El año pasado los precios de consumo aumentaron un 3,1%, mientras que los salarios solo lo hicieron un 1,5%. El precio de los alimentos se dispara al máximo de la crisis de 2008. Los grandes perdedores son las rentas más bajas, los parados y los hogares dependientes de las ayudas sociales .
El INE confirmó el viernes 14 de enero que en 2021 los precios subieron en promedio un 3,1% en comparación con el año anterior, la más alta desde 2011, cuando se alcanzó una tasa media del 3,2%. La luz se ha encarecido en el último año un 72% incluyendo las rebajas impositivas aplicadas a la factura de la electricidad, pero también el grupo de alimentos impulsó al alza la tasa interanual de la inflación, especialmente por la subida de los precios de las legumbres y hortalizas, del pan y los cereales y de la carne.
Mientras el Ministerio de Trabajo informó el lunes de que los salarios pactados en convenio solo crecieron un 1,5% en el mismo periodo. La evolución de estos indicadores en los meses más recientes ya apuntaba en esta dirección.
Así la diferencia entre el alza de precios y la de salarios por convenio es de 1,6 puntos porcentuales. Si se aplica este cálculo sobre el sueldo medio de un español (24.400 euros brutos en 2019) se obtiene que el asalariado promedio perdió un poder de compra de 390 euros por culpa de la inflación
Nunca antes desde 2003 (el primer año de la serie actual del actual IPC) los precios habían subido tanto en comparación con los salarios. Hasta 2021 las mayores pérdidas de poder adquisitivo habían ocurrido en 2011 y 2012, los años más duros de la gran crisis económica iniciada en 2008.
Además, la mayoría de análisis apuntan a que la inflación en 2022 será igual o incluso más elevada que el año pasado. Sin ir más lejos, el Banco de España pronosticó a finales de diciembre que los precios aumentarán un 3,7% en promedio este año frente al 3,1% registrado en 2021.
Como ocurre a menudo, quienes menos margen de maniobra tienen para hacer frente a las subidas de precios son los más vulnerables. Por ejemplo, en 2021 el SMI pasó de 950 euros mensuales en 14 pagas a 965, un aumento del 1,6% que el alza de precios ha evaporado.
Si tenemos en cuenta que una parte importante de la inflación viene por la energía, y que las familias menos favorecidas tienen una proporción mayor de su gasto en la energía, está claro que las familias menos pudientes están siendo especialmente castigadas.
Otra parte del castigo se traslada a los pequeños ahorradores, que tienen sus ahorros en cuentas corrientes y no llegan a un volumen de ahorro suficiente como para hacer grandes inversiones.
Los ciudadanos que reciben una ayuda asistencial o un subsidio de desempleo también son los más afectados en su ya parca economía pues estas ayudas están vinculadas al IPREM (Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples) que ha subido un 2,5% en 2022. Por su parte las Pensiones Contributivas Mínimas y las Pensiones No Contributivas (PNC) han subido un 3% frente a la subida de las Pensiones Contributivas que ha sido de un escaso 2,5%
