EPA: España destruyó 1,1 millones de empleos en el segundo trimestre, el peor dato nunca visto

A este dato hay que sumarle otros 4,7 millones de empleados que, aunque figuran como ocupados, no trabajaron durante el trimestre, principalmente como consecuencia de los ERTE

España destruyó nada menos que 1,074 millones de empleos a lo largo del segundo trimestre del año en comparación con el primero, según los datos publicados este martes por el INE. Los resultados de la Encuesta de Población Activa muestran que la pandemia del coronavirus ha dejado la mayor destrucción de empleo nunca registrada en España, superando los peores datos de la crisis de Lehman Brothers. En el primer trimestre de 2009, cuando la crisis empezó a golpear de lleno a España, la destrucción de empleo no llegó a 800.000 trabajadores, muy lejos de los casi 1,1 millones de ocupados perdidos este año. En total, el número de empleados entre abril y junio fue de 18,6 millones de personas, el peor dato desde 2017.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que esta cifra de destrucción de empleo es engañosa, ya que no recoge la pérdida de actividad como consecuencia de los ERTE (expedientes de regulación temporal de empleo), ya que los afectados siguen figurando como empleados. Sin embargo, si se observan los datos de ocupados que realmente trabajan, la cifra se reduce en otros 4,7 millones de trabajadores, hasta caer por debajo de los 14 millones de trabajadores reales. Una cifra nunca antes registrada en España. Sirva como comparativa que en el año 2002 había más de 16 millones de trabajadores activos en España, y durante la crisis de Lehman Brothers nunca cayó por debajo de 14,4 millones de ocupados.

España nunca había registrado un deterioro tan rápido del mercado laboral. Por ejemplo, en el año 2008, tras la quiebra de Lehman Brothers, España tardó casi un año en destruir un millón de empleos. En esta crisis lo ha hecho en menos de tres meses. Y eso sin contar los trabajadores en ERTE, que muchos ya se han recuperado al empleo, pero en otros muchos casos se trata simplemente de un despido diferido, ya que se irán al paro en el futuro sin llegar nunca a reincorporarse a su puesto de trabajo. Si se compara con el segundo trimestre de 2019, en total el número de empleos perdidos asciende a 1,2 millones de personas.

En total, el número de trabajadores reales durante las semanas del confinamiento se redujo por debajo de 14 millones por primera vez en la historia. El INE elabora desde 2008 la estadística de ocupados que efectivamente trabajaron durante la semana de referencia para corregir las cifras de la cantidad de empleados que no estuvieron activos por enfermedad, desempleo temporal o por estar sometidos a un ajuste de empleo temporal, esto es, un ERTE. Esto permite comprobar que las cifras reales de trabajadores son mucho menores de las que muestran los datos de ocupados. En concreto, uno de cada cuatro supuestos ocupados estuvieron sin trabajar.

El mejor indicador para analizar la situación del mercado laboral es el de horas efectivas de trabajo, ya que ahí se exluyen tanto los ERTE de suspensión de contrato, como los de reducción de jornada. Así se muestra cuál es el nivel de empleo real. En el segundo trimestre se perdió nada menos que el 22,6% de las horas de trabajo y si se compara con el mismo periodo del año anterior, la caída asciende hasta el 26,6%. Esto es, en España se perdió uno de cada cuatro empleos.

El golpe sobre el empleo fue especialmente duro en la hostelería y sectores relacionados con el turismo: ocio, entretenimento y transportes. La hostelería perdió nada menos que el 72% de las horas de trabajo, cifra que asciende al 78% si se compara con el mismo trimestre del año anterior. Todos los sectores perdieron empleo efectivo a lo largo del confinamiento, incluso el de sanidad y cuidados sociales, ya que los centros de día no pudieron abrir durante todo este periodo. Estos datos sí muestran con crudeza el nivel de empleo perdido como consecuencia del estado de alarma.

La destrucción de empleo no se vio reflejada en el aumento del paro, ya que como los trabajadores despedidos no pudieron buscar un empleo por estar confinados, computan como inactivos y no como desempleados. El resultado es que a pesar de la destrucción de 1,1 millones de empleos, el paro apenas aumentó en 55.000 personas. Como consecuencia, la tasa de paro se elevó hasta el 15,33%, la cifra más alta desde 2018, pero que en ningún caso recoge el impacto real de la pérdida de empleo. Todos estos despedidos que actualmente figuran como inactivos, pasarán a engrosar las listas del paro a partir del tercer trimestre del año. En total, el número de inactivos se disparó en 1,02 millones de personas, recogiendo así todo el efecto de la destrucción de empleo.

La destrucción de empleo ha sido generalizada en todas las comunidades autónomas, aunque existen grandes diferencias entre territorios. El 42% del empleo se destruyó en las comunidades más turísticas: Baleares, Canarias, Andalucía y Comunitat Valenciana. Baleares tiene un 11,5% menos de empleos que hace un año y Canarias, un 8,6% menos, ambas por debajo de la media nacional, que registró una caída del 6%. La destrucción de empleo también ha sido intensa en regiones con mayor peso de la industria de consumo, en especial la de automoción. Navarra perdió el 7,6% del empleo y Cantabria, el 9,9%.

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Fuente: El Confidencial

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