DESMONTANDO LAS INFINITAS “BOLAS” DE YOLANDA DÍAZ SOBRE EL MERCADO DE TRABAJO TRAS SU SEUDO REFORMA LABORAL

La falsa mejora del mercado laboral: el paro efectivo sube en 100.000 personas en febrero

Aunque la cifra oficial de desempleo registrado es de 2,768 millones, el total de inscritos en las oficinas del SEPE que busca trabajo asciende a 3,54 millones

El número de personas desempleadas registradas en las oficinas del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) al finalizar el mes de febrero se situó en 2.760.408, según los datos oficiales facilitados por el Ministerio de Trabajo. Un dato, junto al crecimiento en algo más de 100.000 personas de la afiliación media, que llevó al secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey, a declarar que la reforma laboral «no pierde fuelle».

Pero la realidad es que, frente al triunfalismo exhibido por el Ejecutivo, la cantidad total de personas que buscan empleo en España y que están también inscritas en las estadísticas oficiales es muy superior al destacado ayer por el Ministerio de Trabajo. El paro real, el efectivo, el que se obtiene sumando al paro registrado aquellos demandantes de empleo con relación laboral, esencialmente los fijos discontinuos en inactividad, alcanzó los 3,54 millones de personas, 100.000 más que en el mes de enero. La cantidad, además, es prácticamente idéntica a la registrada hace un año (-0,26%), según destacan desde Randstad.

Los meses de febrero suelen reflejar el inicio de una temporada estacionalmente positiva para los registros de empleo, tras los datos, siempre negativos, del mes de enero por el fin de la campaña de Navidad. Y este año la tendencia se ha mantenido al menos en lo que al paro registrado se refiere, con un recorte de 7.452 personas. El total de parados ascendió a 2.760.408 personas, 150.607 menos que en febrero de 2023.

En cuanto a la creación de empleo, la Seguridad Social registró también un buen dato con una cifra de afiliación media de 20.708.382 personas, según los datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Son 103.621 ocupados más que en enero, el mayor aumento en un mes de febrero desde 2007. El crecimiento interanual de la afiliación media fue del 2,7%, con 538.239 trabajadores más que hace un año. En el régimen de autónomos se sumaron 10.097 afiliados, hasta los 3,33 millones.

Los sectores que más crecieron en términos mensuales en el Régimen General fueron Hostelería, con 29.230 afiliados más, seguido de Educación, con 28.941 más, Construcción, con 18.189 más, e Industria Manufacturera, con 13.130 más. Por el contrario, las actividades que más afiliados perdieron fueron las Sanitarias y Servicios Sociales y Comercio, con 10.252 y 9.590 afiliados menos.

Del empleo tiró el sector privado porque, como destacaron desde el sindicato CSIF, en el público se han destruido 71.183 puestos de trabajo en el último año.

Puntos negros

Pero tras estos aparentemente buenos datos, los hay no tan positivos. Al margen del crecimiento del paro efectivo, la contratación también registró el mes pasado datos que apuntan en la dirección de que la precariedad del empleo sigue siendo bastante importante en España. En febrero se firmaron 1.137.407 contratos, un 4,06% menos que en enero. De esta cantidad, 523.445 fueron de carácter indefinido, lo que representa el 46,02% de todos los contratos. El 47,16% de los contratos indefinidos fueron a tiempo completo, frente a un 27,55% de fijos discontinuos y un 25,29% de indefinidos a tiempo parcial. Es decir, que sólo el 22% del total de contratos firmados el segundo mes del año fueron indefinidos a tiempo completo.

Además, en el sector público, casi uno de cada tres de sus empleados (29,6%) trabajan con un acuerdo temporal.

Al limitado porcentaje de contratos indefinidos a tiempo completo firmados el mes pasado, y como destacan desde Randstad, se suma que 25.141 personas firmaron en febrero más de un contrato indefinido, lo que supone el 5% de todos aquellos que firmaron algún acuerdo de dicha naturaleza. Desde inicios de 2022 ha ocurrido con 801.000 personas.

«Registramos continuos récords de afiliación a la Seguridad Social, y eso, en trazo grueso, es muy positivo. Pero no la forma en que se crean y destruyen empleos indefinidos o la calidad de estos. Los trabajos de horas o de días deben ser una opción para quien tiene otras obligaciones, no la única forma de trabajar», explica Joaquín Pérez, secretario general de USO.

Desde el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones destacaron, sin embargo, que dos años después de la entrada en vigor de la reforma laboral, se acentúan sus efectos positivos en la estabilización del empleo y la mejora de su calidad ya que ahora hay más de 3,1 millones de afiliados más (3.176.998) con contrato indefinido que en diciembre de 2021, el último mes antes de la entrada en vigor de la reforma.

Larga duración

Otro dato que sigue arrojando sombras sobre el mercado laboral español es el del paro de larga duración. El 52% de los desempleados están en esta situación y casi la mitad de ellos en paro de muy larga duración, es decir, que llevan más de dos años sin trabajo. Un registro que, según la UGT, demuestra que la Ley de Empleo no está funcionando.

or sectores, el paro descendió en Servicios en un total de 8.548 personas (-0,43%), en Construcción en 2.433 personas (-1,14%), en Industria en 1.865 personas (-0,86%) y en Agricultura en 315 personas (-0,32%). Además, cayó en once autonomías. Las mayores caídas en cifras absolutas se produjeron en Andalucía (-4.110), Comunidad Valenciana (-1.552) y Castilla y León (-704).

En febrero había 1.922.316 beneficiarios de prestaciones de desempleo. La tasa de cobertura del sistema de protección por desempleo enero fue del 73,89%.

El ‘gran triunfo’ de Yolanda: el 29-F se echó a 108.573 personas, 5.000 más que los nuevos cotizantes medios del mes

El informe del sindicato USO prueba que sólo uno de cada cinco contratos firmados corresponde realmente a un puesto fijo y de horario completo.

Yolanda Díaz ha vendido a la opinión pública como todo un éxito el último dato laboral: la cifra de afiliación media de febrero, con 103.621 ocupados más que en enero, «el mayor aumento en un mes de febrero desde 2007». Pero, efectivamente, esa es la cifra media. Y es que se le ha olvidado destacar -como recoge la misma serie de la Seguridad Social, pero sin sacar la media- que el último día de ese mismo mes de febrero, el día 29, fueron 108.573 personas las despedidas y sacadas de la Seguridad Social. Dicho de otro modo, el último día del mes se echó a las listas del paro a más gente que los nuevos cotizantes generados de media a lo largo del mes completo.

La propaganda oficial ha señalado que «la Seguridad Social ha registrado 20.954.785 trabajadores afiliados en febrero, descontando la estacionalidad y el efecto calendario. Es el mejor dato de la serie histórica, después de haber sumado 551.359 trabajadores en el último año, en línea con el promedio de creación de empleo en los años anteriores a la pandemia, 2015 a 2019». El Gobierno ha añadido que, «en comparación con el mes anterior, hay 73.492 afiliados más a la Seguridad Social» y 103.621 ocupados más que en enero, el mayor aumento en un mes de febrero desde 2007″.

Pues bien, como suele ser habitual, los datos oficiales no han querido destacar otra información, igualmente oficial, pero casualmente ocultada. Y es que la serie diaria de afiliación a la Seguridad Social muestra un día devastador para el mercado laboral: el último del mes, como ya viene siendo habitual. Ese día fue el 29 en el último mes computado, febrero. Y la serie que remiten el departamento de Seguridad Social al Gobierno recoge una destrucción del número de cotizantes de nada menos que 108.573 personas. Cifra de «variación neta en el día».

Porque en un sólo día se destruyeron más cotizantes que los creados de media en todo el mes. Y porque ese día se destruyeron casi los mismos cotizantes que se crearon el primer día del mismo mes de febrero -111.476-. Traducido: la precariedad ha llegado a tal punto que el último día del mes salen del mercado laboral básicamente los mismos cotizantes o trabajadores que el primer día de ese mes fueron contratados. Todo un éxito a ojos de Yolanda Díaz. Y toda una maldición a ojos de cualquier analista independiente del mercado laboral.

De hecho, el tipo de contrato refleja la misma conclusión. Como prueba el informe elaborado por el departamento de estudios del sindicato USO, sólo uno de cada cinco contratos firmados corresponde realmente a un puesto fijo y de horario completo. El resto esconde un tipo u otro de precariedad, según la definición de la propia izquierda.

Así, como destacan los expertos de USO, «el número total de contratos registrados durante el mes de febrero ha sido de 1.137.407, con una subida de 52.605 (4,85%) sobre el mismo mes del año 2023». Pero de ellos, «se han registrado 523.445 contratos de trabajo de carácter indefinido, lo que representa el 46,02% de todos los contratos». Y estos, a su vez, «se dividen en cuanto a la duración de su jornada, en 246.879 a tiempo completo (47%), 132.365 a tiempo parcial (25%) y 144.201 fijos discontinuos (28%). Sólo el 47% de los contratos indefinidos firmados -menos de la mitad- alcanzan una jornada completa de trabajo». Y, por lo tanto, sólo el 21,7% de los nuevos contratos es indefinido a tiempo completo.

 

Troceado de empleos con Yolanda Díaz: crecen los contratos parciales el mismo número que se pierden a tiempo completo

El supuesto auge de empleo a tiempo completo proviene de los más de 700.000 empleos fijos discontinuos realmente parados o en inactividad.

Hace tiempo que sindicatos como USO llevan advirtiendo de que España no está creando empleo neto sino repartiendo las horas laborales totales entre más gente. Dicho de otro modo, que se crean empleos parciales mientras se pierden los fijos a jornada completa de toda la vida. Un pitufo laboral que desemboca en el subempleo. El análisis de los últimos datos de paro acaba de demostrar literalmente esta afirmación: España ya crea el mismo número de empleos parciales que el de empleos a jornada completa destruidos.

El último informe del sindicato USO señala que «el empleo a tiempo completo descendió en 211.100 personas. El de tiempo parcial aumentó en 192.100». Es decir, que por cada empleo a tiempo completo perdido se han creado incluso menos de los firmados a jornada parcial, lo que supone una pérdida real de la productividad y de la capacidad laboral.

USO señala igualmente que, «por su parte, el número de asalariados disminuyó en 84.200 −los que tenían contrato indefinido se incrementaron en 68.300 y los de contrato temporal se redujeron en 152.500−» y el «número de trabajadores por cuenta propia aumentó en 69.100 personas».

Para colmo, «el empleo privado disminuyó este último trimestre en 77.600 personas, hasta 17.653.600. El empleo público aumentó en 58.600, hasta 3.593.300». De nuevo, en contra de las necesidades de productividad.

 Y, aunque «el empleo a tiempo completo se incrementó en 695.400 personas en los 12 últimos meses y el empleo a tiempo parcial en 87.600 (en este trimestre se ha dado más empleo a tiempo parcial que en todo el año)», lo cierto es que el supuesto auge proviene de los más de 700.000 empleos fijos discontinuos realmente parados o en inactividad.

«El empleo indefinido creció en 804.200 personas, mientras que el temporal bajó en 140.300. Una parte debido a las transformaciones de temporales en indefinidos, pero en cualquier caso mueren más contratos indefinidos que los que nacen, esto hace que la ocupación acabe disminuyendo», explican los expertos laborales de USO.

Por sectores, la ocupación se incrementó en la Agricultura (68.800 más), la Construcción (30.700) y la Industria (4.900). Y se redujo en los Servicios (123.400 menos). Y el «número de parados disminuyó este trimestre en 24.600 personas, hasta 2.830.600», pero, concluye el sindicato de nuevo, la «variación trimestral del desempleo fue del −0,86%» sin «contabilizar los desempleados con relación laboral (fijos discontinuos inactivos y afectados por ERTES) que la finalizar diciembre de 2023 alcanzaron los cifra de 746.077 de los que 11.385 se corresponden con ERTES)».

La tasa de paro, con todo ello, disminuyó ocho centésimas y se situó en el 11,76%. Pero «el paro aumentó en 21.000 entre los que perdieron su empleo hace más de un año y descendió en 29.500 entre las personas que buscan su primer empleo». Así, «en los 12 últimos meses la cifra total de desempleados se redujo en 193.400 personas (100.400 hombres y 93.000 mujeres menos). La variación anual fue del −6,40%»y «la población activa descendió en 43.600 personas en el cuarto trimestre y se situó en 24.077.400».

Las claves del respiro engañoso que da febrero al mercado laboral

Tras la EPA del IVTR-2023 que mostró que se había destruido empleo en el trimestre y que si no caía más se debía a la importante creación de empleo público, ya que el empleo privado disminuyó en más de 70.000 personas, y los datos de enero, donde el paro registrado y la Seguridad Social confirmaron que el año comenzó con un importante deterioro del mercado laboral, febrero parece haber dado un respiro al mercado laboral en su tendencia bajista, pero también encierra algunos datos no tan buenos. Siempre es una buena noticia el descenso del paro y el incremento del empleo, pero no son los suficientemente buenos como para cambiar la tendencia descendente del mercado laboral.

Paro registrado

Baja el paro mensual en 7.452 personas. Andalucía, con 4.110 parados menos y Valencia, con 1.552 parados menos, regiones donde gobierna el PP, son las que lideran esta bajada.

La disminución de paro interanual (-150.607 parados) en febrero es la tercera menor de un mes de febrero de los últimos diez años.

Se queda en un 75,01% de la bajada del mismo mes del año anterior. Andalucía, con 38.768 parados menos, lidera la disminución de desempleo.

Además, el paro no se comporta peor porque no se contabilizan como parados los temporales convertidos en fijos-discontinuos.

Si sumamos a las 123.463 personas en las que aumentó en octubre, a las 110.697 que aumentó en noviembre, a las 31.227 en que se incrementó en diciembre, a las 28.014 personas en que se incrementó en enero, a las 4.571 personas en las que se incrementó en febrero, al descenso en 64.186 personas de marzo, al descenso de 70.226 personas en abril, al descenso de 17.543 de mayo, al aumento de 70.729 personas en junio, al incremento de 86.957 de julio, al incremento de 8.095 de agosto, al descenso de 100.955 en septiembre, a los 40.959 más de octubre, a los 77.842 de noviembre, a los 39.819 de diciembre de 2023, los 31.550 de enero de este año y la bajada de 34.991 de febrero, llegamos a la cifra de 1.203.158 demandantes de empleo ocupados antes citado, que se explicarían por el cese de actividad de fijos-discontinuos, que antes, al cesar actividad pasaban a la situación de parados y ahora quedan excluidos de la relación del paro registrado

 

Adicionalmente, España tiene la mayor tasa de paro de la UE, con un 11,6% (casi el doble que la media de la UE, en el 6%), y la mayor tasa de paro juvenil de la UE, con un 28,6%, con la particularidad de que, por ejemplo, en Grecia, segundo país con mayor tasa de paro juvenil, ha venido descendiendo con mucha más fuerza desde junio que en España. En enero, último dato publicado en Eurostat, el paro juvenil baja 2,9 puntos en Grecia y sólo baja 2 décimas en España.

Por sectores, se reduce el paro mensualmente en servicios (-8.548), construcción (-2.433), industria (-1.865) y agricultura (-315). Aumenta en el grupo «sin empleo anterior», al hacerlo en 5.709 parados.

Baja el paro femenino, en 3.311 personas y baja el masculino en 4.141 personas.

El paro entre los jóvenes (menores de 25 años) sube en 6.601 personas y siguen liderando, tristemente, la tasa de paro juvenil europea, con una tasa de paro juvenil del 28,6%, además de ser el séptimo país de la UE con más porcentaje de jóvenes que ni estudian ni trabajan.

Contratos

No sólo es que el empleo que se creó en los meses anteriores no fuese sólido: realmente, no se crea empleo, sino que se reparte empleo, en línea con el descenso de horas efectivamente trabajadas que muestra la EPA; es que la productividad desciende según la EPA y es lo que, a corto plazo, está impulsando la contratación, con un recorrido muy corto a medio y largo plazo. Este mes sube el paro y se destruye empleo. Por eso, también se aceleran más los contratos a tiempo parcial frente a los que son a tiempo completo.

Pese al incremento interanual de los contratos, tras muchos meses de caída, en términos mensuales cae un 4,06%, empeorando dicho registro. Además, un 52,84% de los contratos indefinidos del mes son o a tiempo parcial o fijos-discontinuos.

En 2022 hubo, al menos, un artificio de más de un millón y medio de este tipo de contratos acumulado en el año, con muchos trabajadores que firman varios contratos indefinidos a lo largo del mes al haberse prohibido la contratación temporal y no optar algunas empresas por la figura del fijo-discontinuo, sino por breves contratos indefinidos. En enero, febrero y marzo de 2023, prosiguió el efecto del artificio normativo, que empezó a corregirse, por comparación estadística, en abril y continúa, por los mismos motivos, en mayo, junio, julio, agosto, septiembre, octubre, noviembre y diciembre, que continúa en enero y febrero de 2024.

 

Cuando dichos contratos, antes temporales, acababan, engrosaban las listas del paro. Al pasar a fijos discontinuos, cuando cesan actividad no son considerados parados (de hecho, el incremento de los demandantes de empleo ocupados en la suma global de los últimos meses indica la merma en los datos de paro que antes se contabilizaban por este motivo y que por los propios datos que dio el ministerio en una respuesta parlamentaria a una pregunta escrita cifró en casi medio millón de parados no contabilizados) y que nunca más han vuelto a dar. La UE considera que hay casi un millón de personas (985.000) que no trabajan en España y que no están incluidas en las listas del paro.

 

Afiliación

En febrero aumenta el número de afiliados en 103.621 personas. Andalucía es la segunda región donde más se crea empleo, con 18.325 nuevos afiliados.

 

El número de afiliados interanual aumenta en 538.239 afiliados. El impulso se debe a Madrid, con 135.186 nuevos afiliados, liderando la creación de empleo, y a Andalucía, en tercer lugar, con 62.031 afiliados más.

 

Se destruye empleo el último día del mes a nivel nacional, 103.586 afiliados a la Seguridad Social menos, casi todo lo generado en media. Desde febrero de 2020 hay 61.793 empresas menos, que son 11.935 empresas menos que el mes anterior.

 

Por tanto, pese al aparente respiro, los datos de febrero no son suficientemente buenos para cambiar la tendencia descendente del mercado laboral: aumenta el paro juvenil todavía más, se reparte empleo, con aceleración de los contratos a tiempo parcial sobre los que son a tiempo por completo, y se ralentiza el descenso del paro en tasa interanual, además de que se destruyen empresas y cae el número de contratos mensual.

 

Cómo ‘torean’ las empresas a la reforma laboral para evitar hacer fijos a sus temporales

A lo largo de los dos últimos años, muchos trabajadores eventuales se han visto sorprendidos porque sus empresas no les renuevan en su empleo reconociendo que la razón es evitar que se supere el límite de encadenamientos de contratos que obligaría a convertirles en fijos. Se trata de una práctica legal, pero que revela el que sigue siendo uno de los puntos débiles de la reforma laboral. Una cuestión que impide, además, que la tasa de temporalidad sea mucho menor de lo que pretendía el Gobierno.

El cálculo de antigüedad a efectos salariales y de otros derechos adquiridos empieza a contar, no desde la firma del contrato fijo, sino desde que entró en la empresa. Es decir, se suma el tiempo de los empleos temporales previos. Pero las empresas que quieren contar con un trabajador pero no hacerle fijo (o al menos no en esas circunstancias), recurren a un truco: dejan finalizar los contratos de duración determinada en lugar de renovarlos inmediatamente, intercalando unos meses o semanas para volver a llamarles. Y la frecuencia con la que lo hacen se calcula teniendo en cuenta que no se debe superar el umbral tasado para convertirles a fijo,

No es un recurso nuevo, pero los datos apuntan a que ni siquiera las medidas introducidas por la reforma laboral para erradicarla han logrado su objetivo. Es más, muchos asalariados se han visto perjudicados indirectamente, porque las empresas han aumento las pausas entre llamadas, y con ello el tiempo que estos trabajadores deben pasar en desempleo.

A un mes del plazo límite

El próximo 30 de marzo se cumple el segundo aniversario del fin de la ‘vacatio legis’ concedida por la norma a las empresas para adaptarse al nuevo escenario marcado por la desaparición de los contratos temporales por obra y servicio y las nuevas obligaciones que se establecen respecto al resto de eventuales. La principal fue la reducción del tiempo de encadenamiento de estos empleos. Si anteriormente se establecía en 24 meses de los últimos 30 meses, el cambio legal lo redujo a 18 en un margen de 24.

Esto significa que las personas contratadas de manera temporal desde el 30 de marzo de 2022 que hayan acumulado (en renovaciones sucesivas o no) un total del año y medio empleadas por la misma empresa serán consideradas fijas. Para aquellas que ya estuvieran en esta situación con anterioridad a la norma, el contador solo se aplica desde la última renovación contractual, si bien no empieza a correr desde marzo, sino desde la entrada en vigor inicial de la norma, el 28 de diciembre de 2021.

Además, si un puesto se ha ocupado durante más de 18 meses sobre 24 con empleos eventuales, la empresa está obligada a hacer indefinidos al trabajador que lo ocupe en ese momento, aunque no lleve ese tiempo trabajando en la empresa. Es decir, ya no solo se convierte en indefinido al trabajador, sino al propio puesto.

Las conversiones no despegan

Este endurecimiento de los plazos tenía varios objetivos. El primero, reducir los casos en los que los trabajadores se veían atrapados en un ciclo de entradas y salidas de una misma empresa a lo largo de años. El segundo, reforzar la alternativa de los contratos fijos discontinuos también a los contratos eventuales por obra y servicio. Y el tercero, reducir la temporalidad de manera más sostenida a lo largo del tiempo, más allá del efecto inmediato que tuvo a corto plazo la supresión de los contratos por obra y servicio.

¿Se han logrado alguno de ellos? Los datos muestran que el espectacular descenso de la proporción de afiliados al Régimen General de la Seguridad Social con contrato temporal tras la reforma laboral se concentra en su primer año en vigor. Entre diciembre de 2021 y enero de 2023 esta tasa retrocedió del 27,9% al 14,6% .

 

Pero en el año siguiente se ha mantenido casi plana, quedando en el 13,6%, solo un punto menos, a cierre de ejercicio. No ha sido hasta enero cuando se ha roto la barrera del 13%, con un 12,9%. Estos datos excluyen a los interinos del sector público, no afectados por la reforma laboral. Contarles elevarían al 17% el porcentaje de empleos eventuales, el segundo más elevado de la Unión Europea.

 

El Ministerio de Trabajo explica esta resistencia de la caída de la temporalidad en el sector privado, el condicionado por su norma, porque buena parte del modelo productivo español sigue necesitando un alto volumen empleos temporales. De hecho, los eventuales solo han pasado de suponer 9 a 6 de cada diez de los que se firman cada mes.

 

Sin embargo, estas cifras toman un cariz diferente si nos fijamos que en el último año se ha producido una sustancia caída de las conversiones de contratos temporales en indefinidos, hasta su mínimo histórico.

 

En todo 2023 se celebraron un total de 490.794 transformaciones, un retroceso del 63% desde el récord de 1.133.914 anotadas en 2022. Suponen también poco más de la mitad de las registradas en los años anteriores, pese al auge de los contratos indefinidos.

Pero de cara a 2024 parece que este retroceso empieza a compensarse. En enero se firmaron 43.362 conversiones a indefinido, un 11,5% menos en el mismo mes del pasado año, lo cual apunta a que el ritmo de conversiones ha tocado suelo.

Temporales de ‘larga duración’

Más relevante quizá sea analizar el peso de las conversiones sobre los contratos. Antes de la reforma laboral eran el 43% de los indefinidos, mientras que en enero se quedaron en el 8,5%. En esta evolución influye, obviamente, el hecho de que con la reforma hay más contratos indefinidos y menos temporales. Sin embargo, si analizamos la tasa de conversión sobre los eventuales vemos que se ha incrementado muy ligeramente, pasando del 5,31% en diciembre de 2021 al 6,39% en enero. En ambos casos los porcentajes son peores de los que se alcanzaron en el primer año en vigor de la norma.

Que la conversión de temporales en indefinidos reduzca su peso sobre el empleo cuando se cumplan dos años de la fecha de ‘vacatio legis’ apunta a que las empresas no tienen mucha intención de hacer indefinidos a los temporales que ha contratado tras la reforma laboral. A pesar del desplome de la contratación temporal desde entonces, las prórrogas siguen siendo la opción mayoritaria y duplican en número a las conversiones.

Aunque esto no significa que los empleados rompan la relación con la empresa al finalizar su contrato de duración determinada. Es habitual en sectores sujetos a fuertes picos de actividad, como el turismo, la logística o la construcción, que vuelvan a ser llamados los mismos, siguiendo las denominadas ‘bolsas de trabajo’. Estos serían los afectados por la ‘vacatio legis’.

Ni los datos del SEPE ni la Seguridad Social indican cuántos son. Según la Encuesta de Polbación Activa (EPA), unos 282.600 asalariados con contrato temporal llevaban entre uno y dos años en el mismo empleo, aunque no especifican cuántos han sufrido interrupciones en su contrato en este tiempo. Pero teniendo que la duración más habitual de un contrato eventual es entre 90 días y seis meses, y la gran mayoría solo encadena una prórroga, estos trabajadores encajan en la categoría de ‘temporales de larga duración’ que encadenan los contratos de manera no sucesiva.

Aunque el número retrocede respecto a los 344.000 registrados antes de la reforma laboral, lo que más llama la atención es que triplica el de los fijos discontinuos que llevan el mismo tiempo trabajando, que apenas llegan a 91.700. Esto indica que las empresas están adaptando la rotación laboral a los nuevos plazos y condiciones fijados por la reforma laboral, ignorando incluso la modalidad ‘híbrida’ impulsada por el Gobierno para estos casos. Sin embargo, este encaje no deja de ser peligrosos para las empresas: si el SEPE o la Inspección de Trabajo detectan un encadenamiento que supera los umbrales legales puede actuar.

Los jóvenes con un contrato fijo discontinuo se han disparado un 700%

España tiene 1,17 millones de jóvenes afiliados a la Seguridad Social, 287.000 más que en 2019. Antes sólo 18.000 de los menores de 25 años ocupados tenían un contrato fijo discontinuo, un 2% del total. Ahora son 143.000, un 12% de todos los que están trabajando. Es la modalidad contractual que más ha crecido durante los últimos años entre los jóvenes, alrededor de un 700%.

La reforma laboral ha obligado a las empresas a prescindir del contrato temporal y contratar a los trabajadores de manera indefinida. El fijo discontinuo es la fórmula indefinida más ligada a la temporalidad, pues permite al empleador desactivar al trabajador cuando hay menos carga de trabajo. En esos periodos queda sin empleo y sueldo, esperando a ser llamado y cobrando una prestación si ha cobrado lo suficiente.

Las otras dos fórmulas de contrato indefinido, a tiempo parcial y a tiempo completo, que ya tenían una presencia más extendida en el mercado laboral antes de la reforma, han aumentado un 167% y 157%, respectivamente, entre los jóvenes. Es la diferencia entre los afiliados medios a la Seguridad Social menores de 25 años en febrero de 2019, antes de la reforma y la pandemia, y el último dato publicado, correspondiente a febrero de este año.

 

Hay 270.000 trabajadores jóvenes menos con un contrato temporal que en 2019, pero 555.000 más con un contrato indefinido, lo que deja un saldo de 287.000 trabajadores más que entonces. De los 555.000 nuevos trabajadores indefinidos menores de 25 años, un 41% tiene un contrato indefinido a tiempo completo y el resto es indefinido a tiempo parcial (36%) o tiene un contrato fijo discontinuo (22%).

La modalidad contractual del fijo discontinuo ha crecido especialmente entre los jóvenes, pero también en el resto de edades. No obstante, si bien entre los menores de 25 años el contrato fijo discontinuo se ha disparado alrededor de un 700% respecto a 2019 (en concreto, un 686%), en aquellos trabajadores entre 25 y 34 años han crecido un 199%; en los de entre 35 y 44 años, un 97%; en los de 45 y 54 años, un 84%; y en los mayores de 55 años, un 82%.

819.000 afiliados a la Seguridad Social fijos discontinuos

Como consecuencia, un 17% de todos los afiliados a la Seguridad Social con un contrato fijo discontinuo, 819.600 en febrero, son jóvenes. Como ya estaban más extendidos en otros grupos de edad, otro 24% de los fijos discontinuos tienen entre 25 y 34 años; otro 20%, entre 35 y 44 años; y otro 23%, entre 45 y 54 años. Finalmente, el 16% restante de trabajadores fijos discontinuos tienen 55 años o más.

 

Sin embargo, en el caso de los trabajadores con entre 25 y 34 años, los que tienen contrato fijo discontinuo sólo representan un 6% del total, frente al 12% de los menores de 25 años. Es decir, que pesan el doble en los jóvenes que en el resto de grupos de edad. En términos generales, los 819.000 fijos discontinuos suponen un 5% del total de afiliados al Régimen General de la Seguridad Social, que en febrero ascendieron a 16,268 millones de personas.

 

Fijo discontinuo: mismos ocupados que parados

En la última rueda de prensa posterior a la publicación de los datos de afiliación y paro de febrero, los secretarios de Estado de Seguridad Social y Trabajo, Joaquín Pérez Rey y Borja Suárez, respectivamente, aseguraron que los fijos discontinuos han tocado techo al ser este febrero 1.419 menos que el año pasado. Un total de 819.632 afiliados medios tenían este tipo de contrato el pasado mes, frente a los 821.051 de febrero de 2023.

A falta de ver si se confirma esta afirmación, más allá de los 819.632 fijos discontinuos afiliados a la Seguridad Social que hubo de media, en febrero, hay otros fijos discontinuos que están inactivos y no cuentan como afiliados ni como parados (pese a poder estar cobrando una prestación). Este lunes, en la rueda de prensa se volvió a preguntar al secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey, sobre ellos, pero se cerró de nuevo a desvelarlos pese a que hace un año se comprometió a hacerlo.

Fue en la primera rueda de prensa del año, el 3 de enero de 2023, cuando se preguntó por este asunto al secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey, quien aseguró que «nunca se han proporcionado estos datos porque no ofrecen la suficiente garantía estadística», pero añadió: «Se están depurando y se darán cuando estén listos». Unos días más tarde, el 9 de enero, el equipo de Yolanda Díaz confirmaba el encargo a los Servicios Técnicos y al SEPE.

El discurso del Gobierno fue cambiando a lo largo del año. En la rueda de prensa celebrada en mayo, antes de las elecciones autonómicas celebradas a finales de mes, Pérez Rey aseguró que estaban a punto de publicar los datos y avanzó que lo harían previsiblemente en las ruedas de prensa de junio o julio. Sin embargo, poco después se convocaron las elecciones generales y aquello quedó en papel mojado. Desde hace meses aseguran que esto es responsabilidad de los servicios de empleo de las CCAA.

Fue la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) quien, en sus análisis trimestrales del mercado laboral junto al servicio de estudios de BBVA Research, acuñó el concepto de «paro efectivo» ante la falta de información pública. «Es probable que la evolución de los demandantes con relación laboral esté relacionada con la de los demandantes fijos discontinuos», comentó.

España ya tiene más de 700.000 personas en esta categoría de demandantes, donde se incluye tanto a los fijos discontinuos inactivos como a los afectados por un ERTE y a los que cobran prestaciones estando en situación de colaboración social. Ninguno de estos cuentan como parados. A falta de conocer el dato de febrero, que se publicará en unos días, éste seguiría cerca de 750.000 personas, lo que significaría que hay prácticamente los mismos fijos discontinuos inactivos que activos.

 

¿Paro estructural? El desempleo se estanca

Dicho de otra manera, si se suman estos demandantes de empleo a los 2,76 millones de parados que comunicó el Gobierno este lunes, la cifra de paro ‘real’ se eleva hasta las 3,5 millones de personas. El hecho de que los trabajadores con un contrato fijo discontinuo no cuenten como parados ha ayudado al Gobierno a rebajar el paro en España por debajo de los 3 millones, pero en meses con mayor dinamismo laboral está impidiendo avanzar.

Este febrero, por ejemplo, el aumento de 103.621 afiliados a la Seguridad Social, la mayor en 17 años, contrastó con el descenso moderado del paro, en 7.452 personas. ¿Por qué no baja apenas el desempleo pese a crear miles de empleos? Esto podría deberse a que algunos de los que se han incorporado a la actividad eran fijos discontinuos inactivos y, pese a dejar de ser demandantes de empleo y recuperar su empleo, ahora no mejoran el paro.

La categoría en la que el SEPE engloba al fijo discontinuo es la de demandantes de empleo ocupados. El número de personas registradas en esta categoría bajó en casi 35.000 personas en febrero, según los datos publicados este lunes, pasando del 1,238 millones a los 1,203 millones. Además, es sabido que gran parte de los fijos discontinuos se localizan en sectores como la hostelería y la educación, que es precisamente donde creció con más intensidad el empleo en febrero.

En este sentido, se preguntó este lunes a los secretarios de Estado si los 2,7 millones de parados que existen en España, y de los que se excluye a los fijos discontinuos inactivos que se mueven de la actividad a la inactividad de forma permanente, podría tratarse de un desempleo estructural. El Gobierno confirmó en cierta medida este asunto, pues aseguró que el incremento del empleo responde al aumento de la población activa; es decir, nuevos trabajadores que antes no estaban buscando el trabajo y ahora sí.

Además, hizo referencia a la reducción de la tasa de paro prevista para los próximos años, al 10%, para asegurar que no se prevé un estancamiento en el paro. Sin embargo, esa tasa de paro es la relación entre la población activa y el paro, lo que significa que si aumentan las personas ocupadas en el mercado laboral (denominador) por la contratación de trabajadores que antes no estaban buscando trabajo, la tasa de paro se reduciría automáticamente aunque no haya menos parados en España.

España, refugio de parados: aloja a uno de cada cuatro en la eurozona y duplica la media entre los jóvenes

Francia y nuestro país acumulan casi la mitad de los parados menores de 25 años en el entorno comunitario

Crece el paro entre los jóvenes españoles en 2023 pese a la caída general en casi 300.000 personas

La última revisión del mercado laboral realizada por la Comisión Europea deja poco margen a la variación de una circunstancia que ya pesa como una losa sobre el tejido productivo español. España, con un 11,6%, lidera la tasa de paro tanto de Europa, que se sitúan en el 6%, como de la zona euro donde el volumen asciende al 6,4%. En ambos supuestos, la ratio en española casi duplica la de la media de los países del viejo continente. Pero es que la siguiente potencia que más desempleados sobre el total de activos registra es Grecia, con un 10,4%, ya 1,2 puntos porcentuales por debajo de nuestro país pese a que siempre había encabezado tan desgraciado ranking.

Las cifras de desempleo hasta enero de 2024 publicadas este viernes por eurostat, el servicio de estadística de la Comisión, dejan pocas alegrías para el empleo en nuestro país, pese a que en clave interna se han experimentado cuatro años de espectaculares incrementos de la ocupación, llegando a contabilizar 1,3 millones de trabajadores más que antes de la pandemia. Entre otros balances que permite la ya no tan benévola comparativa internacional, España aloja a uno de cada cuatro parados de eurozona, 2,7 millones de los 11 millones registrados a mes de enero. Y este volumen también supone el 20% de los 13 millones que se distribuyen por toda la Unión Europa.

La lectura de la coyuntura laboral se termina de empañar con las cifras que arrojan los más jóvenes. Nuestro país es uno de las pocas grandes potencias europeas que han visto incrementar el número de parados menores de 25 años en el último ejercicio, pese a que el dinamismo económico sí ha propiciado una caída del volumen total parados, pasando de 3,07 millones en enero de 2023 a 2,79 millones en el primer mes del presente año. Pero la dinámica entre los jóvenes ha sido diametralmente opuesta: mientras que se registraron 486.000 menores de 25 años parados hace un año, en esta última revisión nuestro país arroja un aumento del 3,2% hasta los 502.000 desempleados del pasado mes de enero.

Y esta misma circunstancia es la que lleva conservar la nada honorífica primera plaza en términos de tasa de parados jóvenes, del 28,6%, que duplica los varemos medios tanto de la eurozona (14,5%) como de la Unión Europea (14,9%). Y ese más de medio millón de menores de 25 años en paro tiene un peso específico relevante: son el 21% de todos los desempleados en esta franja de edad del eurozona y el 17% en la comparativa europea general.

 

EN DEFINITIVA:

SE LE COJE ANTES A UN MENTIROSO

QUE A UN COJO

 

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