ORIGEN
En la Edad Media, los nobles y los ricos realizaban peregrinaciones por motivos religiosos y aunque no eran vacaciones propiamente dichas permitían conocer lugares nuevos, tanto en el propio país como en trayectos a Roma o Jerusalén.
A finales del siglo XVI y durante el siglo XVII, era habitual que los jóvenes de economía próspera viajaran al extranjero para terminar su educación en una gran gira por Europa que podía durar varios años durante la que se visitaban los lugares más famosos.
La mejora de las carreteras y por tanto del transporte, facilitó los viajes y a partir del siglo XVIII lo adecuado era visitar los balnearios en la creencia de que bañarse o beber sus aguas podía mejorar la salud y curar enfermedades. Estas actividades se completaban con bailes, juegos de naipes, carreras de caballos, paseos y otros divertimentos.
No fue hasta finales del siglo XVIII, que se pusieron de moda los baños en la playa, por los mismos motivos que se acudía a los balnearios: la creencia era que bañarse en el agua de mar tenía efectos positivos para la salud.
EVOLUCION
No fue hasta finales del siglo XIX, cuando empezaron a promulgarse leyes que concedían algunos días de asueto para los a los trabajadores de “cuello blanco”. Además del domingo libre, algunos trabajadores comenzaron entonces a disponer del sábado tarde, y así nació a principios del siglo XX el ansiado fin de semana.
En Gran Bretaña una ley de 1938 estableció la semana de vacaciones anuales pagadas y en la década de 1950 era ya habitual tener dos semanas que aumentaron paulatinamente hasta las cuatro semanas de vacaciones anuales.
En Francia, el triunfo del Frente Popular de socialistas y comunistas en las elecciones de 1936 desencadenó una serie de protestas y huelgas conocidas como las “huelgas alegres”, por desarrollarse en un ambiente festivo de música y baile en las fábricas y talleres. Las reivindicaciones incluían dos semanas de vacaciones pagadas. El presidente del Gobierno, Leon Blum, convocó a obreros y patronal en unas negociaciones que culminaron con los “Acuerdos de Matignon”.
En España, aprincipios del siglo XIX, en virtud de una ley de 1918, los empleados públicos, los militares y los maestros consiguieron permisos para ausentarse del trabajo, en concreto, 15 días de vacaciones para todos los funcionarios. Un año más tarde, otra norma abría la puerta a que capitanes y oficiales de la marina mercante disfrutasen de un mes de permiso remunerado.
Pero esta conquista no llegaba a la gran masa de obreros poco o nada cualificados, por lo que ferroviarios, tipógrafos, empleados de banca y del comercio empezaron a reclamar tiempo de asueto.
En 1931 se aprobó una norma, la Ley del Contrato del Trabajo, que contemplaba un permiso anual retribuido de 7 días para todos los asalariados. Fue una normativa pionera que apenas llegó a la España rural y agrícola.
Un año antes de terminar la Guerra Civil, el gobierno deFranco dictó el Fuero del Trabajo, que, sin embargo, no establecía la duración de las vacaciones, para un país destrozado por la contienda en el que comer cada día era la principal preocupación en ambos bandos.
El veraneo tal y como se entiende actualmente, aunque mucho menos masificado, surgió durante el desarrollismo de los años 60, cuando cientos de miles de españoles abandonaron el campo para engrosar el sector servicios gracias al crecimiento económico y al surgimiento de la industria turística en las costas.
EN LA ACTUALIDAD
Francia y Finlandia encabezan el ranking de los países cuyos trabajadores han conseguido más tiempo de vacaciones anuales pagadas, con 30 días hábiles frente a los 24 de Alemania y Holanda, los 28 de Reino Unido o los 26 de Italia. En España tenemos 22 días hábiles de vacaciones pagadas.
Entre los Estados europeos con menos días de vacaciones anuales se encuentran Bélgica, Grecia, Hungría, Chipre, Irlanda, Lituania, Irlanda y Macedonia, todos ellos con una media de 20 días de libranza.
Fuera de Europa las condiciones empeoran: China ofrece 5 días hábiles de descanso a sus empleados, sin que sean obligatorios, y México 6 días que aumentan a 2 más por año trabajado, hasta un máximo de 12.
Los trabajadores de Ecuador y El Salvador suman 15 días seguidos, mientras que en Argentina son 14 días –también seguidos– que se pueden convertir en 21 si se lleva más de cinco años en la empresa, o en 28 si la antigüedad es de una década.
En Estados Unidos, más de la mitad de los empleados, un 52%, entre 2017 y 2018 no se tomaron sus días de vacaciones por razones diversas, desde miedo a perder el empleo a falta de planificación ya que a nivel federal, la Ley de Normas de Trabajo Justo (FLSA, por sus siglas en inglés) no obliga a las empresas a pagar las vacaciones de sus empleados y deja el tema al albur de acuerdos individuales entre el trabajador y la empresa.