España no es país para ‘viejos’: los dramas digitales que marginan a los mayores

El artículo 50 de la Constitución Española recoge que “con independencia de las obligaciones familiares, {los poderes públicos} promoverán su bienestar mediante un sistema de servicios sociales que atenderán sus problemas específicos de salud, vivienda, cultura y ocio”. Es decir, que el estado tiene que garantizar que aunque no exista una familia se van a dar nuestros mayores las herramientas adecuadas para poder vivir adecuadamente.

Sin embargo, en esta brecha digital son muchas las personas que se sienten cada vez más dependientes de sus familiares, que les ayudan a comprender mejor el mundo digital. La tecnología, cuando no se dan las herramientas adecuadas, se convierte en una cadena en vez de en una liberación.

Estos días ha sido noticia Carlos San Juan, un jubilado de 78 años que ha conseguido a través de ‘change.org’ más de 450.000 firmas para su campaña “Soy mayor, no idiota”, con la que perseguía que la banca dé un “trato más humano en sus sucursales”. Desde la crisis financiera de 2012 el proceso de digitalización de la banca se ha acelerado, especialmente durante la pandemia. Como reflejo de ello, en España se han cerrado 19.714 sucursales desde finales de 2010, hasta quedar la red de oficinas en las 20.421 a finales de septiembre de 2021

Pero la digitalización de los bancos no es el único frente que tienen delante las personas mayores. Desde las gestiones sanitarias hasta la compra en el super, muchas personas de la tercera edad tienen dificultades con la tecnología en muchos ámbitos de su vida

Además, con la pandemia se les ha sumado un nuevo drama que antes tenían solucionado: el médico. La crisis del coronavirus, con la correspondiente digitalización de los procesos, ha provocado que muchos se queden fuera del sistema. Adquirir el pasaporte covid o los resultados de una PCR es una odisea para los mayores sin competencias digitales.“Hasta pedir una cita en el ambulatorio es más complicado para cierto rango de edad. Hay que luchar porque la gente mayor esté bien atendida, sin necesidad de parar la revolución tecnológica.

Fuente: Vozpopuli

 

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