía doméstica para tener un futuro tranquilo y apoyarse en expertos en finanzas son algunas de las soluciones para reducir la incertidumbre y, por tanto, el miedo a no tener una pensión de jubilación suficiente.
LAS 7 CLAVES DE LAS PENSIONES DE JUBILACIÓN EN ESPAÑA
El sistema público de pensiones de España lleva más de una década en la cuerda floja. La crisis financiera de 2008 destapó las debilidades de un sistema del que cada vez dependen más pensionistas durante más tiempo y en el que las aportaciones de los trabajadores en activo vía cotizaciones no llegan para cubrir un gasto creciente.
El debate alrededor de las pensiones está sobre la mesa. Los desafíos en el futuro del sistema y sus desequilibrios a nivel financiación marcarán una parte importante de la agenda pública y privada de los próximos años. Hoy por hoy, cada vez más compañías apuestan por construir un sistema complementario de aportaciones. El objetivo es que los trabajadores puedan mantener su nivel de vida tras la jubilación y generar el marco para la desvinculación de los empleados a la edad deseada por la compañía.
Este es el coste real de las pensiones, explicado en siete datos clave.
1.- Las pensiones suponen más de un 42 % de los presupuestos generales
Los últimos presupuestos generales del Estado, del año 2023, sumaron un total de 450 721 millones de euros. En ellos, 190 684 millones fueron destinados al pago de las pensiones. Es decir, más de 4 de cada 10 euros de todo el presupuesto público. Las pensiones contributivas de la Seguridad Social se llevaron el 35,43 % del presupuesto y las de clases pasivas un 4,52 %. Por comparar, el gasto en subsidios de desempleo es del 4,72 % y en defensa, del 2,73 %. Estos porcentajes, además, han ido aumentando con los años. En 2007, las pensiones suponían el 33,85 % de los presupuestos y en 2014 el 40,59 %. Se espera que el gasto en pensiones siga aumentando de forma gradual en los próximos años.
2.- Y un 11,5 % del PIB
Según los últimos datos publicados por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, en el mes de febrero de 2024, la nómina de las pensiones contributivas fue de 12 668 millones de euros, de los cuales más del 73 % fue destinado a las pensiones de jubilación. El gasto mensual supone un 11,5 % del Producto Interior Bruto (PIB), un porcentaje que ha disminuido ligeramente en los últimos años (en 2020 fue del 12,4 %) porque, aunque el gasto en pensiones ha aumentado, el PIB lo ha hecho en mayor medida.
3.- Los desafíos del envejecimiento
El envejecimiento de la población hace que cada vez haya más pensionistas por cada trabajador en activo El aumento del gasto en pensiones en España está impulsado, en gran medida, por el envejecimiento de la población, lo que hace que cada vez haya más pensionistas por cada trabajador en activo y que, además, los pensionistas disfruten de las prestaciones durante más años. Hoy hay 2,24 afiliados a la Seguridad Social por cada pensionista, pero las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística y el Banco de España señalan que en 2050 habrá solo 1,35 trabajadores en activo por jubilado (aunque el dato final dependerá de la evolución de los diferentes escenarios demográficos).
4.- La tasa de sustitución sigue siendo elevada
Otro de los factores que influyen en las tensiones del sistema de pensiones es la llamada tasa de sustitución, que mide la relación entre el último salario percibido y la prestación por jubilación (o, lo que es lo mismo, la pérdida de poder adquisitivo tras abandonar el mercado laboral). En España, la tasa de sustitución de las pensiones contributivas está en el 80,4 %, según el informe Pensions at a Glance de la OCDE. La media de los países de la organización está en poco más del 60 %.
5.- El déficit, al alza
El llamado desafío demográfico y la elevada tasa de sustitución tienen una consecuencia evidente: los ingresos son cada vez más escasos para hacer frente a una nómina de pensionistas en aumento. Esto ha provocado que el sistema público de pensiones esté en números rojos desde 2011, a pesar de las diferentes medidas establecidas para corregir la situación. En 2017, el déficit de las pensiones alcanzó el 1,7 % del PIB y desde entonces se ha ido reduciendo gradualmente (aunque no tanto como para volver a números positivos): en 2023 fue del 0,5 %, de acuerdo con los datos preliminares del ministerio.
6.- Y la hucha de las pensiones, a la baja
Otra de las consecuencias del aumento del gasto por encima del aumento de los ingresos es la reducción del llamado Fondo de Reserva de la Seguridad Social, más conocido como la hucha de las pensiones. Esta herramienta busca garantizar el pago de las prestaciones en aquellos casos en que el sistema no pudiera hacerlo por medios propios debido al desajuste entre ingresos y gastos. La hucha de las pensiones acumulaba en 2011 66 815 millones de euros, pero en los últimos años llegó a quedarse con poco más de 2.000 millones. En 2023, todo apunta a que se recuperará ligeramente hasta los 5.300 millones gracias al incremento de las cotizaciones como veremos en el apartado siguiente.
7.- Nuevas fuentes de ingresos
Desde 2021, la revaloración anual de las pensiones vuelve a estar ligada al índice de precios de consumo (IPC). Esto ha provocado que el gasto en pensiones haya crecido mucho en los últimos años y que haya habido que buscar nuevas fuentes de ingresos. El déficit de la Seguridad Social se ha cubierto a través de transferencias directas a través de los presupuestos generales del Estado. Y se ha establecido una nueva herramienta que busca la sostenibilidad del sistema a largo plazo: el Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI).
Entre 2023 y 2032, el MEI buscará sanear el Fondo de Reserva de la Seguridad Social vía nuevas cotizaciones que no computan para calcular las cuantías de las prestaciones de la Seguridad social, mediante una aportación extra del 0,6 % en las cotizaciones por contingencias comunes de los trabajadores en activo, porcentaje que irá subiendo anualmente un 0,25 % en los próximos 20 años. A partir de 2032, el MEI plantea dos escenarios. Uno en el que no se produce desviación del gasto, por lo que no habría que tirar de la hucha de las pensiones, y otro (el más probable) en el que sí seguiría existiendo déficit y habría que subsanarlo con el fondo de reserva.
La comprobación del gasto se hará cada tres años hasta 2060, cuando se espera que los desafíos demográficos que suponen el envejecimiento de la población se hayan estabilizado. Hasta entonces, las aguas por las que navegará el sistema público de pensiones estarán revueltas. Por eso también, el ministerio de Seguridad Social ha buscado fortalecer el ahorro privado a través de los planes de empleo (el llamado segundo pilar) como forma de reducir la presión sobre las pensiones públicas, que hoy siguen siendo la única fuente de ingresos para la mayoría de trabajadores jubilados.
COMPLEMENTOS FINANCIEROS EMPRESARIALES
Si la empresa decide promover un plan de jubilación, el mercado asegurador y de fondo de pensiones ofrece diferentes soluciones. Según su vehículo de instrumentación, existen tres grandes tipos de vehículos: el plan de pensiones de empleo (PPE), el plan de previsión social empresarial (PPSE) y el seguro colectivo de vida.
Qué son los planes de pensiones de empleo (PPE)
De entre el número creciente de empresas que apuestan por el llamado segundo pilar, es decir, el ahorro complementario para la jubilación a través de la compañía, los planes de pensiones de empleo son uno de los instrumentos más habituales. Así, este tipo de herramientas de ahorro son también un factor cada vez más importante a la hora de atraer y retener talento.
Los planes de pensiones de empleo o PPE están dirigidos a toda la plantilla, ya que se rigen por el principio de no discriminación y tienen una serie de características específicas que los convierten en una opción popular cuando se trata de apostar por apoyar el ahorro entre los trabajadores de forma generalizada. Además, La Ley de Impulso de 1 de julio de 2022 incorpora algunas medidas para fomentar la implantación de PPE en las empresas.
Los planes de pensiones de empleo existen en España desde la promulgación de la Ley de Planes y Fondos de Pensiones de 1987 y, como tal, están regulados. Así, están abiertos a cualquier empleado de la empresa que quiera ser partícipe del plan y los derechos sobre las aportaciones son siempre de los empleados. Se trata de planes de pensiones promovidos por la empresa, de los cuales participan los empleados y los beneficiarios son aquellas personas en cuyo favor se generan las prestaciones.
Están controlados por una comisión formada por representantes de la compañía y de los partícipes. Dicha comisión es, además, obligatoria por ley. Los planes de pensiones de empleo tienen un límite de aportación anual conjunta de 10.000 euros entre empresa y empleado, quedando limitada la aportación del empleado a 1.500 euros anuales para planes de pensiones individuales. En el caso de los planes de empleo, sin embargo, este límite se incrementa en 8.500 euros anuales siempre que el incremento de las aportaciones proviniera de aportaciones de la compañía, o de aportaciones del trabajador por importe igual o inferior a la aportación de la compañía lo que supone que el límite máximo de aportaciones a un plan de pensiones de empleo podía ser de 4.250 euros por parte de la compañía, y 5.750 por parte del empleado partícipe del plan de pensiones. Además, para empleados con salarios inferiores a 60.000 euros, se aplicará la siguiente tabla:
Aportaciones para empleados con salarios inferiores a 60.000 euros
Aportaciones a los planes de pensiones de empleo. | |
Aportación de la compañía | Coeficiente multiplicador |
Igual o inferior a 500 euros | 2,5 |
Entre 500,01 y 1.500 euros | 1.250, más el resultado de multiplicar por 0,25 la diferencia entre la contribución empresarial y 500 euros |
Más de 1.500 euros | El resultado de multiplicar la contribución empresarial por 1 |
Por otro lado, en los planes de pensiones de empleo la estrategia de inversión es única y la decide la comisión de control del plan. Cabe también destacar que las modificaciones que ha introducido La Ley de Impulso de 1 de Julio de 2022 mejoran las ventajas fiscales de estos planes. Actualmente, se fijaban en 1.500 euros la cuantía máxima anual de las aportaciones a planes de pensiones de cualquier tipo (sumando aportaciones individuales y aportaciones a la compañía, en su caso).
En cuanto a las prestaciones recibidas, los planes de pensiones de empleo contemplan que se reciban los derechos en caso de acaecer ciertas contingencias. Las coberturas habituales son la jubilación, la incapacidad, el fallecimiento o la dependencia. Además, se contemplan situaciones excepcionales de liquidez que son la enfermedad grave, desempleo de larga duración y aquellos derechos consolidados con una antigüedad superior a 10 años (debiendo estar contemplado en las Especificaciones)
Existe también un régimen especial para personas con un grado de minusvalía física o sensorial igual o superior al 65% y psíquica igual o superior al 33%, así como para discapacitados que tengan una incapacidad declarada judicialmente. Bajo este régimen, las contingencias pueden recaer sobre el cónyuge o los parientes de la persona discapacitada.
En el caso de que el trabajador abandone la empresa, tendrá adquiridos el 100% de los derechos de sus aportaciones. Es decir, el empleado tendrá la capacidad de decidir si quiere movilizar o no los fondos acumulados.
¿Qué es un plan de previsión social empresarial (PPSE)?
Los planes de previsión social empresarial, también conocidos como PPSE, son otra de las soluciones de ahorro colectivo en la empresa más habituales. Al igual que el plan de pensiones de empleo, cumple con los principios básicos de no discriminación, atribución de derechos e irrevocabilidad de las aportaciones. Las aportaciones al PPSE también están sujetas a los mismos límites del PPE, es decir, un máximo anual de 10.000 euros entre empresa y empleado.
El PPSE se instrumentaliza mediante un seguro. El tomador del PPSE es la propia empresa, mientras que los asegurados son los empleados. Además, no existe una comisión de control y su función la lleva a cabo la propia compañía. Otra cosa que diferencia este vehículo de financiación es la estrategia de inversión, que es única para todo el colectivo, pero es decidida por el tomador del seguro, es decir, la empresa, pero que obligatoriamente tiene que tener una rentabilidad mínima garantizada.
Las contingencias por las que se puede percibir el PPSE son las mismas que para el PPE, incluyendo también las situaciones excepcionales de liquidez (desempleo de larga duración, enfermedad grave y desahucio).
¿Qué es un seguro colectivo de vida?
Los seguros colectivos de vida son soluciones flexibles que pueden ir destinadas a un colectivo concreto dentro de la empresa y no tienen por qué estar abiertas a todos los empleados. Son similares a los PPSE en que el control lo efectúa la propia empresa y en que es esta también la que hace las funciones de tomador del seguro.
Sin embargo, el seguro colectivo de vida no tiene límite de aportación y los derechos en caso de baja dependen de los compromisos adquiridos con los empleados. Además, no tienen por qué cubrir los llamados supuestos excepcionales de liquidez, aunque sí cubren las contingencias habituales (jubilación, fallecimiento, incapacidad…)
En cuanto a la estrategia de inversión, es la empresa, como tomador del seguro, la que decide esta estrategia, que será única para todos los empleados que forman parte al seguro colectivo de vida. Puede escogerse entre modalidades de inversión con rentabilidad garantizada, como modalidades de inversión en que el riesgo de inversión sea asumido por la empresa (unit linked).
La importancia de la fiscalidad
Aunque es un tema que suele pasar algo más desapercibido, la fiscalidad de cada uno de los vehículos de financiación que hemos visto también es un factor importante a la hora de decidirse por uno u otro. Aquí, las grandes diferencias están entre el seguro colectivo de vida y los otros dos vehículos.
- Para la empresa, las aportaciones del plan de pensiones y del PPSE son deducibles en el impuesto de sociedades, mientras que las prestaciones no tienen impacto fiscal. El caso del seguro colectivo es algo más complejo. Las primas imputadas se pueden deducir en el impuesto de sociedades, pero las no imputadas se pueden deducir solo en los ejercicios en que se satisfagan las prestaciones. Si las primas han sido imputadas, las prestaciones no tienen efecto fiscal. Pero si no lo han sido, son deducibles en el momento del cobro de la prestación.
- Para el empleado, las prestaciones se consideran rendimientos del trabajo en el caso de los planes de pensiones y los PPSE. En ambos vehículos de financiación, la aportación del empleado y empresa puede utilizarse para minorar la base imponible. En cuanto a las aportaciones a los seguros colectivos por parte del empleado dependerá de si las aportaciones han sido o no imputadas al empelados. Las primas no imputadas no tienen impacto fiscal, mientras las imputadas son consideradas retribución en especie. Las prestaciones por jubilación e invalidez se consideran rendimiento del trabajo (aunque, en el caso de las primas imputadas, solo se hace con el exceso de prestación sobre el importe de la prima). Las prestaciones por fallecimiento – que recaen sobre los familiares – se ven afectadas por el impuesto de sucesiones (solo en los seguros colectivos, no en los planes de pensiones).