Aunque las tendencias generales apuntan a una mayor longevidad y a una mejor salud de la población, la prevalencia de determinados problemas de salud en la población con edades cercanas a la jubilación podría suponer una limitación de cara a alagar la vida laboral de este colectivo. Es la principal conclusión a la que ha llegado el informe del Banco de España ‘El estado de salud de la población en edad de jubilación: una primera aproximación’. El estudio concluye que la salud se deteriora de forma notable al pasar del grupo de edad comprendido entre los 55 y los 64 años, al de entre 65 y 69 años, especialmente en el caso de las mujeres.
Según el estudio un 38% de los españoles de entre 55 y 64 años presentaba enfermedades crónicas, que van desde la hipertensión hasta el cáncer, un porcentaje que se disparaba al 53% para aquellos españoles varones de entre 65 y 69 años y que para las mujeres de este grupo de edad superaba el 60%. Si nos detenemos en los problemas de movilidad, que no superaban el 10% de incidencia para los españoles de entre 55 y 64 años, al pasar al siguiente grupo de edad, alcanzan al 15,8% de los hombres y al 30,1% de las mujeres. También los síntomas de depresión pasaban de tener una incidencia del 7,2% entre los hombres de entre 55 y 64 años y del 28,9% de las mujeres de esa misma edad al 16,3% y el 32,1%, respectivamente
A la vista de los datos, el informe considera que “sería conveniente que las políticas públicas que se desplieguen en estos ámbitos tomen en consideración la heterogeneidad que dichos problemas de salud presentan por ocupaciones y grupos socioeconómicos”