PEDRO SANCHEZ Y LAS REPÚBLICAS ESPAÑOLAS

A pesar de que el 23-J el Partido Popular ganó las elecciones, la izquierda desde esa misma noche decidió no asumir su derrota y aferrarse a una España rota en dos bloques políticos que no se reflejan en una realidad social pues en la sociedad española no hay dos bandos irreconciliables. Todo por conservar el poder.

 

La actuación de los partidos políticos, de la mal llamada izquierda, demuestra que con Sánchez retrocedemos a tiempos políticos pasados de un nuevo cantonalismo como en 1873 y un nuevo Frente Popular como en el 1936. Lamentablemente, se dan demasiados paralelismos entre la forma de actuar de la izquierda hoy y en la de las Repúblicas españolas.

 

 

La I República española llegó más por el agotamiento de la nueva monarquía de Amadeo de Saboya que por la propia fuerza política de los republicanos y para algunos significaba democracia, laicismo y descentralización, frente al dominio de las clases medias y altas. Fue una experiencia corta, caracterizada por la inestabilidad política: en sus primeros once meses se sucedieron cuatro presidentes del Poder Ejecutivo (pues no llegó a realizarse una Constitución republicana y no existía el Presidente de la República). Estuvo marcada por tres conflictos armados simultáneos (la guerra de los Diez Años cubana, la tercera guerra carlista y la sublevación cantonal). Acabó vergonzosamente con la dictadura de Serrano y la posterior restauración borbónica.

 

La II República española (1931-1939) se instauró tras unas elecciones municipales, que no elecciones generales, que produjo la marcha del rey Alfonso XIII tras haber apoyado anteriormente la dictadura de Primo de Rivera. Se ha constituido como un mito nostálgico al que se le atribuyen virtudes y valores rigurosamente falsos perfectamente construidos por el imaginario de la izquierda. La República fue un periodo degenerativo en el que la izquierda más radical instauró un clima revolucionario con un caos político y social, y no hace falta recordar cómo terminó: el golpe de Estado (“alzamiento nacional” para un bando), la Guerra Civil y los 40 años de la dictadura franquista.

 

Con la derrota en la guerra y la consolidación del régimen franquista, la izquierda inició la construcción del mito de la república, que transforma aquel negro periodo en un tiempo político lleno de virtudes, parabienes políticos y sociales que debería ser reinstaurado en España.

 

La transición, representada por la Constitución de 1978, suponía el reencuentro de las dos Españas, la legalización de los partidos e ideologías, la Amnistía General y la convivencia democrática para construir un futuro. Ya en 1985, con Felipe González, el PSOE aprovechó su mayoría parlamentaria para reformar la Ley del Poder Judicial eliminando la independencia del poder judicial sintetizada en la frase del vicepresidente Alfonso Guerra: «Montesquieu ha muerto».

 

Sánchez representa lo peor de la república. Ha eliminado la separación de poderes. No confronta con otras ideologías, sino que enfrenta y si pudiera anularía al discrepante. Ha perdido las elecciones pero se comporta como si las hubiera ganado. Retuerce los poderes del Estado para permanecer al frente del gobierno.

 

El 23-J los españoles votaron un bloqueo con la consiguiente imposibilidad de formar un gobierno estable, por lo que probablemente sean necesarias nuevas elecciones para aclarar el espacio político. Lo que está haciendo Sánchez con sus desbarres democráticos (emulando a Largo Caballero, (“el Lenin español”) sí que dejará huella para la historia, pero una huella vergonzante.

 

 

¿¿¿ VOLVEREMOS A LAS GUERRAS CANTONALES DE LA I REPÚBLICA ???

 

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