Los fijos discontinuos ganan un 29,5% menos que los temporales

Sus ingresos medios quedarían por debajo del nuevo SMI

Trabajo da largas a la publicación de los datos y Madrid critica su opacidad

Las mujeres cobran un 24% menos que los hombres pese a tener el 54% de los empleos

Los fijos discontinuos se ha convertido en una ‘verdad incómoda’ para el Gobierno. No solo por la polémica acerca de su impacto en las estadísticas de desempleo, sino porque según avanzan los meses se confirma que es una modalidad contractual que genera empleos indefinidos más precarios. De hecho, sus ingresos medios se quedan en 1.174,3 euros mensuales en 12 pagas, un 29,5% menos que la media de los temporales. Una cantidad que se queda también por debajo del nuevo SMI pactado por el Gobierno y los sindicatos.

 

El Ministerio de Trabajo sigue sin desgranar el impacto en las cifras de inscritos en el desempleo de estos trabajadores que no están ‘activos’ como afiliados a la Seguridad Social y se han inscrito como demandantes en los servicios públicos de empleo, pero no cuentan como parados.

Aunque se trata de un compromiso verbalizado por la propia ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, su número dos, Joaquín Pérez Rey, ha explicado en la rueda de prensa de presentación de los datos de paro de enero que el SEPE está “trabajando a toda la velocidad posible” para poder ofrecer un “desglose lo suficientemente depurado y libre de errores”. Ello pese a que, tal y como ha informado elEconomista.es, la revisión de estos trabajos se lleva realizando desde el 25 de octubre. En cualquier caso, Pérez Rey ha incidido en la responsabilidad de las comunidades autónomas en este análisis.

Precisamente el consejero de Economía, Hacienda y Empleo de la Comunidad, Javier Fernández-Lasquetty, criticó este jueves duramente la opacidad de las estadísticas de Trabajo y Seguridad Social. Ha destacado que el avance de los datos de paro de enero recoge 1,13 millones demandantes de empleo que constan ocupados, que en su mayoría “son fijos discontinuos que no están trabajando”. “Si cuando hablamos de parados o ocupados no sabemos qué significa cada palabra porque el Gobierno lo ha tergiversado con la antirreforma laboral, todo se complica mucho”, ha denunciado.

En paralelo a esta polémica, desde hace un par de meses el Gobierno ha pasado de defender los contratos fijos discontinuos como una forma de acceder al trabajo de calidad a insistir en que tienen un peso muy reducido en el empleo, menos de un 7% de los afiliados indefinidos. Obviando, de paso, la contradicción que suponen que conlleven un 30% de los contratos de este tipo firmados cada mes. Una volatilidad más propia de los temporales que de los trabajadores estables.

Ingresos enquistados

Son también los datos de Seguridad Social los que arrojan luz sobre el tipo de empleos que realizan estos trabajadores. En concreto, las estadísticas de bases de cotización a la Seguridad Social, uno de los indicadores más actualizados para desgranar la evolución salarial, ya que se componen de la remuneración total que con carácter mensual tiene derecho a percibir el trabajador.

Los últimos datos, correspondientes a septiembre, revelan que el número de cotizantes con este tipo de contratos se han disparado un 2,79%, hasta los 1,01 millones. Un incremento diez veces superior al registrado por el resto de contratos indefinidos.

Pese a ello, solo suponen un 6,3% del total de cotizantes indefinidos, una cifra coherente con los datos que arroja la afiliación pero que lleva a la pregunta de por qué estos contratos son tan volátiles. Esto pone el foco en sus condiciones laborales y salariales.

En teoría, un incremento del número de trabajadores implica un descenso de la base de cotización: ha ocurrido en caso de los indefinidos con contratos ordinarios (retroceden un 3,84% de diciembre) , lo cual no implica necesariamente un empeoramiento de sus condiciones: puede explicarse por la contratación de nuevos trabajadores, que al descontarse la antigüedad registran sueldos iniciales más bajos).

A la inversa ha ocurrido con los temporales (suben un 13%, lo que encaja con la penalización por parte de la Seguridad Social de los contratos de menor duración). Sin embargo, entre los fijos discontinuos se ha mantenido estancada, con un repunte de apenas el 0,48%. Eso sí, sigue siendo la base de cotización más reducida entre los tres tipos de contratos. Y con diferencia.

La base de cotización media de los fijos discontinuos es un 29,5% inferior a la de los temporales y un 42% a la de los trabajadores con contratos indefinidos ordinarios. Pero no solo eso: el importe de 1.174,3 euros también se verá rebasado por el nuevo SMI de 1260 euros (en 12 pagas).

Por debajo de la base mínima

Esta situación afecta especialmente a las mujeres: cobran un 24% menos que los hombres, pese a que aportan el 54% del total de cotizantes fijos discontinuos. Los indefinidos ordinarios también tienen una brecha de género del 22%, aunque en su caso las mujeres suponen el 44,3% de los afiliados. Por el contrario, las mujeres con contratos temporales suponen un 55% del empleo en su categoría, pero cobran un 2,5% más que los hombres.

La relación con el SMI va más allá de la anécdota, ya que cuando se apruebe por el Consejo de Ministros, el salario mínimo se convertirá en indicador que se utiliza para determinar la base mínima de cotización para 2023. Para la media de los indefinidos ordinarios, el SMI supone un 61%, mientras que para los temporales equivale al 75%.

Uno de los factores que explica la elevada brecha salarial entre fijos discontinuos y el resto de contratos es el elevado peso del tiempo parcial. Un 36,6% de los fijos discontinuos trabaja a tiempo parcial, nueve puntos porcentuales más que los temporales y 16 puntos más que los indefinidos ordinarios. Siete de cada diez de estos cotizantes a media jornada son mujeres. 

Esto apunta a que la situación de los fijos discontinuos, una modalidad contractual pensada históricamente para el sector turístico, ha acabado absorbiendo con la reforma buena parte de los empleos de peor calidad y menor jornada vinculados a los extintos temporales por obra y servicio.

Fuente: El Economista

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