LOS PELIGROS DE UN GOBIERNO POPULISTA Y ESTÚPIDO

En junio de 1936 Unamuno avisaba de los acontecimientos que estaban ocurriendo y de sus posibles terribles consecuencias: “Estupidez, estupidez, estupidez”.

 

Las encuestas reflejan niveles desconocidos del pesimismo social en el que está cayendo la sociedad española pues la valoración de los españoles sobre la situación de la economía ha caído 20 puntos en solo un año y las expectativas de empleo caen 13 puntos, la misma cifra en que se ha desplomado el consumo.

 

En España no hemos recuperado aún los niveles de actividad económica pre Covid. Vamos con retraso: dos años respecto a Francia, Alemania o Italia. Pero el Gobierno dice que la reforma laboral (aprobada por un solo voto por un error infantil de un diputado de la oposición) ha sido un éxito aunque doblamos la tasa de desempleo de la UE

 

Este pesimismo y desconfianza puede ser un caldo de cultivo propicio para alentar reacciones tan irreflexivas como últimamente ya estamos acostumbrados a sufrir en un mundo desquiciado por pandemias, por guerras incomprensibles y, fundamentalmente, por gobernantes irresponsables y estúpidos.

 

Demasiadas trampas acumuladas, demasiadas rectificaciones, demasiadas mentiras. Una cosa es gobernar mejor o peor y otra muy distinta, y mucho más dañina es perderle el respeto a la política, convertirla en un escenario de cartón piedra, de pura ficción.

 

¿Que cómo hemos llegado hasta aquí? Fácil de explicar: vamos de estupidez en estupidez.

 

  • Es estúpida la eliminación persistente de contrapesos para convertir a instituciones básicas de una democracia en órganos auxiliares de los partidos políticos.

 

  • Es estúpido convertir a los partidos políticos, en filtros imprescindibles por los que atravesar para acceder a posiciones de poder en cualquier ámbito de la actividad pública. La consecuencia del error era inevitable: dirigentes mediocres haciendo políticas mediocres.

 

  • Es una estupidez que ya estamos pagando, haber permitido la permuta del marco político de la Transición por otro basado casi exclusivamente en la subordinación en el que no prosperan los más competentes sino los más fieles.

 

  • Es una estupidez abrazar el populismo pues es el cáncer de la democracia ya que, a diferencia de las doctrinas explícitamente antidemocráticas, surge del interior mismo del sistema y pretende ser más demócrata que nadie. Además el populismo es transversal y hay populismo de izquierda (sanchistas y podemitas) y de derecha (Trump o Bolsonaro) La división de la sociedad en bloques irreconciliables -como ha pasado en Estados Unidos y Brasil- es el principal logrodel populismo.

 

El reciente asalto a las instituciones democráticas de Brasil a cargo de seguidores de Bolsonaro, emulando el asalto al Congreso de Estados Unidos por los trumpistas, cuyos precedentes españoles son los asaltos separatistas al Parlament catalán de 2011 y 2018, y los “rodea el Congreso” podemitas de 2012 y 2016, nos deberían avisar de los peligros de tener un Gobierno populista además de estúpido.

 

OJO: Cabe recordar que el 11-M “provocó” un vuelco electoral tres días después (el 14-M) con un cambio de gobierno insospechado en contra de la mayoría de las encuestas de una semana anterior.

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