LAS COMIDAS NAVIDEÑAS MÁS CARAS QUE RECORDAMOS: EL IPC DE LOS ALIMENTOS SE RESISTE A MODERARSE

Los alimentos se encarecen un 15,3%, pese a que la inflación se frena al 6,8% en noviembre.

Los expertos aclaran que la moderación de la inflación supone una subida más lenta de los precios, pero no su bajada.

 

La inflación lleva cuatro meses moderándose en España, desde que alcanzara en julio el dato más alto de los últimos 38 años y el último dato de noviembre registra una variación anual del 6,8%, cuatro puntos por debajo del pico de julio. Sin embargo, esa moderación no llega al bolsillo de los consumidores, que ven cómo los precios siguen disparados. Una menor inflación quiere decir que los precios están subiendo más lentamente, no que volveremos a tener los precios de antes de la actual crisis, que no se debe solamente a la guerra de Ucrania como algunos insisten en hacernos creer.

 

Esta aparente contradicción entre una variación anual a la baja del IPC y unos precios de alimentos al alza es intrínseca al propio concepto de inflación, que es el aumento constante del nivel general de precios. Así pues, pese a haber caído cuatro puntos respecto a julio y medio punto respecto a octubre, el dato de noviembre significa que los precios siguen siendo un 6,8% más caros que hace un año. Para hablar de bajada de precios, hablaríamos de deflación, un escenario que es muy lejano en estos momentos y además muy peligroso pues la expectativa de que los precios bajen constantemente hace que las compras se pospongan continuamente, de manera que se crea un círculo vicioso del que es complicado salir: una bajada de precios, contrariamente a lo que se cree, no es buena para un país.

 

No obstante, hay productos a los que ni siquiera ha llegado la moderación de la inflación. Es el caso de los alimentos, cuyo precio registró en noviembre una variación anual de un 15,3%, una cifra solo una décima inferior al récord de octubre, que cerró con la mayor tasa de la serie histórica, desde enero de 1994. En concreto, la leche y los huevos se encarecieron en torno a un 30% respecto al año anterior, la mantequilla, la harina y el azúcar se encarecieron un 37,5%, un 37,6% y un 50,2%, respectivamente. Por su parte, el precio del aceite de oliva aumentó un 25,9%, mientras que el del resto de aceites comestibles lo hizo un 55,9%.

 

Los alimentos reciben la presión de las materias primas, los gastos de transporte, los gastos de la energía necesaria para producirlos a lo que se suma la falta de suministro o incidencias con el transporte. De este modo, el alza de la energía y de las materias primas repercute con retraso sobre el precio de los alimentos. Los productos que están saliendo ahora al mercado están comprados en momentos en los que los precios eran muy altos. Así la bajada de la inflación está ocurriendo sobre todo en los precios de la energía y esa bajada no se ha trasladado todavía a los precios de los alimentos y si la inflación sigue moderándose tarde o temprano llegará a la cesta de los alimentos, pero no va a costar lo mismo que antes de la actual crisis y no es probable que esa repercusión sea perceptible en lo que queda de año, dado que la demanda de productos siempre aumenta de cara a las Navidades y con ella, los precios aunque hay un desajuste importante entre oferta y demanda pues cada vez hay menor poder adquisitivo y los consumidores cambian sus hábitos de consumo.

 

En resumen, el precio de la energía es lo que está detrás de la moderación del IPC y por eso la evolución de la inflación subyacente, que excluye precisamente la energía y los alimentos no elaborados, por su alta volatilidad. Según los datos publicados este miércoles por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la inflación subyacente aumentó en noviembre una décima respecto al mes anterior, hasta situarse en el 6,3%, y solo ha bajado una décima desde agosto.

 

Si ya llevamos cuatro meses de bajada de la inflación es de esperar que esta evolución continúe y más con las políticas monetarias restrictivas que está haciendo el Banco Central Europeo, pero los precios al alza suben muy rápidamente, pero al bajar son más reticentes

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