Esto es lo que se puede entender del cansino “conflicto de las pensiones”:
1. A principios del siglo pasado los gobernantes de entonces otorgaron a España un sistema de prestaciones sociales que fue el germen de uno de los Sistemas de Pensiones Públicas más admirado (y generosos) del mundo, una obra maestra social y política, que aportó riqueza y sosiego (con altibajos) al país y con una vertiente de solidaridad INTERGENERACIONAL admirable.
2. Esta obra está en peligro. Varias veces ha sido humillada, restaurada, reformada, y ha aguantado casi 100 años. Pero sabemos que está en peligro y que hay, al menos, tres fenómenos que la están minando:
- la prolongación de la duración de la vida y los estragos del “invierno demográfico”;
- el peso de unendeudamiento público que reduce el margen de maniobra del Estado y su capacidad para acudir en auxilio de un sistema pronto en quiebra;
- la evolución de la propia noción de trabajo cuya posición en nuestras vidas ha cambiado por la robótica, por el desempleo masivo y por la obligación ecológica de poner fin al imperativo de crecimiento a cualquier precio.
¿Cómo es posible que el concepto de jubilación no se vea afectado?
3. Tenemos unos gobiernos que, fieles a las promesas realizadas en las campañas electorales, han ido dando palos de ciego, se han equivocado, se han desdicho, han cometido errores de comunicación lamentables, ¿pero qué importan los errores de comunicación frente al inmenso desafío que es salvar una gran obra social y política? Cuando los gobernantes dudan y cambian de opinión, cuando tergiversan o retroceden, a fin de cuentas no hacen otra cosa que deliberar frente a los gobernados, debatir entre ellos y adaptar sus propuestas en una defendible negociación social (¿o más bien simplemente “de poder”?
4. Tenemos sindicatos que han reaccionado ante esta oferta de debate de la forma más extraña que se pueda imaginar, dejándose cobardemente avasallar por confusas Plataformas/Coordinadoras/Mesas (de oscuros y no declarados intereses) en defensa de las pensiones, como si las pensiones no estuviesen directamente afectadas por el universo laboral (salarios, cotizaciones,…). Siempre hay quien se opone a las reformas antes de saber qué implicarán; en lugar de negociar un sistema mejor para sus hijos, enseguida dicen no tener más objetivo que presionar a los poderosos; y se comportan como estos “últimos hombres” que, en los relatos de ciencia ficción, están tan profundamente convencidos de que la partida ha acabado que solo conocen una ley: la del “no habrá un mañana” y del “sálvese quien pueda” generalizado.
5. Lo que vemos, desde entonces, esun estado de angustia sin precedentes desde hace casi 100 años. Una angustia anticipada, un desánimo de principios y sin un final visible. El resentimiento de unos los desesperados del “no future”.
Una España que, olvidando su valentía y, su ingenio, presenta todos los síntomas de una sociedad invadida por el nihilismo y la locura. Cuando el pueblo se vuelve multitud, cuando esta multitud ya solo está formada por comunidades mutuamente exclusivas e incluso mutuamente delatoras, cuando la palabra se vuelve grito y el grito es un discurso de odio e insultos, cuando cada uno mira solo por su bienestar y pierde la preocupación por el bien público, ¿acaso no se acerca esto a este estado prepolítico que algunos llamaban “estado de naturaleza” y donde los lobos (para el hombre) se hallaban en el centro de la propia ciudad?
Esta enfermedad del alma, esta desilusión de una España harta de sí misma y del universo, de sus gobernantes y sus sindicalistas, de su idioma y de su historia, de su proletariado y de su burguesía, este agotamiento de una nación que ya no quiere ni sus narraciones, ni sus escritores, ni lo que se hizo en la época de la invención de su sistema sanitario, …, todo esto es tan profundo que se necesitará, para salir de ese estado, más que una reforma de las pensiones de jubilación. En realidad, se nos convoca a realizar una REFORMA INTELECTUAL Y MORAL, y cada uno de nosotros, puesto que pensamos y queremos vivir, será, en este punto, necesario.
A modo de ejemplo elocuente los únicos ilesos de la crisis son los hogares con cabezas de familia jubilados, que han mejorado sensiblemente su situación desde el inicio de la crisis, tal y como muestra la Encuesta Financiera de las Familias del Banco de España (datos de 2017). Gracias a que las pensiones no han tenido que hacer frente a la fuerte moderación que sufrieron los salarios. Y es que las pensiones no perdieron poder adquisitivo entre 2008 y 2018.
En el otro extremo se sitúan los hogares con personas de menos de 35 años que, «a pesar del reciente aumento de la renta» presentan todavía un nivel medio que sitúa en el 77% del nivel medio de 2010 según los datos del Banco de España
«Los jóvenes compran menos inmuebles, alquilan más, y la gente que está comprando casa para alquiler son personas de mayor edad y riqueza, son los que está actuando como arrendadores. Podríamos estar en una situación de que los hogares jóvenes están destinando parte de su renta a hogares de mayor edad»
Es necesario poner un mayor énfasis en aspectos relativos a la equidad intergeneracional» cuando se aborde, ¡si es que se aborda!, valientemente la reforma de las pensiones.
Los jubilados (como el resto de los ciudadanos) tienen Sanidad Pública gratuita y además medicamentos subvencionados. Suelen tener ahorros y en la mayoría de los casos sus viviendas en propiedad ya sin hipoteca. El Imserso les facilitan vacaciones a precio de saldo y disfrutan de ayudas para transporte, para luz, para teléfono, para residencias, …
Basta de sangrar a los TRABAJADORES actuales. Denles un respiro ya que, además de pagar las pensiones actuales en nuestro sistema de reparto, tendrán que conformarse inexorablemente con una pensión muy inferior a la de los actuales jubilados y además deben sacar adelante a su familia. Si pensamos en los trabajadores de menos de 40 años vemos que tienen sueldos bajos, no tienen casa o la están pagando, etc. etc. ¿Como podemos quitarles dinero para dárselo a los que tienen más que ellos?
¿Dónde está la solidaridad intergeneracional de nuestro Sistema Público de Pensiones?
¿De dónde, si no, creen que sale el dinero de sus pensiones en un sistema de reparto?
Y, lo peor, los políticos lo consienten por pura cobardía y NO “ponen el cascabel al gato”
Basado en:
La Francia cansada de sí misma
https://www.elespanol.com/mundo/20191220/francia-cansada-misma/453084691_13.html
Los únicos ilesos de la crisis: la renta media de los jubilados es hoy mayor que antes de la recesión
https://www.elmundo.es/economia/macroeconomia/2019/12/20/5dfbbecbfdddff72528b45ba.html

