LAS COTIZACIONES DE LOS TRABAJADORES EXTRANJEROS YA CUBREN DOS NÓMINAS MENSUALES DE LAS PENSIONES DE JUBILACIÓN

Los trabajadores de origen extranjero suponen el 12,93% del total de ocupados en España y sus aportaciones a la Seguridad Social se acercan a los 1.400 millones de euros mensuales.

 

“La migración desempeña un papel esencial en la sostenibilidad demográfica y del empleo en una sociedad envejecida y con una bajísima tasa de natalidad como la española”, recuerda un reciente estudio de CaixaBank Research firmado por los economistas Nuria Bustamante y Sergio Díaz.

 

A eso se le añade una aportación creciente a la sostenibilidad del sistema de bienestar social, especialmente en el ámbito de las pensiones, ya que, según explicaron fuentes de la Seguridad Social, su aportación vía cotizaciones alcanzó los 15.200 millones de euros el año pasado y los 8.300 (1.383 mensuales) de enero a junio de este, con un aumento del 13,15%.

 

Esos montantes permiten cubrir prácticamente la factura de dos meses de las prestaciones de jubilación, cuyas nóminas alcanzaron una media de 7.843 millones el año pasado y otra de 8.707 en lo que va de este, o atender a una mensualidad y media del total de las contributivas (10.836, 11.960), lo que incluye las de viudedad, orfandad, incapacidad y favor de familiares, además del retiro.

 

Esa aportación, que resulta neta para el sistema en gran medida por la baja demanda de prestaciones del colectivo, básicamente por su edad, supuso el año pasado el 9% de los ingresos por cotizaciones (168.900 millones), una participación inferior a su peso en la fuerza laboral que se debe a la frecuente percepción de salarios por debajo de la media por su elevada presencia en sectores de baja remuneración como el campo, la limpieza o los cuidados, entre otros.

 

“En términos de afiliados a la Seguridad Social, más del 25% de los ocupados en la hostelería y del 18% en la construcción son extranjeros”, señala el estudio de CaixaBank Research, que reseña cómo alcanzan el 13,6% en transporte y almacenamiento, mientras que su papel “es menos relevante en las ramas industriales”, con un 5,3% en las extractivas y un 5,6% en las manufactureras.

 

El trabajo de Díaz y de Bustamante apunta a la existencia de “una cierta sobrecualificación” entre los trabajadores extranjeros, en un fenómeno que también se da entre los españoles pero con menor intensidad: “la presencia de trabajadores extranjeros con formación superior en ocupaciones elementales es casi siete veces superior”, con una tasa del 12% para los migrantes y otra del 1,8% para los nativos.

 

El hecho de que la convicción de poder “desarrollar tareas de mayor cualificación dado su nivel de estudios, experiencia o capacitación” se dé en más de la mitad de los extranjeros (51,1%, 57,5% entre los latinos) pero solo en el 46,9% de los españoles apunta en la misma dirección.

 

En este sentido, el artículo anota que los extranjeros “presentan un nivel (de cualificación) más elevado de lo que a menudo se cree” con un 58,1% de titulados en secundaria por un 49,7% entre los españoles, aunque ese dato convive con otra tasa del 7,3% de miembros con estudios primarios incompletos o sin estudios frente a la nacional del 5,1%, y con otra de poseedores de estudios superiores más de diez puntos inferior (23,7% por 34,1%).

 

“Un papel esencial en el mantenimiento de la fuerza laboral”

El trabajo de los economistas pone sobre la mesa la importancia de los migrantes en el mantenimiento de las constantes demográficas, que se encuentran en pleno declive vegetativo como consecuencia del envejecimiento de la población local.

 

“Desde mediados de los años noventa, la población extranjera constituye un colectivo cada vez más importante, que ha contribuido a aumentar y rejuvenecer la población total y la fuerza laboral”, con registros en este último aspecto como una tasa de actividad del 69,3% frente a la del 56,4% de los nativos españoles, señalan Díaz y Bustamante.

 

De hecho, el crecimiento de la población residente en España ha vuelto a acelerarse hasta alcanzar una tasa del 1%, algo que no ocurría desde la etapa de la burbuja inmobiliaria, aunque ese dinamismo no se explica sin la aportación de los extranjeros.

 

El crecimiento de 1,4 millones de habitantes acumulado entre el verano de 2015 y la pasada primavera se debe al de más de dos millones de los nacidos en otros países (600.000 con doble nacionalidad), “frente a una caída de 709.200 de los que solo tienen nacionalidad española”.

 

Pero esos datos están a caballo entre el presente y el pasado. Lo que viene en el futuro inmediato, coinciden los economistas con sociólogos y geógrafos, es un proceso de envejecimiento que “seguirá condicionando el comportamiento de la oferta laboral” y que en España “se acelerará” y “será más intenso que en el resto de la UE”.

 

Ese escenario “hará que los flujos migratorios tengan un papel esencial en el mantenimiento de la fuerza laboral”, advierten, en una conclusión que llega cuando en España comienzan a detectarse síntomas de pérdida de gancho  para atraer a trabajadores extranjeros.

 

Mayor peso laboral que demográfico

Los últimos datos del INE (Instituto Nacional de Estadística) cifran en “el 12,1% de la población total (5,74 millones) y el 13,3% del empleo (más de 2,7 millones de trabajadores), frente al 9,2% y 10,8%, respectivamente, que representaban en 2015”, señala el estudio.

 

Los últimos registros de la Seguridad Social elevan ese peso en el plano laboral, ya que en junio sumaban 2,69 millones de afiliados de un total de 20,86 en términos de media mensual, lo que supone un 12,93%, aunque alcanzan el 17,3% entre los menores de 35 años.

 

Seis nacionalidades aglutinan prácticamente a la mitad de los trabajadores de origen extranjero afiliados a la Seguridad Social. Se trata de Rumanía (349.912), Marruecos (328.358), Italia (180.557), Colombia (162.298), Venezuela (141.535), China (113.241) y Ecuador (73.223).

 

La EPA del segundo trimestre sitúa la ocupación de extranjeros en niveles históricos con 3,78 millones (incluidos los 934.000 trabajadores con doble nacionalidad), más de 700.000 por encima de la cifra de finales de 2007. Dos tercios de ellos llevan más de siete años viviendo en España.

 

“Un colectivo necesario en el desarrollo demográfico y laboral”

Y ese récord de empleo se da tanto entre los asalariados de origen extranjero, que alcanzaban la pasada primavera los 3,24 millones, medio más que hace 15 años, como entre los emprendedores.

 

“Los datos marcan un máximo en la serie histórica: 425.185 autónomos, de los 3.322.961 afiliados al RETA en el mes de julio, son extranjeros”, destacaba hace unos días UPTA (Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos), organización que llamaba la atención sobre cómo ese colectivo ha registrado un aumento del 47% en la última década, con una presencia destacada “en los sectores del transporte, la hostelería, la construcción y el comercio”.

 

“La evidencia es que vienen a España a aportar económicamente exactamente lo mismo que cualquier autónomo nacido en nuestro país”, que desarrollan “una verdadera integración en términos económicos, sociales y culturales” y que “cooperan con el crecimiento económico del país”, destaca su presidente, Eduardo Abad.

 

“No permitiremos bajo ningún concepto que se desarrollen políticas xenófobas que traten de espantar a un colectivo totalmente necesario en el desarrollo económico y laboral de España”, advierte, ante la emergencia de planteamientos políticos que, aunque minoritarios, o quizá por la tendencia al ruido sectorial de las organizaciones de menor presencia institucional, apuntan en esa dirección.

 

Fuente: Público Las cotizaciones de los trabajadores extranjeros ya cubren dos nóminas mensuales de las pensiones de jubilación | Público (publico.es)

Deja un comentario