Titulares de prensa del 18 de julio 2024, a 40º a la sombra
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- El no a la independencia de Cataluña está en el 53%, el mayor porcentaje desde 2015
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La sobrepolitización agota. Se ha visto estos días lo que España es y puede ser como nación y como sociedad pese a sus políticos. El éxito del deporte debería servir de estímulo y no todo tiene que venir del Estado o de la política, los ciudadanos podemos hacer mucho por cambiar nuestro país.
Es pleno verano y muchos ciudadanos disfrutan ya de la playa o de la montaña. Otros aún trabajan con ganas de poder descansar pronto. La época estival es, por lo general, un momento de desconexión. Mientras tanto, los políticos de todos los colores han seguido dando la turra, encerrados en su burbuja y someten a los españoles al infernal castigo de escuchar sus polémicas diarias, tan afanados en seguir siendo los protagonistas de cada telediario. Su trabajo, por supuesto, es hacer política hasta en verano, pero bien podrían aprovechar la época estival para tomarse un descanso de sus jugadas, sus órdagos y su machacona politización de lo cotidiano.
La izquierda, por ejemplo, se ha pasado toda la competición futbolística europea destacando el hecho de que dos de los mejores jugadores de la selección, los delanteros Nico Williams y Lamine Yamal, tenían la asombrosa característica de ¡no ser blancos! Cada uno de sus goles no era contra el equipo rival, sino contra la ultraderecha racista y fascista que debía rabiar en sus casas. Y sin embargo, mientras gente de toda clase e ideología celebraba sin complejos los goles de los dos jóvenes internacionales españoles, políticos del PSOE, Podemos y Sumar mostraban verdaderos signos de obsesión con la raza al exaltar constantemente la diferencia de tonalidades de piel o ascendencia. Qué desgracia la suya al descubrir que a nadie le importan tales cosas
También el torneo deportivo ha provocado un espectáculo divertidísimo por parte de los independentistas. Muchos políticos se han esforzado en intentar explicar a jóvenes y mayores por qué apoyar a La Roja es una forma de opresión nacionalista española mientras una masa alegre vitoreaba y celebraba en una abarrotada Plaça Catalunya. En el País Vasco aún se ven gestos de odio e intolerancia hacia algunos de los numerosos jugadores de la selección procedentes de esta región, pero también han sido muchos los aficionados del Athletic y la Real Sociedad que esta vez lucían camisetas rojigualdas en las calles.
En el lado derecho del tablero, aprovechando la cuestión del reparto de menores extranjeros no acompañados, Vox ha decidido romper sus gobiernos con el PP. Sin entrar en el fondo del asunto, de nuevo los partidos de la derecha española demuestran su absoluta falta de conexión con una base sociológica. Mucho se podría decir sobre la deriva de Vox, pero en realidad el análisis fundamental es que han logrado unos minutos de atención y después la gente ha seguido con su vida, por lo que difícilmente habrán conseguido el golpe de efecto deseado. Entre el tacticismo de unos y la desorientación perpetua de los otros la oposición no hace más que seguir desmoralizando a quienes están hartos de este Gobierno sin ofrecerles una alternativa ilusionante.
Lo más probable es que a estas alturas la mayoría de los ciudadanos se conformen con que los políticos patrios dejen de hacer el ridículo en esta campaña permanente en la que parece que está atrapada la política española. La sobrepolitización agota. Ninguno de los políticos, a diestra y siniestra, está a la altura de una abrumadora mayoría social que solo necesita el liderazgo adecuado para brillar en su máximo esplendor.
Honrosas excepciones hay y habrá en cada partido, personas que sí creen en lo que hacen y trabajan por mejorar este país, pero o son los menos o no son quienes llevan la voz cantante. Por lo tanto, la mejor decisión que pueden tomar los líderes políticos este verano es dejar a la gente en paz un rato y ocupar el tiempo justo y necesario en los informativos.