EL “INVIERNO DEMOGRÁFICO” Y LAS PENSIONES

El desplome de la natalidad en España es dramático. Esta misma semana el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha hecho públicos unos datos demoledores: en 2018 nacieron en nuestro país 372.777 niños, la cifra más baja en dos décadas. Y 2019 va por el mismo camino: en el primer semestre se registraron 170.074 nacimientos, el mínimo en este periodo del año de toda la serie histórica, que comienza en 1941, en plena posguerra. ¿El motivo? Disminuyen las cohortes de población en edad fértil, pero también la fecundidad: en 2018 las mujeres tuvieron de media 1,26 hijos, la cifra más baja desde 2002. Todo, mientras las mujeres españolas cada vez tienen hijos más tarde: a los 31,6 años el año pasado, mientras hasta 2006 eran madres primerizas antes de los 30.

La realidad de muchos jóvenes españoles, independizados, formados, empleados… es que no tienen poder adquisitivo suficiente para tener hijos en condiciones dignas.

La tasa de paro juvenil en España roza el 33%, frente a una media nacional del 14%, y los sueldos de los menores de 35 años no alcanzan los 20.000 € anuales (unos 1.100 o 1.300 € mensuales, dependiendo de si se cobra en 14 o en 12 pagas), según la última Encuesta de Estructura Salarial del INE. A esto se suma un precio del alquiler que roza los 11 €/m2  de media y supera los 14 € en comunidades autónomas como Madrid o Cataluña. Según los datos de Fomento, alquilar un piso cuesta 819 € en Madrid y 769 en Barcelona.

Este cóctel provoca, en muchos casos, que las personas en edad fértil que difícilmente acaban el mes sin pasar apuros económicos descarten tener hijos. Los jóvenes de hoy en día no se plantean formar una familia. España es el país industrializado con menor tasa de fecundidad y mayor nivel de precariedad. De nada sirven las políticas de conciliación si no se acaba con la precariedad del mercado laboral

Un problema para las pensiones

El año pasado fue el cuarto consecutivo de saldo vegetativo negativo: hubo más muertes que nacimientos. Una caída de la tasa de fecundidad, unida a una esperanza de vida cada vez mayor, hace que la edad mediana (la que divide al 50% la población a un lado y al otro) suba y que España se coloque como el país con edad mediana más elevada de Europa y de Occidente, solo por detrás de Japón.

Así, el envejecimiento de la población incide en la reducción de la tasa de natalidad, lo que acaba provocando un círculo vicioso –y peligroso– de cara a las próximas décadas. No en vano, implica un problema para la sostenibilidad de las finanzas públicas, el BBVA Research apuntan a que España necesitará 10 millones de cotizantes más en 2050 para pagar las pensiones de jubilación de la generación del ‘baby boom’.

Por eso, si quienes están ahora en edad de ser padres no tienen hijos que trabajen dentro de 30 años, la solución pasará necesariamente por la inmigración. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) calcula que España necesitará al menos 270.000 inmigrantes cada año de aquí a 2050 para reducir el déficit de la Seguridad Social en un 2,2% del PIB. De hecho, según sus cálculos, el impacto de las llegadas de trabajadores inmigrantes al mercado laboral español será superior al de un eventual incremento de la tasa de fecundidad.

Fuente: la información

https://www.lainformacion.com/economia-negocios-y-finanzas/nacimientos-hijos-caida-natalidad-precariedad-laboral-precio-alquiler/6527958/

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