COMO EN EL CUENTO, “EL PRESIDENTE ESTÁ DESNUDO”: “INVITA EL GOBIERNO, PERO PAGAMOS TODOS”

El recurso del presidente a “intereses oscuros” que quieren desestabilizarlo es buen argumento para la Guerra de las galaxias, pero no para gobernar.

 

¡ ES LA ECONOMÍA, ESTÚPIDO !

La situación económica es muy preocupante, con una inflación absolutamente disparada, un gobierno que actúa tarde, se muestra incapaz y cuyo presidente sólo se preocupa por articular un relato que tape, bajo la propaganda gubernamental, las evidencias del deterioro económico que los ciudadanos sufren en su día a día.

 

Por si alguien tenía alguna duda acerca del estancamiento en el que ya está inmersa España, nuestra riqueza ha crecido solamente un 0,2% más que en el cuarto trimestre del año, el consumo privado está gripado y la productividad por hora trabajada ha vuelto al terreno negativo.

 

La inflación no sólo es más intensa y persistente de lo previsto por el gobierno, el dato del IPC adelantado de junio del 10,2% con una inflación subyacente del 5,5% son tasas dramáticas que confirman como el proceso inflacionario se ha extendido a la totalidad de bienes y servicios. Los mismos que decían que iba a ser “temporal” y que no iba a afectar a la demanda nacional dicen ahora que está aquí para quedarse un tiempo y que hay que combatirla, aunque con una coletilla: “Es un fenómeno que está afectando a todo el mundo por igual” Y todos tan tranquilos ante esa mentira tan patente

 

Además, debemos tener en cuenta que los precios de productos industriales importados también están creciendo al 30% que los productos industriales al 44%, y que julio y agosto son meses tradicionalmente inflacionistas por lo que sería sorprendente que remita en el corto plazo. Su impacto sobre las cuentas públicas se está traduciendo en el corto plazo en un incremento de la recaudación, pero la prudencia y el realismo deberían primar en la acción política del gobierno y no dejarse deslumbrar por el incremento en la recaudación de 15.559 millones más que en los cinco primeros meses de 2021.

 

Lo peor no son los datos, lo peor, sin duda, es que el Gobierno sigue más empeñado en maquillarlos que en afrontarlos. Y, sin un diagnóstico adecuado, es sencillamente imposible aplicar las políticas necesarias para revertir la preocupante deriva que atraviesa España. El Gobierno preocupado por la gente está destrozando la economía nacional y, sobre todo, la de miles de familias, muy especialmente las más vulnerables. Debemos recordar que todo lo anterior se produce con un peso del gasto público sobre la riqueza nacional superior al 50%, y que todos estos indicadores de desigualdad y de pobreza están en niveles más altos que a principios de los 2000, cuando el Estado era el 38% del PIB.

 

LOS TRABAJADORES

En este maremágnum económico y político que viene, toda la clave parece estar, en palabras del presidente del Gobierno, en atender como es debido a “la clase media trabajadora. No se sabe si serán las rentas de menos de 20.000 € al año sobre las que recae de lleno el golpe de la inflación de los precios y los carburantes o son las rentas de menos de 40.000 € para las que el PP ha pedido una deflactación en el IRPF. Los hogares españoles ya en el primer trimestre tuvieron que acudir a deudas porque gastan más de lo que ingresan, de tal manera que la tasa de ahorro sobre la renta disponible está en caída libre y la población en riesgo de pobreza en España ha crecido por segundo año consecutivo y ya se sitúa en los niveles más altos desde 2016.

 

La renta disponible de las familias ha disminuido en torno a un 15%, lo que lastra el consumo, como hemos comprobado en los datos del PIB del primer trimestre con una caída del 2% intertrimestral en el gasto en consumo final de los hogares. Además, la inflación daña la competitividad de nuestro tejido productivo y está incrementando exponencialmente los riesgos de tener efectos de segunda ronda. El Banco de España ya ha cifrado en 1 millón los hogares que tienen problemas para hacer frente a sus deudas, y CEPYME ha advertido de que hay 130.000 empresas en riesgo de quiebra cuando finalice la moratoria de créditos ICO del Gobierno.

Los más vulnerables son los que están sufriendo los efectos de la inflación con mayor intensidad, especialmente cuando sabemos que tres de cada cuatro solicitudes del IMV son denegadas y que son más de un millón los hogares que tienen que destinar más del 40% de sus ingresos a pagar la hipoteca. Un préstamo hipotecario de 150.000 € con un plazo de 20 años a tipo variable que se revise este mes, verá incrementada las cuotas en 600 € al año.

 

LAS CUENTAS PÚBLICAS

La inflación tendrá consecuencias negativas sobre el crecimiento por la retracción en la actividad a medio y largo plazo, y extenderá sus perniciosos efectos sobre las cuentas públicas en 2023. Cada punto que aumenta la inflación incrementa el gasto en pensiones en 1.500 millones y el pago de intereses de la deuda en 700 millones €.

 

La sostenibilidad de las cuentas públicas es el gran riesgo que preocupa tanto a los analistas como a la Comisión Europa. Nuestro volumen de deuda se encuentra en 1,445 billones €, un 117,7% del PIB, situándonos entre los países europeos más vulnerables, con riesgo de que el déficit estructural se sitúe en el 4% en 2025 por la voracidad insaciable del gobierno de consolidar más gasto.

 

La reducción del déficit público y de la deuda la fían totalmente al crecimiento, sin una sola medida de racionalización del gasto burocrático o medidas que permitan avanzar en una estrategia de consolidación fiscal que tantas veces ha sido reclamada por la AIReF o el Banco de España.

 

LOS FONDOS DE RECUPERACIÓN

El BCE ya ha alertado que Europa puede entrar en recesión y la única palanca nacional para impulsar el crecimiento son los fondos europeos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia. El gobierno sustenta sus previsiones en la ejecución de los fondos, aunque es incapaz de cuantificar cuál será el impacto en el PIB en 2022 o en 2023. Por no saber, no sabemos ni siquiera cuánto ha llegado al tejido productivo y cuál es la cuantificación del impacto de las reformas sobre el crecimiento.

 

La recurrente falta de transparencia del gobierno exaspera a instituciones independientes e impide el seguimiento de la ejecución del plan por los analistas. Lo que sí sabemos es que la ejecución en 2021 fue mínima y su impacto en el PIB casi nulo y que en 2022 apenas se han liberado pagos hasta final de abril por 1.567 millones en su mayoría a organismos públicos, sin llegar al tejido productivo. El sistema de ejecución diseñado por el gobierno está ralentizando la ejecución y hay cerca de un 10% de las licitaciones estén quedando desiertas, especialmente en el ámbito de las CCAA.

 

REMODELACIÓN DEL GOBIERNO

Todos los rumores apuntan a una remodelación del Gobierno que permita a Sánchez dar la vuelta a los datos internos que auguran ya a una victoria de Núñez Feijóo, que lleva apenas ‘cuatro días’ en la política nacional. La subida de tipos va a agotar la capacidad financiera del Ejecutivo, pero también la de muchas familias y empresas, y aunque el partido que gobierna no tenga la culpa, nadie vota a quien no ha sabido evitar que le suban la hipoteca o que llevemos más de un año pagando la energía a precio de oro.

 

Tras el espejismo del verano y el turismo, la cuestión es saber cuál es el margen de maniobra que tiene Sánchez para ‘tocar’ a su Gobierno sin que eso aboque a un caos absoluto la gobernabilidad y le obligue a adelantar elecciones, que es algo que descarta por activa y por pasiva, hasta que no haya más remedio, claro está. El problema es que cualquier cambio que se quiera hacer ahora en el organigrama ministerial que no pase por la reducción de carteras no va a ser bien entendido por una sociedad que está harta de pagar facturas y a la que se le ha olvidado ya el “escudo social”, los despidos que evitaron los ERTE o las bonificaciones fiscales a las empresas.

 

Afrontamos un año y medio electoral en uno de los peores momentos para la economía de las últimas décadas y sería bueno recordar que la población va a valorar más a quien le ofrezca estabilidad y seguridad en su vida cotidiana, sin alardes. Sánchez busca un milagro que le permita salir del atolladero sin que todo su Gobierno salte por los aires ni se le rebelen por el camino los barones autonómicos y los miles de ayuntamientos que conservan el puño y la rosa como pueden. Y eso no es fácil ni habiendo escrito un manual de resiliencia.

 

No se albergan grandes esperanzas sobre un cambio de actitud de un gobierno que sólo profundiza en la actitud del emperador del cuento de Andersen, que una vez hecha pública su desnudez, no le quedó más remedio que continuar el desfile desnudo por vergüenza torera.

 

La diferencia es que España no es un cuento para niños, sino una cosa muy seria. 

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