A partir de mañana el Rey Felipe VI afronta dos jornadas de ronda de consultas para iniciar el trámite de una investidura parlamentaria. Este lunes el jefe del Estado se reunirá con UPN, Coalición Canaria, PNV y Sumar. El martes lo hará con Vox, el PSOE y el PP. De fracasar la investidura, bien con Feijóo a la cabeza o Sánchez, transcurrirá un plazo de 60 días para conseguir que un candidato salga elegido. De no ser posible, el monarca disolverá las Cortes y habrá elecciones en otro plazo de 47 días.
De afianzarse finalmente la investidura de Pedro Sánchez con el “caro” apoyo de los independentistas catalanes, “pagado” por todos, la legislatura aventura a ser corta y a no superar más allá de un año dada la necesidad de negociar cada asunto de manera individualizada y con un abanico de socios más plural se entorpecería notablemente la legislación. Duraría lo suficiente para poder desarrollar y aprobar unos nuevos Presupuestos Generales del Estado. Un trámite que, dada la mayoría parlamentaria en el Senado del PP, estarían bajo la lupa y cuya aplicación podría retrasarse unos meses más por la aplicación de enmiendas
Habrá que esperar hasta septiembre para avistar estos primeros sondeos, así como el barómetro del CIS de septiembre, pero en unas nuevas elecciones según las últimas encuestas publicadas en agosto (SigmaDos, GAD3 o 40dB), aunque Junts mantendría su misma representación, sería irrelevante para tejer un nuevo y necesario pacto en las Cortes. PSOE y Sumar alcanzarían la mayoría absoluta con sus socios habituales.
De media, el PP ganaría de nuevo los comicios nacionales. Feijóo lo haría con 130-132 diputados (de 5 a 7 menos) y reduciría seis puntos el porcentaje de voto a 32,23%. El PSOE de Sánchez ascendería a los 128-129 diputados (7 u 8 más) e incrementaría el porcentaje de voto casi un punto hasta llegar al 32,6%. Sumar también aumenta hasta los 34-36 diputados (de 3 a 5 más) y también casi un punto más en porcentaje (del 12,3% al 13,23%). BNG, Coalición Canaria, UPN, EH-Bildu y Junts quedaría con sus mismos diputados y ERC y PNV se enfrentarían a la posibilidad de perder uno. Vox saldría perjudicado y pasaría de 33 escaños (12,4%) a 29-30, aunque igualaría el porcentaje de voto.
En este escenario no es ni mucho menos inverosímil que Pedro Sánchez convocase nuevas elecciones nada más aprobar, en su caso los PGE de 2024 y podría hacer de nuevo como es su estilo tabla rasa de los compromisos adquiridos para la investidura de 2023. Sería la “antepenúltima” maniobra de un tahúr especialista sin ningún reparo moral ni ético, como ya nos tiene acostumbrados en su accidentada carrera política