LA EXTRAÑA PARADOJA DEL MERCADO LABORAL: SIN PARADOS Y SIN TRABAJADORES

En Reino Unido y en EEUU se cruzan dos tendencias en apariencia contradictorias: una tasa de desempleo en mínimos y millones de puestos sin cubrir. En España, a pesar de un paro enorme no se cubren las vacantes

 

Si hay crecimiento, no hay paro. Y al revés, si la economía se detiene, las tasa de desempleo se dispara. PIB y paro son dos líneas con tendencias opuestas. Si una bajaba, la otra subía. Hasta ahora. En algunos de los países más ricos y con mercados laborales más dinámicos del mundo, también esto está cambiando. Lo cierto es que hay menos gente en el mercado de trabajo. Por ahora, los casos más llamativos son los del Reino Unido y Estados Unidos. En España todavía estamos muy lejos de tasas de desempleo por debajo del 4% como muestran aquellos países; aquí bajamos, como ahora, del 13% y nos felicitamos.

En el Reino Unido existe una tormenta en su economía: un déficit público disparado, un presupuesto que implicará recortes dolorosos por el lado del gasto y de los impuestos, balanza comercial muy deficitaria, libra en caída libre, inflación hacia el 20%, el Banco de Inglaterra intentando taponar las vías de agua con medidas que dañarán todavía más el crecimiento… y la tasa de paro en el 3,6%.

 

Las cifras son claras y lo que está ocurriendo es que hay menos gente en el mercado laboral (menos activos) y menos personas trabajando. Por ejemplo, en el tercer trimestre, el número de puestos de trabajo descendió en casi 60.000. Pero no porque estos trabajadores se fueran al paro, sino porque dejaron de estar en el mercado. ¿Por qué? Estudios, enfermedades, jubilación, simplemente porque no querían trabajar… Hay muchas razones, pero al final lo que queda es que en Reino Unido la fuerza laboral está en descenso. Por eso, es compatible esa baja tasa de paro con los más de 1,2 millones de puestos de trabajo sin cubrir. En EEUU, casi todo el mundo prevé un 2023 con poco crecimiento pero en cuanto al mercado laboral, el escenario tiene muchos puntos en común con el británico: paro en mínimos, caída de la tasa de participación y la población activa, y millones de puestos de trabajo por cubrir.

 

La explicación más obvia es que está cayendo la población activa. En primer lugar, por razones demográficas: la generación del baby-boom está jubilándose y no hay relevo, ni por los jóvenes (que son muchos menos) ni por la inmigración, que llega en menores números y que la pandemia ha ralentizado también. Hace unas décadas, cualquier ciudadano de 30 años tenía dos opciones: tener un trabajo o buscar uno; ahora hay una tercera, no hacer nada: si no les pagan lo suficiente, es lógico que prefieran quedarse en casa recurriendo a los subsidios y las trampas de la pobreza pues el estigma del subsidio no es igual ahora que antes.

 

Además los jóvenes, por ejemplo, están entrando cada vez más tarde al mercado; los de baja cualificación (jóvenes de 18-30 años sin estudios superiores) o bien no buscan un empleo o sus temporadas de no actividad son mucho más largas. Antes, este colectivo en cuanto salía del instituto empezaban a trabajar y lo hacían con continuidad. Ahora no sólo se incorporan más tarde, sino que hacen más parones. Por su parte, los universitarios también tardan más en graduarse (la estancia media en las facultades es cada día más larga) y que cada vez hay más universitarios (que empiezan más tarde su carrera laboral que los de formación inferior), el resultado final es previsible: no hay reemplazo para los millones de recién jubilados.

 

Otra causa, más social, tiene que ver con eso que se ha llamado la gran desconexión. Personas que no tendrían ningún problema para seguir trabajando, pero deciden no hacerlo. Por ejemplo, mujeres de media edad que priorizan la familia: la tasa de participación laboral femenina estaba en máximos en 2019 y todavía no ha vuelto a aquellas cifras pues muchas familias se plantean si merece la pena pagar a alguien casi un sueldo completo cuando uno de los dos padres (y suele ser ella) se podría quedar en casa.

 

En España el mercado laboral sigue dando sorprendentes muestras de ‘sobrecalentamiento’ pese al cada vez mayor pesimismo sobre la situación económica. Un análisis de TalentUP revela que solo hay 9 profesionales disponibles (empleados o desempleados) por cada diez ofertas que se publican en España. Doce de los quince sectores de la economía española tienen un número de vacantes mayor que el de potenciales candidatos.

 

Según el INE en el segundo trimestre del año solo había 145.053 vacantes, una cifra que no coincide ni de lejos con las estimaciones de las empresas de diversos sectores, y existen abultadas discrepancias entre los datos que manejan patronales y sindicatos e incluso entre el Gobierno y organismos como el Banco de España, que estima que las empresas que no encuentran trabajadores se han duplicado en el último año.

En cualquier caso la tasa de paro supera con creces el 12,6%, cuatro puntos y medio más puntos más que el mínimo de la serie histórica en 2007.

 

Esto se puede interpretar no tanto como una falta de demanda por parte de los empleadores sino como que hay muchos perfiles de personas que buscan empleo que no encajan con lo que las empresas buscan, que sin embargo no logran atraer a los profesionales que les interesan. Una versión a la española de la ‘Gran Renuncia’ que refleja en realidad un desequilibrio de nuestro mercado laboral.

 

En este sentido, los datos proporcionan una perspectiva sobre esta cuestión que no se suele tener en cuenta: la comparación de las ofertas de empleo con el número de profesionales disponibles, incluyendo aquí tanto a los que están trabajando como a los que no. La segmentación en la relación de «oferta y demanda» por actividades de las empresas dan un resultado sorprendente: doce de los quince sectores en los que se reparte el mercado laboral español tienen una ratio inferior a 1: es decir, hay más ofertas publicadas que trabajadores, en principio, disponibles. La estimación para el conjunto se sitúa en 0,9: 9 profesionales por cada vacante.

 

Los datos muestran que los sectores con mayor desfase entre trabajadores y ofertas son la construcción y la hostelería, (ambos con ratios del 0,2 (es decir 2 profesionales disponibles por cada 10 vacantes), seguidos por las finanzas (con 4) y los profesionales TIC (con 5 profesionales). Es una estimación que se ajusta a lo señalado por las patronales y por organismos como el Banco de España.

En científicos y sanitarios hay una enorme dependencia del sector público, un ámbito lastrado por la temporalidad y con procedimientos contratación, promoción interna y organización del trabajo que les han situado en el centro de la polémica y el debate político y social. Pero que también significa que se publican menos ofertas. Esto también supone que el sueldo mediano (aquel que sitúa justo en la mitad de las franjas salariales) quede por debajo de los 20.000 euros: las ofertas para los puestos mejor retribuidas o para profesionales cualificados se gestionan de otra forma.

 

Al fijarse precisamente en estos sueldos medianos por sectores, no se aprecia que exista tampoco una vinculación directa entre retribución y dificultad para contratar en términos generales.

 

Así, en el grupo de sectores en los que cuesta más encontrar trabajadores (es decir, en la ratio es más baja) encontramos el que tienen el menor sueldo mediano, la hostelería (17.972 euros), junto al que cobra el más elevado, el tecnológico (36.003 euros). Los datos apuntan a que la dificultad para contratar no se reduce en los sectores mejor pagados. Ni viceversa.

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