LAS MENTIRAS DE LAS ESTADÍSTICAS OFICIALES: EL PARO Y LA JUBILACION

Los continuos mensajes triunfalistas del Gobierno están trufados de manipulaciones en aras de ocultar los verdaderos datos que emanan de las propias estadísticas oficiales. Son vergonzosos los datos relativos al paro y a la edad de jubilación

 

MENTIRAS SOBRE EL DESEMPLEO Y SUS PRESTACIONES

 

¿Por qué el paro disminuye si los beneficiarios de las prestaciones aumentan?

 

Yolanda Díaz, el SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal) y el Ministerio de Trabajo no paran de comunicarnos que el paro baja, los ocupados suben, los afiliados a la Seguridad Social suben y la economía va cómo un cohete.  Dicen que el paro vuelve al nivel de 2008 tras bajar en 58.650 personas en mayo, gracias en gran medida a la hostelería

 

Entre los 2,6 de parados que dice tener Yolanda y los 3,9 millones que dicen algunos expertos, como José Luis Fernández Santillana, jefe del gabinete de Estudios de Unión Sindical Obrera de USO, hay 1,3 millones de diferencia. Como Yolanda no quiere decir cuántos parados de los fijos discontinuos hay al final de cada mes sin trabajo es preciso hacer estimaciones para poder conocer la realidad. La realidad es que el número exacto no lo sabe nadie, pero los 2,6 millones no parecen muy creíbles y si Yolanda no facilita los datos es porque estos deben de ser malos o muy malos y no interesa publicarlos

 

Utilizando la información que proporciona la propia Yolanda Díaz a través de la Secretaría de Estado de Trabajo y de su Subdirección General de Estadística, vemos cómo el número de perceptores de prestaciones por desempleo en lo que va de año crece mes a mes sobre el año 2023 y de media ha crecido un 1,4 %.

 

Es muy difícil de explicar que aumentando el empleo, o lo que es lo mismo, reduciendo el desempleo en 126.389 personas, pasando de 2.707.456 parados el 31 de diciembre de 2023 a 2.581.067 el 30 de junio, según los datos oficiales, resulta que los beneficiarios de prestaciones de desempleo han crecido todos los meses y la media de los cinco primeros meses que hay datos, esta cifra ha crecido un 1,4 %. Ni un solo mes ha dejado de crecer el número de beneficiarios con respecto al año pasado, siendo el mes de abril, con un 2,2 %, el de mayor crecimiento, seguido de febrero que crece un 1,6 % y en mayo que lo hace un 1,5 %.

 

Lo único que tiene sentido es que dado que entre los parados no se cuentan los fijos discontinuos dado que aunque no trabajen y estén desempleados no se cuentan en las estadísticas de parados. Pero a su vez todos de ellos que realmente estén parados (en el período de inactividad) y tengan derecho pueden recibir sus prestaciones correspondientes por desempleo y sí estarán recogidos en esta estadística de “parados con prestación”

 

Esa es la auténtica maldad que tienen estas estadísticas: los fijos discontinuos trabajen o no trabajen nunca computan como parados pero en cambio sí computan como “parados con prestación”. De esta forma se bajan las estadísticas oficiales de paro, pero los perceptores de prestaciones de desempleo suben (y las prestaciones también) ya que realmente sí está parados y reciben las prestaciones si tienen ese derecho.

 

Además vemos que las prestaciones todos los meses también suben. Siendo abril el mes que más subió con un 6,9 %, seguido de enero con un 4,4 % y siendo mayo el mes de menor crecimiento con un 0,3 %.

 

Debemos recordar que en 2023, las prestaciones por desempleo nos costaron 22.130 millones, con un incremento sobre 2022 de un 6,4 %, en donde todavía no habíamos recuperado el nivel de actividad del 2019 y que demostraba que en 2023 la economía no estaba a pleno pulmón como lo estaba cuando Yolanda llegó al gobierno.

 

Estamos con datos casi a mitad de año y vemos que la tendencia continúa subiendo y que en caso de mantenerse este porcentaje de crecimiento, las prestaciones crecerán hasta casi los 23.000 millones, cosa difícil de comprender si de verdad nuestra tasa de paro está bajando realmente como dice el ministerio.

 

El principal “pero” que se le puede poner a los datos de empleo es que, en cualquier caso, seguimos siendo el país de la OCDE con más tasa de desempleo, lo que, efectivamente es un problema estructural de la economía española, probablemente el más grave.

 

MENTIRAS SOBRE LA REVALORIZACIÓN “ESTRATOSFÉRICA” DE LAS PENSIONES.

En el informe que publica todos los meses la Subdirección General de Gestión Económico-Presupuestaria y Estudios Económicos del INSS se puede comprobar que la edad de jubilación media ha pasado de 65,1 años en 2023 a 65,2 años a cierre de mayo de 2024, todo lo cual hace muy difícil entender ya que por ley para poder jubilarse a los 65 años en 2024 es preciso tener cotizados 38 años y si la cotización es inferior a esa cifra, la edad de jubilación este año aumenta hasta los 66 años y seis meses.

 

En 2024 sólo se jubilan a su edad legal ordinaria el 70% de los trabajadores, lo hacen con una edad media 66 años y con una pensión media de 1.455 € y el resto se jubilan anticipadamente o de forma bonificada en la edad con una edad media de 63,2 años y con una pensión media de 1.768 €.

 

En definitiva, en nuestro país muy pocos se jubilan a su edad ordinaria. Desde 2015 la edad real de jubilación ordinaria ha subido unos escasos 5 meses (desde 65,6 años a los 66 años) y la pensión media a la edad ordinaria de jubilación ha pasado de 1.190 € a 1.294 € (un 8,7%) cuando el IPC acumulado entre junio-2015 y junio 2024 ha sido del 24%.

 

Lo cierto es que han pasado muchas cosas en la economía desde 2015, pero, sobre todo, después de superar el Covid, nos hemos enfrentado a una crisis energética, derivada, en buena medida, de la invasión rusa de Ucrania, y de toda la desestabilización geopolítica posterior. En España nos habíamos olvidado de la inflación como problema. Según la OCDE los trabajadores (y pensionistas) españoles han perdido, de media, un 2,6% de poder adquisitivo desde 2019. Los que ganan sueldos (o pensiones) superiores a 22.000 € anuales han visto como una parte del aumento nominal de sus salarios se ha ido al pago del impuesto sobre la renta, con lo que la pérdida del poder adquisitivo ha sido superior a este 2,6%.

 

Recientemente, en un documento técnico, la Airef señalaba que más de la mitad de la mejora de la recaudación fiscal correspondía a la inflación. Eso ocurre en el IRPF con lo que se denomina “progresividad en frío”, es decir, el aumento del tipo efectivo en el IRPF con la misma o menor capacidad económica. Ese efecto, algunos expertos lo pueden cuantificar en una cifra entre 10.959 y 12.644 millones de euros, cifra que coincide con el cálculo que realizó el Banco de España en un reciente estudio.

 

A este efecto, habría que añadir que no se corrija con la inflación la tributación del IRPF tiene como consecuencia, en términos generales, que los trabajadores han perdido poder adquisitivo y capacidad económica. Los pensionistas han mantenido su poder adquisitivo, antes de impuestos, debido a la revalorización de las pensiones con el IPC, pero, buena parte de ellos también ha soportado un aumento del tipo efectivo de su IRPF sin que su renta antes de impuestos, en términos reales, haya aumentado.

 

 

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073 LAS MENTIRAS DE LAS ESTADÍSTICAS OFICIALES

 

 

 

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