Pensiones en España, un desafío a futuro
El sistema de pensiones en España se enfrenta a un reto sin precedentes debido al envejecimiento de la población y la presión sobre las finanzas públicas. Con una de las esperanzas de vida más altas del mundo, el país se encuentra ante la necesidad de garantizar la sostenibilidad de su sistema de seguridad social a largo plazo. La inseguridad laboral, los salarios bajos o la precariedad tampoco ayudan a que la “hucha de las pensiones” se vea alimentada debidamente para cubrir las necesidades de las personas en edad de jubilación y con pensiones contributivas.
Los distintos gobiernos de la democracia se han enfrentado a esta cuestión según el contexto del momento. Así, y chocando con su ideario socialdemócrata, el gobierno de Zapatero congelaba las pensiones en 2011 excluyendo las no contributivas. El PP, con Rajoy al frente, congelaba las pensiones de viudedad durante siete años. Sin embargo, durante los últimos siete años el gobierno de Pedro Sánchez ha ido construyendo un andamiaje de revalorización mediante una serie de reformas para adaptar el sistema a la nueva realidad demográfica y económica.
Algunas de estas medidas se han aplicado no sin polémica de por medio. El primer caso es el retraso progresivo de la edad de jubilación que de los 65 pasará a los 67 años. En relación a este punto nace el factor de sostenibilidad, un elemento que vendría a atenuar el efecto de una pirámide poblacional envejecida. Se calcula sobre la base reguladora de la pensión, así para obtener el 100% de la pensión se deben cotizar 37 años al sistema de Seguridad Social. El problema está en que la población joven cada vez tarda más en incorporarse al mercado laboral y, por tanto, el relevo generacional no va a ser inmediato y es posible que retrase el factor de sostenibilidad.
El futuro de las pensiones en España requiere un amplio consenso social y político como indican algunos expertos. Dicho pacto debería tener en cuenta la viabilidad a largo plazo del sistema de pensiones. Estas últimas deberán garantizar pensiones dignas para mantener el nivel de vida además de un equilibrio intergeneracional en cuanto a cargas fiscales y beneficios. .
Las decisiones que se tomen hoy tendrán un impacto profundo en las generaciones futuras y en la cohesión social del país. Es fundamental que el debate sobre estos temas trascienda las divisiones políticas y se centre en buscar soluciones sostenibles y equitativas. Solo a través de un diálogo constructivo y un enfoque a largo plazo, España podrá enfrentar con éxito los retos demográficos y económicos que se avecinan, asegurando un futuro digno para todos sus ciudadanos, tanto para los que están en edad de trabajar como para aquellos que han culminado su vida laboral.
Las fotografías actuales
El sistema público de pensiones tensiona las cuentas de la Seguridad Social mes a mes. Cada mensualidad del importe total de pensiones que perciben aquellas personas que ya han terminado su recorrido por el mercado laboral crece entre 10 y 30 millones de euros, hasta alcanzar en octubre de 2024 los 12.895 millones de euros. Supone un incremento de 2.808 millones con respecto al mes de enero de 2021.
En ese incremento, cercano al 22% en tres años y medio, se debe en buena medida a la última reforma llevada a cabo por el Gobierno, que ligó el aumento de las pensiones a la subida anual de la inflación. Buena parte de ese aumento de dos dígitos se debe a la actualización llevada a cabo entre 2022 y 2023, cuando la inflación fue superior al 8%, lo que supuso un desembolso de 959 millones de euros solo entre diciembre de 2022 y enero de 2023. El número de pensionistas ha pasado de 9,1 millones en enero de 2014 a más de 10,1 en el mismo mes de 2024. Se prevé que la cifra crezca con fuerza en las próximas décadas, cuando las generaciones más numerosas, las de los 60 y 70 comiencen a jubilarse en masa.
Toda esta situación, que los expertos califican de “huida hacia delante”, conjugada con una esperanza de vida que no deja de crecer y con un mercado laboral cada vez más cualificado (con bases de cotización más altas y, por tanto, más cuantía en la pensión final), hace que sea especialmente necesario abrir el debate sobre el sistema de pensiones en España.
Según las proyecciones del INE, en el año 2050 habrá en España 16,6 millones de personas con 65 años o más, mientras que en 2024 esa cifra se sitúa en los 9,9 millones. A esta situación se suma el crecimiento demográfico en España, que se sostiene solamente gracias a la inmigración, ya que el número de nacimientos no deja de descender desde hace años y las proyecciones del INE no apuntan a que vayan a poder revertir de golpe el envejecimiento progresivo.
A la larga, esto supondrá un descenso de la población que entre en el mercado laboral, factor indispensable para mantener la productividad y las coberturas sociales. El envejecimiento de la población conllevará además la necesidad de invertir más recursos en sanidad pública, al mismo tiempo que la financiación de las pensiones seguirá aumentando.
El origen de esta situación no es uno solo, se mezclan la economía, la política y la demografía en una tríada de factores que se retroalimentan entre sí. Por un lado, está el envejecimiento de la población, por otro la baja tasa de reposición poblacional y por último la necesidad de retribuir toda una vida a las personas que llegan a la edad de retiro o que se ven obligadas a ello por otras circunstancias. La política, por su parte, trata de no tocar en profundidad el sistema desde hace décadas, ya que la masa de votantes de pensionistas no deja de crecer, lo que compromete los objetivos políticos de, al final, todos los partidos, mientras que la población más joven, cada vez menos numerosa, se encuentra en una situación de precariedad.
Ante esto, es necesario, según los expertos, abrir los canales necesarios de negociación en los que se vean representados todos los sectores sociales: empresarios, políticos y sindicalistas, para poder explorar otras vías que permitan mantener la viabilidad del sistema al mismo tiempo que se garantiza la transparencia y la robustez de las cuentas públicas, cada vez más comprometidas.
Fuente: El sistema de pensiones en España, en gráficos | Foro Futuro | EL PAÍS