Los “sindicatos” CC.OO. y UGT siempre presumen de que la mayor parte del dinero que ingresan procede de las cuotas de sus supuestos “afiliados” y que es muy poco el dinero público que reciben por subvenciones. Pero se les “olvida” mencionar las otras variadas fuentes de financiación directa e indirecta de CC.OO. y UGT :
Las otras subvenciones
Las subvenciones a los sindicatos no son solo la subvención monetaria que anualmente reciben del Ministerio de Trabajo (17 millones en 2024) pues también tienen subvenciones autonómicas, provinciales y municipales a través, por ejemplo, de fundaciones interpuestas más o menos trasparentes. En números redondos tanto UGT como CCOO han recibido subvenciones por el monto de 200 millones en los últimos 4 años.
IRPF y IVA
Una parte de las cuotas que los afiliados pagan a sus sindicatos son deducibles de la declaración anual del IRPF, luego el Estado subvenciona indirectamente pues esa cantidad de impuestos la deben abonar el resto de las declarantes. Además las cuotas tan exentas del IVA como si lo hace la cesta de la compra o la compra de una vivienda de primera construcción.
Los locales sindicales
Tanto UGT como CCOO, por ser los “más representativos”, tienen locales y edificios enteros en el pleno centro de las ciudades como “herencia” del patrimonio de los sindicatos verticales. En muchos casos estos sindicatos tienen despacho en un local de un edificio público, con lo cual los gastos de consumos son abonados por la administración propietario del edificio público, pero no por los propios sindicatos.
Los liberados
Tanto UGT como CCOO tienen miles (o decenas de miles) de “liberados”, es decir, “trabajadores” que han sido elegidos en las elecciones de los representantes de los trabajadores de su empresa, es decir, que siguen perteneciendo a todos los efectos a una de las grandes empresas que siguen abonando sus salarios y cotizaciones pero que en realidad “trabajan” directamente para los sindicatos
Las horas sindicales
Aunque no estén “liberados” todos los representantes de los trabajadores tienen derecho a las llamadas horas sindicales. Aunque la gran mayoría no las utilizan hay muchos que las consumen pero no para asuntos sindicales de su propia empresa (los únicos legalmente permitidos) y las utilizan para asuntos internos de su sindicato y que no tienen afección directa a los trabajadores de su empresa concreta. En definitiva comportan un ahorro en salarios (y cotizaciones) de los sindicatos: “mano de obra” gratuita.