La proporción de recién llegados que encuentran trabajo en hostelería cae del 13% en 2008 al 8% en 2022.
Las personas extranjeras recién llegadas a España suelen por lo general conseguir más fácilmente un trabajo en ocupaciones que no requieren un alto nivel de formación. Sin embargo, esta tendencia está cambiando. Así lo apunta el Banco de España en un informe publicado esta semana en el que estudia los flujos migratorios y el empleo. Según el análisis, se ha detectado recientemente un «cierto desplazamiento» de los trabajadores extranjeros hacia sectores de mayor cualificación.
En concreto, el Banco de España compara la situación de 2008 y 2022 en media docena de sectores y observa una menor concentración de los recién llegados especialmente en el servicio doméstico y en hostelería. De este modo, la proporción de extranjeros que llevan viviendo un año o menos en España y trabajan como empleados del hogar ha caído del 22% en 2008 al 9% en 2022. Es decir, este tipo de actividades han pasado de ocupar a cerca de uno de cada cinco recién llegados en el momento del pinchazo de la ‘burbuja’ inmobiliaria a apenas emplear a uno de cada diez. Lo mismo ha ocurrido en la hostelería, un sector con un peso significativo en la economía española que ha pasado de aglutinar al 13% de los trabajadores extranjeros recién llegados al país en 2008 a un 8%.
A pesar de las variaciones, hay sectores de baja cualificación que siguen teniendo un peso relevante a la hora de ofrecer oportunidades de empleo a las personas que se instalan en España. Es el caso, por ejemplo, del comercio, que en 2022 empleó al 17% de los recién llegados, más incluso que en 2008 (12%). Y es que el Banco de España reconoce que la distribución de la población extranjera por sectores de actividad está condicionada por la estructura productiva del país y que la tradicional concentración de este colectivo en sectores que no requieren un nivel elevado de formación y con condiciones laborables más desfavorables sigue siendo patente.
Un problema de sobrecualificación
El tímido trasvase de trabajadores extranjeros hacia sectores de mayor cualificación a lo largo de los últimos quince años se ha producido a la par que ha aumentado el nivel educativo de las personas llegadas a España, según el informe del Banco de España. De este modo, la proporción de ocupados foráneos con un nivel de estudios alto ha aumentado del 20% en 2008 al 43% en 2022, mientras que el porcentaje de recién llegados con un nivel educativo bajo ha caído del 45% al 30% en el mismo periodo. Además, el análisis del Banco de España destaca que en España el nivel de estudios de la población extranjera tiende a ser más elevados que en otros países de nuestro entorno como Alemania o Italia, donde la proporción de recién llegados con un nivel alto se situó en el 39% y 15% respectivamente en 2022.
«En España, los inmigrantes proceden principalmente de Latinoamérica, por lo que constituyen un colectivo más homogéneo y culturalmente más próximo al país de destino que lo s que se dirigen a otros países europeos», añade el informe, que indica que la población extranjera residente en España se caracteriza por tener una mayor edad que en otros países del entorno y por una mayor presencia de mujeres. «España destaca como el país de destino con mayor porcentaje de mujeres inmigrantes, un rasgo relevante por la importante contribución de las mujeres en las actividades de cuidado de niños y personas mayores», señala el análisis del Banco de España.
Un impulso para el mercado laboral
La llegada de población inmigrante se ha acelerado en los últimos años tras el parón de la pandemia, lo cual ha contribuido al crecimiento de la población y, en especial, a registrar niveles de empleo récord. «La llegada de inmigrantes supone un impulso a la fuerza laboral de los países receptores, debido a que una gran mayoría de los inmigrantes presentan edades de entre 15 y 64 años», subraya el informe, que cifra en torno al 80% la proporción de recién llegados que tienen edad para trabajar.
En particular, el análisis del Banco de España destaca que la tasa de actividad de los extranjeros que residen en España es una de las más elevadas de la Unión Europea. Llega al 78%. De hecho, a diferencia de lo que ocurre en las otras grandes economías europeas (73% en Alemania, 71% en Italia y 70% en Francia), la tasa de actividad de los extranjeros supera incluso a la de los nacionales, contribuyendo así en mayor media al aumento de la oferta laboral.