La inflación se come 110.000 millones de euros en salarios y ahorro en 12 meses

Lejos de aflojar, la presión inflacionista sigue castigando a la economía y a los hogares españoles. El IPC se disparó 1,5 puntos en el mes de junio, cerrando en una tasa interanual del 10,2%, según el indicador adelantado del INE.

Es la inflación más alta en 37 años, desde 1985, superando tanto el dato del 8,7% registrado en mayo como el anterior máximo de marzo, un 9,8%. Gasolinas y productos de alimentación fueron los responsables de la subida de los precios, indica el INE que, al tratarse de una primera estimación, no da cuenta de la composición de la subida de los precios. La inflación, en todo caso, sigue filtrándose al conjunto de la economía.

Así, la inflación subyacente, que no tiene en cuenta los productos más volátiles, como combustibles o alimentos, está ya en una tasa interanual del 5,5%, tras subir seis décimas este mes. Es máximo desde 1993.

El INE destaca también el efecto de los precios de la hostelería. Este mes ha entrado en vigor el mecanismo que limita el impacto de los precios del gas en la tarifa regulada de la luz (la única que computa a efectos del IPC), y de hecho el INE no cita este apartado entre los factores que han impulsado al alza la inflación, como sucediera tanto en la segunda mitad de 2021 como en el arranque de este 2022. De hecho, el precio en el mercado mayorista arrancó el mes por encima de 200 euros y lo termina en el entorno de los 130, frente a una media de mayo de 187 euros.

Pero el episodio inflacionista parece cada mes más enquistado y generalizado, lo que lo convierte un problema de mayor complejidad. Los alimentos ya marcaron en mayo el ritmo de subida más alto en casi tres décadas, un 11% interanual, y aportaron 2,5 puntos a la subida de la inflación. La crisis ucraniana ha hecho subir el precio de los cereales, impactando en pan, pastas alimenticias, harinas y otros derivados.

Además, han más caros los piensos y, por tanto, las carnes. Y los combustibles han seguido subiendo este mes, con el Brent alrededor de los 120 dólares buena parte del mes, impactando tanto de forma directa al llenar el depósito (el mercado ha fagocitado los 20 céntimos de descuento del Gobierno) como indirecta, al incidir en precios de alimentos y otros bienes y servicios.

Junio ha sido aún peor. De hecho, ha sido el segundo peor mes de este episodio inflacionista: los precios han subido un 1,8% sobre el mes anterior, dato solo superado por los tres puntos de marzo e igualado por los 1,8 de octubre. La escalada de 1,5 puntos en un mes, igual a la registrada en abril, solo se vio superada por los 2,2 puntos de marzo.

La subida de los precios, en todo caso, no es exclusiva de España. En Alemania está en el 8,2%, y este martes la presidenta del BCE, Christine Lagarde, adelantó la posibilidad de intensificar la subida de tipo prevista para septiembre, de 15 a 50 puntos básicos.

Los precios comenzaron a escalar en España a la vuelta del verano de 2021 impulsados fundamentalmente por el precio de la energía, con lo que el IPC medio anual cerró el ejercicio pasado en el 3,1% tras haber llegado a estar en negativo en el año.

Pero lo que parecía un aumento muy coyuntural cuyos efectos desaparecerían en primavera, según los primeros cálculos de los analistas, se ha convertido en una auténtica pesadilla para la cesta de la compra, por los efectos de la guerra en Ucrania, que parece cronificarse, acumulando ya más de cinco meses.

El tsunami al que se están viendo sometidos los precios de los productos de la cesta de la compra también están pasando una dura factura al conjunto de los ciudadanos que se refleja a través de una clara pérdida del poder adquisitivo de compra. Con el mismo dinero se pueden comprar menos cosas. Esta caída del poder de compra se deja sentir especialmente en las rentas salariales y en los ahorros de familias y empresas.

Una aproximación cuantificable del dinero que podría suponer este impacto de la escalada inflacionista en dichas rentas, podría rondar los 110.000 millones de euros de reducción en el poder de compra de los salarios y los depósitos.

Lo primero que se debe concretar para hacer este cálculo es cuánto se han encarecido los precios y para ello, lo más adecuado es tomar no solo el dato del mes, en este caso junio el 10,2%, sino determinar cuánto han subido los precios en promedio en los últimos doce meses. Esto arrojaría un aumento medio del IPC del 6,5% entre julio de 2021 y junio de 2022.

Una vez calculada esta cuestión, se toman los datos de rentas salariales incluidos en los datos de la Contabilidad Nacional Trimestral, que también elabora el INE, y que muestran que la masa salarial anual del país asciende a un entorno de cerca de 660.000 millones de euros.

Teniendo en cuenta que el incremento salarial medio pactado en los convenios colectivos hasta ahora es el 2,42% para 6 millones de asalariados en lo que va de año, podría decirse que estos trabajadores según la inflación media de los últimos doce meses (6,5%) están perdiendo 4,1 puntos de poder de compra y otros 12 millones aún no ha experimentado incremento salarial alguno. Todo ello lleva a una pérdida de poder adquisitivo del orden de 35.000 millones de euros. La siguiente cuenta es más sencilla.

España cuenta con poco más que un billón de euros en ahorros depositados en cuentas corrientes. Este dinero no está prácticamente retribuido por lo que el impacto del 6,5% sería completo, mermando una cantidad aproximada a los 65.000 millones de euros de la capacidad de compra de los ahorros de los españoles.

Dentro del impacto monetario de la escalada inflacionista se encuentra también el encarecimiento de la nómina de las pensiones, cuya revalorización según el IPC anual promedio, en este caso de noviembre de 2022 está garantizado por ley.

Si esto se cumple, hará que los pensionistas no pierdan poder adquisitivo a pesar de que los precios sigan desbocados, ahora bien, la factura para las arcas públicas de esta revalorización podría elevarse hasta los 9.800 millones adicionales si el IPC medio anual se mantuviese en el 6,5% de los últimos doce meses.

El repunte de los precios de 2021 que acabó en el 6,5% supuso un incremento en frío en el IRPF de 4.110 millones de euros, 199 euros más por contribuyente.

El dato publicado por el INE es el mayor desde abril de 1985. Hace 37 años, el problema de la inflación estaba circunscrito a nivel interno. La economía española cerró ese año una etapa crucial para la historia.

El 12 de junio de 1985 se firmó el tratado de adhesión a la Comunidad Económica Europea, embrión de la actual Unión Europea y eso lógicamente tuvo unos peajes que se manifestaron a través de una elevación de los precios, pero también permitió un elevado crecimiento económico y una mejora de la distribución de la riqueza.

La situación geopolítica era muy distinta. El presidente Ronal Reagan juró su cargo en enero de ese año y en la antigua Unión Soviética Mijaíl Gorbachov llegó a la presidencia. Eran los tiempos en los que Estados Unidos y Rusia se entendían e iniciaron las negociaciones sobre el desarme nuclear tras la guerra fría.

Fuente: 5 dias

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