¿Portazo al permiso por maternidad/paternidad «doble»?

Los progenitores que tienen y cuidan solos de sus hijos (unidades conocidas como familias monoparentales) llevan años dando batalla en los tribunales para que se les reconozca el derecho a acumular la prestación de maternidad y paternidad y a sumar los permisos laborales correspondientes. En este sentido, los Tribunales se encuentran día sí día también con reclamaciones y demandas en sus mesas sobre asuntos a los que la política todavía no ha dado solución o, al menos, no todo lo clara que la judicatura querría.

 

Uno de estos asuntos a los que la judicatura se ha debido enfrentar en los últimos meses es el permiso de maternidad o paternidad en las familias monoparentales. Hay dos cuestiones que se están planteando y que contemplan la cara y la cruz de este tema. Por un lado, la cuestión planteada por estos nuevos modelos de familia es clara: si una familia con ambos progenitores disfruta de un permiso de 16 semanas por cada progenitor, ¿no es justo que una familia monoparental sume ambos permisos para «igualarse»? Y, por el contrario, los argumentos en contra hablan de la cuestión de la personalización de esos permisos. Si los permisos de paternidad y maternidad son personalísimos y solo parcialmente transferibles entre ellos, ¿no sería excesivo que las familias monoparentales cuenten con un permiso de 32 semanas frente las 16 que disfrutan cada uno de los progenitores?

Evidentemente, no deben ser los jueces y juezas de este país los que deban marcar qué es justo y qué es injusto, ni los que tengan que negar estas peticiones a las familias monoparentales, sin un soporte normativo claro que les facilite la labor.

Estamos, cada vez más, en una sociedad que judicializa temas que, en realidad, pertenecen a demandas sociales que deben tener respuesta desde la clase política. Estas demandas sociales, como los derechos de permiso de las familias monoparentales, no son respondidas -positiva o negativamente-, lo que obliga a la judicatura a enfrentarse a reclamaciones, a interpretar y a decidir, con una normativa desfasada o dudosamente pensada para estas situaciones.

Con esta situación llegamos al punto de que, por parte de nuestros Tribunales Superiores de Justicia, se venía debatiendo si las familias monoparentales debían o no contar con 32 semanas de permiso (al sumarse las de los dos progenitores) o si, por el contrario, solo debían contar con las 16 semanas que todo progenitor individual tiene.

Esta disyuntiva impuesta a los tribunales ha llevado a tener sentencias que conceden la acumulación de los permisos en Cataluña y País Vasco (por sus respectivos Tribunales Superiores de Justicia) u, otras sentencias, más innovadoras y creativas como la del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura, que concedió hasta un máximo de 26 semanas a una familia monoparental, al considerar que es el permiso máximo que puede disfrutar cualquiera de los progenitores en una familia biparental (ya que las primeras 6 semanas son intransferibles entre progenitores).

A pesar de todo lo anterior, no ha sido hasta la entrada en escena del Tribunal Supremo cuando se ha podido -por ahora- entender resuelta la situación en el sentido no más favorable para las familias monoparentales. En concreto, el TS ha sentenciado que no existe regulación que conceda un permiso superior a las familias monoparentales frente a las biparentales, indicando que la función de los tribunales es «la aplicación e interpretación de la norma, pero no la creación del derecho».

De esta forma, el Tribunal Supremo ha devuelto la pelota al tejado de nuestro legislador, recordándole que su función es la de crear norma y, por ende, derechos y obligaciones; y la labor de los juzgados y tribunales, es la de interpretarlas, pero nunca la de «crear derecho».

Por tanto, el circulo abierto por los legítimos y particulares intereses de las familias monoparentales en forma de reclamaciones administrativas y judiciales, ha quedado por ahora cerrado por parte del TS con una negativa por respuesta. Habrá que ver si esto desincentivará a las familias monoparentales a seguir reclamando o si, por el contrario, escuchará nuestro legislador la llamada del Supremo para recoger en la norma si deben o no contar con mayor permiso parental.

Fuente: El Economista
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