LA MANO DE OBRA ‘NO DISPONIBLE’ MARCA UN RÉCORD DE 334.100 PERSONAS

 

Crecen un 22% en el tercer trimestre y hacen que los parados ‘ocultos’ vuelvan a superar el umbral del millón

El mayor incremento se produce entre los menores de 25 años

 

En un momento en el que incluso el Gobierno ha terminado por reconocer que la falta de mano de obra es un riesgo para economía española, aunque confía en minimizarlo gracias a la inmigración, la Encuesta de Población Activa muestra una evolución inquietante: el número de personas dispuestas a trabajar, pero que no están disponibles inmediatamente para hacerlo, alcanzó las 334.100 en el tercer trimestre, un dato que supera en un 33% los niveles alcanzados en 2020, punto álgido de los confinamientos por la crisis del COVID 19, y en un 59,3% las cifras previas a la pandemia.

 

La emergencia sanitaria de hace tres años y medio provocó una situación sin precedentes para el mercado laboral español, pero la situación parece lejos de haber vuelto a la normalidad. Tras largos meses de cierres e interrupciones de actividad, muchas empresas se han encontrado con una dificultad creciente para contratar, un fenómeno que no es en absoluto endémico de nuestro país y que ha afectado a las economías de todo el mundo, empezando por la Unión Europea y Estados Unidos, donde recibió el apelativo de Gran Dimisión.

 

Aunque esta expresión resulta especialmente difícil de encajar en un mercado laboral con una tasa de paro del 11,8%, la más alta de la zona euro, y con más de un millón de inactivos que quieren trabajar, pero por diversos motivos no se incluyen en las estadísticas de desempleo. El grueso de estos últimos se incluye en el colectivo denominado como desanimados, personas que están disponibles para incorporarse a un puesto, si bien no buscan activamente empleo. El caso inverso está en aquellos que, si bien buscan empleo, no están disponibles para trabajar.

 

La definición ‘estándar’ de parado como alguien que busca activamente empleo y puede incorporarse inmediatamente a un trabajo  deriva de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y se aplica en las estadísticas de desempleo de todos los países, lo cual no impide incluir indicadores adicionales que engloben a estas categorías especiales de inactivos dispuestos a trabajar pero que no buscan empleo o no pueden hacerlo de inmediato. De hecho, forman parte, junto al paro convencional y los infraempleados, de la denominada ‘holgura laboral’, que se utiliza para medir la capacidad de una economía de aprovechar a pleno rendimiento su mano de obra.

 

Esta estadística cobró especial relevancia cuando la pandemia obligó a establecer confinamientos que impedían a muchos desempleados buscar empleo o incorporarse a puestos de trabajo si lo encontraban, lo cual les categorizaba automáticamente como inactivos y desparecían del paro. La Oficina Europea de Estadísticas, Eurostat, ya publicaba datos de holgura laboral pero el Instituto Nacional de Estadísticas diseñó una estadística aparte para estas «categorías especiales» de desempleados ‘ocultos’ a las estadísticas convencionales de paro, pero también de los análisis sobre la mano de obra que se basan en ella.

 

Un dato en máximos

Los datos de INE se remontan a 2017 y se basan en la misma definición que establece Eurostat, con lo cual la cifra global es exactamente la misma. Los datos del tercer trimestre suponen un incremento del 10% respecto al segundo trimestre, hasta los 1,09 millones. Un repunte que puede explicarse por el impacto del verano, pero sigue suponiendo un 18,8% más que de la cifra registrada a cierre de 2019. Eso sí: queda un 41% por debajo del máximo alcanzado en el segundo trimestre de 2020.

 

Aunque con un matiz: los datos de la oficia española de estadítica suman unas 50.000 personas que para Eurostat son inactivos desanimados a las cifras de la mano de obra no disponible. Lo que supone que esta registra una cifra que a los largo de la serie ha resultado entre un 20% y un 35% superior a la que estima el organismo europeo.

 

Y esto es relevante porque mientras los desanimados han caído un 53% desde el máximo de 1,6 millones anotado en el segundo trimestre de 2020, hasta los 761.200, solo un 7% por encima de los niveles del cuarto trimestre de 2019, los no disponibles no han hecho sino incrementarse un 33% desde el pico de la pandemia, con los que hoy quedan en 334.100, un 59,3% más que lo registrado a finales de 2019. Es decir, proporcionalmente, su incremento ha sido mucho más intenso que el de los desanimados.

 

Con ello, han pasado de suponer el 22% del total del total de la ‘mano de obra oculta’ a cierre de 2019 al 35%, el máximo de la serie. Y son, además, los que más están tirando de ella: aunque los desanimados repuntaron un 12% en el tercer trimestre, estos inactivos que no pueden incorporarse a un trabajo lo hicieron en un 22%.

 

Un nicho menguante de mano de obra

En el mercado laboral de 2023, esto supone un quebradero de cabeza para la estrategia de contratación de las empresas: estos 1,09 millones de inactivos dispuestos a trabajar suponen un nicho adicional de mano de obra que sumar a los 2,85 millones de parados ‘propiamente dichos’.

 

Ocurre que muchos empleadores consideran que los perfiles que ellos precisan no están entre los que el INE declara desempleados, sino entre estos inactivos que pueden permitirse ser mucho más selectivos y descartar los puestos de trabajo que no les interesen.

 

El foco se pone, en este caso, en los ‘desanimados’, dispuestos a activarse si una propuesta les interesa, aunque suponga pagar un mejor sueldo. Pero qué ocurre cuando el 35% de esas potenciales trabajadores no se incorpora porque ¿no tiene disponibilidad? Y no es solo una cuestión de edad o género.

 

Aunque los datos del INE no desglosan por sexo ni edad, los datos de Eurostat sí recogen estas variables. Y revelan que, aunque el grupo más numeroso de inactivos no disponibles tiene entre 25 y 54 años, son los menores de 25 lo que más han aumentado. Casi se han duplicado desde los niveles previos a la pandemia.

 

Las mujeres son la mayoría, pero el incremento no se limita a ellas: su número ha aumentado un 73% desde la pandemia, sí, pero el de los hombres lo han hecho un 51%. Esto implica que, a pesar de que las medidas para mejor la conciliación y el cuidado de los hijos contribuiría a mejorar la disponibilidad de estos trabajadores, tal vez no sea es la única variable que frena su incorporación.

 

Fuente: El Economista

La mano de obra ‘no disponible’ crece un 59,3% desde la pandemia y marca un récord de 334.100 personas (eleconomista.es)

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