Una de las principales obsesiones entre los grandes inversores son las ventajas competitivas, esas características de algunas empresas que las hacen inexpugnables para la competencia.
En algunas raras ocasiones, hay empresas que tienen algo que las demás no pueden copiar, algo que les permite mantener su posición a salvo de los competidores: los expertos llaman “fosos” (moats en inglés) a estas características especiales y es un término muy adecuado porque actúan de forma defensiva, haciendo más complicado el ataque al castillo de los beneficios, los márgenes o la cuota de mercado.
EL FOSO INEXPUGNABLE DE ESPAÑA
Los países también pueden disfrutar de estas ventajas competitivas. España también tiene su foso. Y es excepcional, ancho y profundo. Nos referimos, por supuesto, al sol y playa. Aunque, en realidad, va muchísimo más allá del sol y playa.
Nuestro país tiene algo sin réplica posible: su situación geográfica. Buen clima, muchos kilómetros de fantásticas playas y cercanía a los mercados ricos europeos de los consumidores de ocio. Pero a esa posición de partida le ha añadido mucho más:
- Sector turístico competitivo e innovador, con un nivel de calidad-precio excepcional (comparen ustedes un tres estrellas español con uno italiano o francés) y
- Calidad del servicio, no hay más que salir al extranjero y empezar a añorar y valorar el nivel de profesionalidad que se puede encontrarse en la mayoría de los establecimientos españoles
- Infraestructuras de calidad: desde autopistas a aeropuertos, pasando por la red de alta velocidad
- Seguridad en todas sus vertientes: institucional, monetaria (sobre todo con el euro), calidad del sistema sanitario, un nivel de criminalidad muy bajo…
- Desarrollo económico: servicios turísticos (desde hoteles a restaurantes) de calidad, plena integración tecnológica, grandes centros para reuniones de negocios, capacidad organizativa…
- Cultura: tenemos de todo, desde el patrimonio artístico o los museos que sirven de complemento al turismo de sol y playa, a la gastronomía o el spanish way of life
No busquen otro, porque no lo encontrarán, aunque hay otros países que también operan, y con calidad, en este sector, “el foso” es de España incuestionablemente.
El turismo es uno de los principales sectores de la economía española, a la que contribuye con más de 125.000 millones de euros, lo que supone el 11,2% del PIB. Dado que es intensivo en personas, esto se traduce en una aportación todavía superior como generador de empleo, creando el 13,3% del empleo nacional gracias a los 2,5 millones empleados en las ramas relacionadas con el turismo. Es cierto que la economía española tiene muchos problemas de competitividad, productividad, mercado laboral, rigideces… Ser el mejor país del mundo en gestión del turismo no es suficiente, pero es que no sólo hablamos de turismo extranjero ya que el sector debe buena parte de su negocio a los nacionales, a los que salimos a tomar el aperitivo, quedamos a tomar un café o nos vamos a cenar fuera. En ningún otro país existe la cultura del bar-restaurante como en España, y eso genera también actividad económica, empleo y riqueza.
Como reflejo de ello, el sector turístico español lidera el ranking de competitividad turística mundial, ocupa la segunda posición mundial por volumen de ingresos, con 55 mil millones de euros, solo por detrás de EE.UU., y la tercera por número de turistas (con 84 millones en 2019). Dentro de la Unión Europea, España es el destino turístico preferido y el estado miembro que mayores ingresos turísticos netos genera.
Y, ENTONCES, LLEGÓ EL VIRUS
Llegó el Covid-19, que parece diseñado para hundirnos especialmente a nosotros. Lo que para otros países es un problema grave, para España es ruinoso. Por la importancia del turismo y por nuestra propia forma de vida.
Si esto dura mucho, corremos el riesgo de que se evapore el excepcional foso que habíamos construido. ¿Vamos a salir de tapas separados por mamparas si la mitad de los bares están cerrados? ¿Iremos de vermut con mascarilla? ¿Café a metro y medio de distancia del interlocutor? ¿Copas en un bar semivacío?
Glovo tampoco salvará a los restaurantes españoles: no vamos a encargar la comida en el bar de abajo cada día, ni pediremos esa cena con postre, café y copa. ¿Los turistas que nos visitan cada año querrán ir al chiringuito a cenar solos?
Lo que queremos es bullicio, gente, alegría… Los españoles no salimos a cenar porque las croquetas estén buenas (que seguro que lo están), salimos para ver a la gente con la que nos tomamos esas croquetas.
Las terrazas pueden ser un paliativo durante los meses de verano, pero al 30-50% de capacidad para muchos no saldrá rentable, porque los gastos fijos son muy elevados. Y está por ver cómo reaccionan los vecinos si las terrazas amplían horarios o espacios; y cómo reaccionan los ayuntamientos en el cobro de la tasa de ocupación.
Ningún Gobierno lo habría tenido sencillo: el puñetero virus parece una creación de nuestro peor enemigo. Si alguien hubiera pensado: “Voy a preparar una pandemia que dañe a toda la economía mundial pero fastidie especialmente a España“… no podría haberlo hecho mejor.
En esta situación, sólo cabía una respuesta, que no habría sido más que un paliativo, pero que habría limitado algo los daños: información fiable. Esto implicaba hacer muchos test que permitieran controlar quién está contagiado y quién no; ser capaz de separar zonas sanas y zonas de riesgo; ofrecer estadísticas completas que dieran seguridad dentro y fuera de nuestras fronteras.
Aquí hemos dado bandazos en las estadísticas y en la información ofrecida (test rápidos, PCR,…¿a quién y para qué?, mascarillas ahora sí, luego no, de nuevo sí pero,…)
Probablemente nuestros turistas no se olvidarán de nosotros por estos meses de luto más o menos compartido con sus propios países, aunque es cierto que se está dañando eso que se denomina como “Marca España”: ahora a nuestro país se le asocia con muertes,… da miedo que las consecuencias vayan más allá de la temporada de este año y que en el verano de 2021 (el de 2020 ya está perdido), en los turistas alemanes o ingleses pese más el recuerdo de muchas décadas de buen trabajo, que estas semanas de caos informativo, económico y sanitario.
Como datos de la que se viene encima, unos 250.000 hosteleros han solicitado el cese de actividad extraordinario, y es la actividad donde hay más asalariados acogidos a un ERTE, 950.000. En total 1.200.000 trabajadores inactivos en el sector durante al menos 2 meses
Nadie habría pensado que podríamos perder nuestro foso, pero como esto dure mucho, la pregunta será si una vez perdido podremos recuperarlo.
Fuente: Libre Mercado