LA POBLACIÓN ACTIVA (EPA) EN 2020 EN 13 GRÁFICOS

El INE acaba de publicar hoy 25 de enero 2021, la Encuesta de Población Activa, los datos definitivos del mercado laboral en 2020. E panorama es desolador: España perdió el año pasado 622.600 empleos y sumó 527.900 parados por la crisis de la Covid-19, lo que se traduce en una tasa de paro del 16,13% a cierre del ejercicio, 2,35 puntos por encima del nivel de finales de 2019 (13,78%). El total de personas trabajando en España se sitúa en 19.344.300.

Pese al gran impacto económico de la COVID, con una fuerte contracción de la economía, el empleo ha aguantado en esta ocasión mejor que en crisis pasadas, fundamentalmente por las ayudas desplegadas para congelar el empleo, los ERTE, pero también las prestaciones de ‘paro’ por cese para los autónomos, que no se habían desplegado en crisis anteriores. La tasa de paro, por ejemplo, ha escalado este 2020 hasta el 16,1%, pero queda muy lejos de los ascensos de la pasada crisis financiera.

Trimestralmente, a lo largo del año el comportamiento del mercado laboral en 2020 fue el siguiente: el empleo cayó en 285.600 personas el primer trimestre del año, marcado solo al final por la irrupción del coronavirus a mediados de marzo. El descalabro llegó en el segundo trimestre del año, con la destrucción de más de un millón de empleos. En verano, un periodo que recuperó cierta “normalidad” tras superarse la primera ola de la pandemia, el empleo rebotó con fuerza, con 569.600 trabajadores más, pero no fue capaz de recuperar todo lo perdido. Y, finalmente, el último trimestre, el empleo también ha aumentado más que en otros ejercicios, con esos 167.400 trabajadores más. Pero el balance del año, la foto final, sigue siendo de una importante pérdida de empleo: más de 600.000 ocupados menos.

El repunte del paro en 2020 pone fin a una racha de 7 años de descensos. La pandemia se ha cebado con el empleo privado, donde se destruyeron  748.400 puestos de trabajo en el conjunto del año, mientras el sector público sumó 125.800 ocupados. No obstante, pese a la mejora en la cantidad de trabajadores contratados por las Administraciones Públicas, su calidad no cesa de empeorar. El sector público ha rebasado por primera vez en su historia el millón de trabajadores temporales, con lo que la tasa de temporalidad sube al 30%, diez puntos más que la de los asalariados del sector privado. De esta manera, cerca de uno de cada tres asalariados públicos es temporal, frente a uno de cada cinco en las empresas privadas. En general, la tasa de temporalidad del mercado se situó en el 24,6%.

También se perdieron 19.800 autónomos en los últimos 12 meses. Respecto al empleo por cuenta ajena, el número de asalariados se redujo en 604.600, con un importante porcentaje de destrucción de empleo concentrado en los contratos temporales (397.100).

En el cuarto trimestre de 2020, el 9,95% de los ocupados –1.923.800 personas– afirman que teletrabajaron desde su domicilio más de la mitad de los días. Este porcentaje es algo inferior al del tercer trimestre (10,30%), pero duplica al promedio de 2019 (que fue del 4,81%).

El paro se ceba en el sector servicios con 279.500 parados más, en industria hay 31.900 parados más, no varía en agricultura (500 parados más) y se incrementa en construcción (7.900)

El impacto de la COVID en un sector clave en España como es el turismo se aprecia con claridad en el balance del empleo por Comunidades Autónomas, en el que las más perjudicadas son Canarias, con una reducción del -12% (-112.800 trabajadores menos) y Baleares, que registra una caída de la ocupación del 8,12% en el último año, que se traduce en 46.300 personas menos con trabajo. En tercer lugar y a mucha distancia se sitúa Catalunya, con una caída del empleo del -3,95% (137,600 trabajadores menos) respecto al cierre de 2019. Solo Extremadura registra un aumento del empleo en 2020 respecto al año anterior, con un incremento del 1,4% del número de trabajadores. Mientras que la Región de Murcia (0,35%) y La Rioja (0,26%) mantienen su número de trabajadores.

Hay que tener en cuenta que a los afectados por un  ERTE  se les considera ocupados y además que la población activa se ha reducido en 94.700 personas, que han dejado de trabajar y no buscan empleo, lo que explica que la destrucción de puestos de trabajo haya sido mayor que el incremento del desempleo.

En términos interanuales, las horas realizadas han caído un 6,1% en 2020, aunque esto supone una notable recuperación desde el desplome que sufrieron en el segundo trimestre del año cuando llegó a haber 3,6 millones de trabajadores en ERTE y un millón de personas perdieron su empleo y las horas trabajadas re redujeron un 26%.

COLECTIVOS MÁS AFECTADOS

Tasa de temporalidad aumenta hasta el 24,6%,Como suele ocurrir, la destrucción de empleo se concentró sobre todo en el empleo temporal, más vulnerable ante las situaciones de dificultades económicas. Esto es un problema especialmente grave en España, a la cabeza en Europa en empleo temporal. En variación anual, el número de asalariados disminuyó en 2020 en 604.600 personas, con una reducción del empleo indefinido en 207.500 trabajadores y del temporal, en 397.100.

Al final del año, la tasa de temporalidad (el porcentaje de trabajadores con contrato temporal respecto al total) aumentó por tanto al 24,6%, niveles muy similares a los de hace un año. En el segundo trimestre de 2020, la cifra se había desplomado al 22,4%, un dato extraordinariamente alto en cualquier caso, ya que indica que más de uno de cada cinco trabajadores es temporal.

La temporalidad del sector público alcanza máximos, hasta el 29,9%, en un contexto de aumento de las contrataciones en las administraciones para hacer frente a las emergencias derivadas de la pandemia.

Hay un dato dramático, y es que el número de hogares con al menos un miembro activo en los que todos los activos están en paro aumentó en 2020 en 183.900 con lo que asciende ya a casi 1,2 millones, lque representa un fuerte aumento del 18,1% respecto a 2019.

La tasa de paro femenino se sitúa en el 18,1%, 3,4 puntos por encima de la masculina, El desempleo se incrementó de manera más intensa entre las mujeres, con 305.600 paradas más, que entre los hombres (perdieron su empleo 222.300).

En cuanto a los jóvenes el paro aumentó en 109.600 personas en el colectivo entre 16 y 24 años, de modo que la tasa de paro juvenil en el cuarto trimestre de 2020 se situó en el 40,1%. Los jóvenes han sido un colectivo especialmente castigado por la pandemia. Así, entre los menores de 24 se perdieron más de 200.000 empleos. Pero lo llamativo es su tasa de destrucción de empleo: los menores de 19 años han destruido el 40% de su ocupación y aquellos entre 20 y 24 años, el 15%. Esto ha disparado la tasa de paro de los hijos en los hogares, que ha crecido casi seis puntos en el año hasta situarse en el 29,4%. Así, en la actualidad casi uno de cada tres hijos está en paro. Por el contrario, ha habido dos grupos de edad que han cerrado el año con ganancias de ocupados. Se trata de los mayores de 55 años, entre los que se contabilizan 166.100 trabajadores más al cierre del ejercicio, lo que representa una llamativa creación de empleo del 4,5%. Y en mucha menor medida, pero también con tasas positivas, se situaron los de 45 a 49 años, con 9.100 trabajadores más.

PERO FALTA AL MENOS OTRO MILLON DE PARADOS

La encuesta revela que en torno a un millón de personas se encontraban disponibles para trabajar durante el cuarto trimestre, pero no pudieron buscar empleo en la coyuntura provocada por la emergencia sanitaria. El problema es que este colectivo no computan como activos, por lo que no se incluyen en la categoría de parados, sino que son considerados inactivos.

Este colectivo, en el que encajan 933.600 personas, no se incluye entre los parados porque no cumple todas las condiciones que la Organización Internacional del Trabajo exige para ser clasificado como desempleado, como por ejemplo, la mera realización de las gestiones pertinentes para buscar un puesto de trabajo, algo que, en muchos casos, se ha convertido en misión imposible. Y es que en la actual situación de pandemia, en la que se ha producido el cese temporal o definitivo de muchas actividades económicas y el confinamiento de la población, muchos de los trabajadores que han perdido su empleo no han podido utilizar ningún método de búsqueda por estar cerradas las empresas que podrían contratarles o se han visto imposibilitados para ejercer su actividad como autónomos. 

En el segundo trimestre de 2020, que arrancó en pleno estado de alarma con la paralización casi total de toda actividad no esencial, se alcanzó la cifra de 1.628.500 personas con disponibilidad y deseo de trabajar que no podían buscar un empleo. En el tercer trimestre, en torno a medio millón de personas salieron de esa situación, quedando un total de 1.142.700 afectados, cantidad que en la recta final del año, donde las distintas comunidades autónomas mantuvieron las restricciones sanitarias relativamente relajadas hasta el envite de la segunda ola de contagios por Covid, se redujo hasta los 933.600 individuos. En las últimas encuestas se viene consolidando la tendencia a la reducción de inactivos (-124.600 en el cuarto trimestre respecto al tercero), toda vez que las restricciones de movilidad en la segunda mitad de 2020 no fueron tan drásticas como al comienzo de la pandemia. 

Pero no son los únicos parados ‘fantasma’ que no aparecen en las cifras oficiales. De hecho, existen una serie de grupos que tradicionalmente se incluyen en la categoría de inactivos y distorsionan los resultados de las estadísticas a la hora de evaluar la situación del desempleo. Por ejemplo, dentro de los considerados “activos potenciales” se encuentran los conocidos como “desanimados”, categoría que engloba a todas aquellas personas sin trabajo, que sí están disponibles para trabajar en un periodo de dos semanas, pero que no han buscado empleo en las cuatro últimas semanas porque creen que no lo encontrarán. Este es uno de los colectivos que más tiende a crecer en crisis prolongadas (en 2013 llegó a superar el medio millón de personas) pero por ahora se sitúa en 295.500 individuos.

Tampoco hay que olvidar que los afectados por expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) no cuentan como parados, sino como ocupados, al tratarse de trabajadores que han visto suspendida su actividad por parte de la empresa durante un periodo de tiempo, pero continúan en la plantilla. Según los datos del Ministerio de Trabajo, a cierre de diciembre había más de 755.600 afectados por ERTE, si bien esta cifra dista de la que recoge la EPA. Según los resultados de sus encuestas, en el cuarto trimestre había 497.900 personas en esta situación, toda vez que el INE incluye en este colectivo a los ocupados que no han trabajado en la semana de referencia, aglutinando a los que están inmersos en procesos de regulación y empleo (entre ERTE y ERE, 352.600) y a aquellos cuyas empresas se encuentran en paro parcial por razones técnicas o económicas, que suman otros 145.300 trabajadores.

Por tanto, la tasa de paro que ofrece el INE en base a los criterios de la OIT  y que sitúa a cierre de 2020 en el 16,13%, a pesar de ser considerado el indicador oficial, no recoge con exactitud el paro real. Por eso hay economistas que realizan el ejercicio de calcular la tasa de paro española en base al modelo americano y según sus cálculos, si al total de parados se le suman los desanimados, los que no buscan empleo pero desean trabajar, los ocupados en ERTE y los empleados a tiempo parcial involuntario (lo que se considera “subempleo”) el resultado son cerca de 7 millones de personas en situación de vulnerabilidad asimilada al desempleo. En porcentaje, estaríamos hablando del 28,8% de la población activa.

EVOLUCIÓN ANUAL DE LA ACTIVIDAD Y DEL PARO

Fuentes: varios diarios prensa escrita: La Información, El Comfidencial, Libre Mercado, ABC, El Economista, El Diario, Cinco Días,…

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